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ECONOMIA

La guerra de las divisas es una nueva consecuencia de la crisis

La decisión suiza de atar el valor del franco al euro es una nueva vuelta de un colapso financiero cada vez más profundo.

La decisión del Banco Nacional de Suiza de fijar un valor mínimo de 1,20 el tipo de cambio entre el euro y el franco suizo significó un nuevo escalón en la disputa por los mercados cambiarios internacionales, que se han convertido en el nuevo campo de batalla de la crisis internacional.

Es que el país helvético desde 1973 participaba en el sistema de tipos de cambio flexibles y, a partir de ahora, pasa a tener un tipo de cambio “semifijo” anclado al euro.

Al anunciar la medida, el Banco Nacional de Suiza señaló que defenderá el nivel de los 1,20, y muestra de ello es que dicen estar dispuestos a comprar divisas en cantidades ilimitadas para evitar una mayor apreciación del franco.

Sin duda se trata de un anuncio que pronto será puesto a prueba. Muchos fondos internacionales se aprestan a atacar a la autoridad monetaria helvética tras sufrir importantes pérdidas en posiciones largas en el franco.

Pero Philiphe Hildebrand, presidente del Banco Nacional de Suiza y antiguo gestor de fondos financieros, y sus colegas saben a lo que se exponen.

De lo que no hay duda es de que anclarse al euro es una decisión de muchísimo calado económico y también político. Consciente de ello, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, señaló ayer que “respetan dicha decisión y que no se puede comparar el franco con el Yen como tampoco se pueden comparar Japón y Suiza en términos económicos”.


Imitadores


Tras lo sucedido en Suiza ahora se señala a los próximos países que podrían tomar medidas para frenar la apreciación de sus divisas. El primero en dicha lista es Japón. Las autoridades japonesas están preocupadas por la fuerza de su propia moneda, pero no tanto como Suiza.

El Banco Nacional de Suiza había venido amagando sobre una intervención de calado desde hace tiempo mientras que las autoridades niponas han realizado movimientos poco agresivos. Más que debilitar el yen, parece que querían suavizar el ritmo de apreciación del mismo, en especial frente al dólar.

Una cosa es que Suiza tome una medida de este tipo para una economía con un producto nominal relativamente pequeño de 524.000 millones de dólares y vigésimo en el ranking mundial, y otra que lo haga Japón, la cuarta economía del planeta tras Estados Unidos, la Eurozona y China, con un PBI nominal de 5,496 billones de dólares.

El grado de permisividad ante medidas de control del tipo de cambio no es el mismo. Los responsables de la política japonesa saben de esta diferencia. Cualquier intento de apartarse del principio de libre flotación podría dañar las relaciones bilaterales con los Estados Unidos.

A Obama se le abriría otro punto de tensión en un momento en el que todos los esfuerzos de su Administración (junto a la Reserva Federal) van encaminados a favorecer un dólar débil como estrategia para reactivar la economía y que suele enfrentarse a la decisión china de no permitir la apreciación del yuan y de la Eurozona, que también quiere mantener competitivo el valor del euro, como claramemente también quedó demostrado esta semana.

Por eso, otro punto de fricción es China, pero en menor medida debido a que están permitiendo una gradual apreciación del yuan frente al dólar a lo largo de los últimos meses. Lo están haciendo por ayudar a controlar la inflación china que ha bajado hasta el 6,2% interanual desde el máximo de los últimos años en el 6,5% que marcó en agosto.

La política de suba de tasas y, sobre todo, del incremento del coeficiente de reservas a los bancos comerciales llevada a cabo por el Banco Central de China está dando sus frutos.


Advertencia


Ya el reconocido economista Nouriel Roubini, célebre por haber vaticinado la explosión de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos y sus consecuencias, afirmó en un artículo publicado en el Financial Times que es imposible evitar una nueva recesión y anticipó una guerra de divisas y vislumbra mayores tensiones sociales.

Como una opción dijo que si existieran políticas extremas y coordinadas a nivel mundial de salvataje económico, que incluyeran la condonación de deudas hipotecarias y de acreedores en apuros, se podría evitar una segunda depresión económica. Pero no ve que ese sea el camino elegido por quienes deben adoptar decisiones, pese a que el encuentro del Grupo de los 7 (las economías más desarrolladas del mundo) en Francia pareció inclinarse por adoptar un nuevo paquete de medidas para dar impulso a las economías del mundo.

La propuesta de Roubini se conoció apenas un día después que Warren Buffet, el tercer millonario del mundo afirmase que debieran cobrarle más impuestos, uno de los economistas occidentales más prestigiosos analizó las revueltas sociales que en los últimos tiempos han sacudido al planeta para concluir que se han agotado los modelos estadounidense y europeo.

”Parece que la globalización, la desaforada intermediación financiera y la redistribución del ingreso y la riqueza del trabajo al capital pueden llevar al capitalismo a su autodestrucción”, dice el gurú de la economía en una columna distribuida por Proyect Syndicate a unos 400 diarios de 150 países.

Dr. Apocalipsis, como se lo conoce a Roubini -nacido en Turquía y profesor de la Universidad de Nueva York-, por sus predicciones en 2006 de la crisis de 2007-2008, ha pronosticado desde entonces sucesivos descalabros, incluyendo a Grecia y luego a Europa frente a la nueva recesión que anuncia.

Su artículo de esta semana, titulado “¿Está el capitalismo condenado a su autodestrucción?”, concluye en que están agotados tanto el modelo estadounidense como el europeo occidental, y llama a “volver al equilibrio correcto entre los mercados y la provisión de bienes públicos”. Esto incluye algunas medidas no demasiado novedosas, como estímulos fiscales para crear empleos, inversión en infraestructura, sistemas progresivos de impuesto, disciplina fiscal, reducción de deudas de los hogares y mayor supervisión a las entidades financieras y división de las demasiado grandes.

Precisamente algunas de este tipo de medidas fueron anunciadas por Barack Obama en la semana para intentar frenar el desempleo en su país.

”Hasta el año pasado, los gobernantes podían sacar un nuevo conejo de su galera” para mejorar la economía: estímulos fiscales, intereses bajos, “relajamientos cuantitativos” y salvatajes millonarios, afirma. “Pero se les han acabado los conejos”, por motivos políticos, fiscales y de inflación. Esto hace improbable que den resultado las medidas propuestas, mientras Japón y Suiza son la avanzada de una guerra de monedas.

”Las empresas están recortando puestos de trabajo porque no hay suficiente demanda, pero al hacerlo disminuyen el ingreso, aumenta la inequidad y achican más la demanda final. Las recientes manifestaciones populares, de Medio Oriente a Israel y al Reino Unido y la creciente ira popular en China (y pronto en otras economías avanzadas y mercados emergentes), son movidas por los mismos temas y tensiones: creciente inequidad, pobreza, desempleo y desesperanza. Incluso ltas clases medias del mundo están sintiendo la presión de la disminución de los ingresos y las oportunidades”, finalizó.

Advirtió que, como en la década del 30, la alternativa es invertir en capital humano o el estancamiento interminable, depresión, guerras comerciales, control de capital, crisis financiera, insolvencia soberana e inestabilidad social y política.

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