MARKETING APLICADO

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Juan Bautista Blanc Planificador de Marketing y Comunicacion El concepto del posicionamiento representado por una costumbre juninense.

El inteligente, el chanta o el exitoso. Vagos, rebeldes, locos, mujeriegos, creativos o farsantes: cualidades, características, percepciones o prejuicios que nos acompañan como halo de luz. Simplificaciones que surgen de miradas superficiales; una ciudad y la necesidad de etiquetar “a vuelo de pájaro”. 

Nos sentamos en la mesa que da a la ventana, damos la vuelta en el centro o paramos el auto en sentido a la ruta. Vidrieras y vidrieristas, el ritmo social de nuestra ciudad se mueve al compás de las miradas. 

Somos animales sociales y operamos a partir de reducciones que nos ayudan a ordenar y clasificar la hiperinflación de imágenes y estímulos. La imposibilidad de conocer profundamente a todas las personas nos conduce a la simplificación. 

“Aquel es un fenómeno”, “mirá el auto que tiene, lo que debe estar robando”, “viste con la mina que anda, debe tener toda la plata”. Se trata de la necesidad de reducir la información a contados rasgos o asociaciones para poder contener semejante caudal. 

Lo importante de acuerdo a esta forma de percepción no es la esencia, imperceptible a distancia, sino lo que representa lo observado en potencia. Así, las personas y los productos son compactados en contados rasgos. 

Cara, barata, exclusiva o berreta. Bizarras, confiables, seguras. Una vez que alguien forma una opinión sobre una marca, al igual que con una persona, es muy difícil cambiarla o cuesta mucha plata. Por eso cuando hablamos de comunicación será fundamental trabajar sobre la realidad, poniendo la perspectiva profesional por encima de la intuición subjetiva. 

Muchas veces vemos como los esfuerzos y la inversión en comunicación no considera esta necesidad de “encasillar” o “etiquetar” que tiene el público. Surgen así mensajes imprecisos que, en su pretensión de abarcar todos los argumentos, quedan vacíos de contenido y no se ganan un lugar en la consideración de la gente. Así mismo se aplican estéticas que buscan cubrir todos los espacios desechando o subestimando la síntesis como recurso y naufragan en un mar de colores y morfologías. 

Se observa que la esfera cultural no sólo es un lubricante del sistema social sino que también lo es del sistema económico. La intención de esta columna entonces es posicionar o “etiquetar” a los profesionales de la comunicación como los responsables de enlazar el saber social con el económico. 

Etiquetado vos, etiquetado él, etiquetados todos…a pasear por el centro!

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