Reunirse en familia, después salir con amigos. Siempre brindar a las doce y dar un beso, uno por uno, deseando felices fiestas. Comer vitel tone y pan dulce. Son algunas de las tantas costumbres que compartimos en nuestro país y que, al estar lejos, faltan.
En estas fechas, Democracia conversó con cuatro juninenses que se encuentran residiendo en el extranjero: Nicolás Gómez (Dubai), Florencia Gennaro (Montreal y Nueva York), Renata Forlini (Washington) y Carlos Rodríguez (Riga), para conversar sobre las costumbres que mantienen y aquellas nuevas tradiciones que han incorporado.
Fiestas en el desierto
Nicolás Gómez se fue de Junín en abril. Después de pasar por distintas ciudades españolas, ahora está viviendo y trabajando en Dubai desde hace unos meses, y las fiestas le tocó vivirlas en el país de los Emiratos Árabes.
“La gente local de Dubai no festeja Navidad porque no es un festejo musulmán. Si se ve mucha decoración en toda la ciudad, pero es para el turista occidental. Por eso, por ejemplo, a las 12, no hubo fuegos artificiales como en Argentina, ni nada de ese estilo”, contó Gómez a Democracia.
En su caso, el 24 de diciembre, fue a un boliche con compañeros del hotel donde trabaja: un chico argentino, una chica española y otra italiana. Al estar en Medio Oriente, donde no celebran esta festividad “nos tenemos que juntar entre nosotros. Estuvimos mirando el reloj hasta que eran las 12 en punto para brindar, darnos un beso, sacarnos fotos y todo lo que solemos hacer”, confesó Gómez.
Aunque ya pasó unas fiestas lejos de su familia, es la primera vez tan lejos y desde tanto tiempo. Lo que más extraña es a sus padres y amigos, pero también la comida. “Extraño el asado, el vitel toné, el mantecol y extraño tomar alcohol sin que sea tan caro e ilegal. No puedo venir a mi casa y tomarme un vino o un fernet, por ejemplo”, agregó Gómez. Con respecto al clima, en Dubai siempre hace calor y casi nunca llueve, excepto la noche del 24 de diciembre, que para Nicolás fue un “regalo navideño”, ya que hacía alrededor de siete meses que no veía llover. “Me sentí como en casa porque allá generalmente el 24 o el 31 llueve”, dijo en forma risueña.
Además de la misma noche de festejo, Gómez contó que extraña los momentos previos. “Ver a mi viejo prender el fuego para el asado a la tarde o incluso desde el día anterior o la misma mañana cuando pone el peceto a macerar, empezar a hacer el vitel toné o cortar la fruta para la ensalada. Extraño tomar un fernet con él mientras charlamos. Los parientes que pasan a saludar. Ese cariño, esa fraternidad que existe entre los argentinos acá directamente no está”, describió Gómez.
Festejo colombiano
Para Florencia Gennaro también fueron unas fiestas “poco argentinas”. Aunque vive en Canadá, siguió la costumbre colombiana, de donde es originario su novio y algunas amigas.
“Comimos ajiaco, una comida colombiana. Eso sí, a las 12 hicimos un brindis y abrimos los regalos. Después comimos el postre y pusieron música. Bailaron salsa, merengue y cumbia colombiana. Así que no fue nada argentino”, afirmó Gennaro. A lo que añadió, “el 25 me cociné en casa una torre de panqueques para comer algo rico navideño argentino”. Para ella, tampoco es la primera vez que vive las fiestas lejos Junín, ya que antes de emigrar trabajaba en Neuquén. “Obviamente que extraño mucho a la familia y amigos, pero también la comida y el calor. No asocio todavía la nieve con la Navidad, es muy diferente. La gente se junta adentro de las casas porque nieva, todos en pijamas iguales, el arbolito, los regalos… es distinto, muy norteamericano”, explicó Gennaro.
Espíritu “de película”
De la misma forma, Renata Forlini vivió unas navidades “muy norteamericanas”. El año pasado celebró estas fechas festivas en Washington, donde “las decoraciones eran divinas -muy de película-. Lo viví con amigos y viajamos a Boston para Nochebuena. Hacía muchísimo frío”, contó Forlini.
Este año, por el contrario, estuvo en California con un clima “increíble”, más parecido al que solía estar acostumbrada. En Estados Unidos, a diferencia de Argentina, “las familias se reúnen a las 16, conversan, comen alguna entrada y a las 18 cenan. Terminada la cena, se abren algunos regalos, es decir, no se espera hasta la medianoche. Y luego conversan un rato y se termina la reunión”, describió Forlini.
Sí coincide con nuestra tradición que es un momento para pasar en familia y no hay “mucho movimiento en las calles ni bares”. Algo que llamó la atención de Renata son las fiestas temáticas en los días previos, como, por ejemplo, la “Ugly Sweater Night”, donde la gente se pone sweaters navideños.
Tanguero en el extranjero
Lejos de Estados Unidos, vive el juninense Carlos Rodríguez, concretamente en Lituania. Si bien hace diez años que vive en Europa del Este, donde diciembre es un mes frío, no logra acostumbrarse.
“Las navidades son las clásicas que vemos en la televisión que cae nieve, música de Navidad, la gente haciendo compras, mucho espíritu navideño. En diciembre empiezan a caer las primeras nieves y es común que el 24 esté nevando y hagan entre -10 y -15 grados”, sostuvo Rodríguez.
Su familia es católica y, como costumbre en Navidad, no comen carne. Además, preparan doce platos diferentes, uno para cada apóstol. Antes de empezar a comer, dicen unas palabras y reparten un tipo de pan, similar a la hostia, para cada miembro de la familia. Particularmente, los doce platos –de pescado- llamaron la atención de Carlos y “cuando les digo que allá comemos un lechón o un asado y que hacen 30 grados de calor no lo pueden creer”, destacó.
Lo que más extraña son las reuniones familiares, pero también la carne argentina, ya que la calidad de la carne “no tiene comparación”. También extraña el “ambiente tanguero”; Rodríguez baila y enseña tango en Lituania.
Estar “cerca”
Todos ellos destacaron la importancia de “sentirse cerca” aunque no puedan estar físicamente. Ya sea a través de una llamada o un mensaje y así hacer de estas épocas de reunión y emociones algo “más llevadera” la distancia.
“Me encanta saber que mi familia me acompaña. La comunicación y el apoyo son constantes”, destacó Forlini. De igual manera, Gómez expresó que “gracias a mis viejos soy quien soy y estoy donde estoy. Siempre me apoyan y están conmigo a la distancia. Siempre tienen palabras de aliento y eso es fundamental”.
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