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RECORRIENDO LOS BARRIOS

Belgrano: una mini ciudad dentro de Junín

Sus residentes cuentan con todos los servicios básicos, pero solicitan una solución a las inundaciones en la zona de la plaza y acciones para mejorar el tránsito. La sociedad de fomento trabaja en la construcción de su sede.

Tuvo varios nombres y hoy se lo conoce con uno que no es el suyo.

En sus orígenes fue Tierra del Fuego, a partir de 1925 se lo denominó Villa Manuel Belgrano, hasta que en septiembre de 1968 se le dio su nombre definitivo: Barrio Belgrano.

Sin embargo, hoy todos conocen al vecindario como Villa Belgrano, o simplemente “Villa”.

Se trata, prácticamente, de una mini ciudad dentro de Junín, donde residen aproximadamente 20 mil habitantes.

Hasta su estructura tiene el formato de una localidad independiente, con una plaza como centro social y alrededor de ella, los principales edificios públicos del vecindario: la comisaría, la escuela, la iglesia, la delegación municipal.

Además, con una frontera bien marcada, como es la vía del ferrocarril.

“La gente de este barrio tiene mucho sentido de pertenencia”, explica la presidenta de la sociedad de fomento, Alfonsina Iácullo, y agrega: “En general, el que nace aquí no se quiere ir y en muchos casos, aquellos que debieron mudarse, cuando son más grandes, regresan”.

Este sector, marcado por una fuerte identidad propia, tiene una larga tradición en la historia de la ciudad, cuyos residentes son, en su gran mayoría, ex ferroviarios y sus descendientes.

“Se mantienen ciertas costumbres, la plaza es un lugar de referencia y de encuentro, cuando empiezan los días más calurosos todo el mundo se sienta en la vereda, si sos de acá, sos Villa, de Rivadavia o de San Martín, y el barrio tira”, insiste Iácullo.

Además de estos tres clubes, dentro de sus límites están la Escuela N° 18 y la N° 16, tres jardines de infantes, la Iglesia del Sagrado Corazón, además de algunos templos de otros cultos, una delegación municipal, una unidad sanitaria, la Comisaría Segunda, el registro civil y una sucursal del Banco Nación, entre otras instituciones.

En este contexto, los lugareños consiguieron muchos beneficios para el barrio, aunque algunos asuntos están pendientes.


Infraestructura


Todos los vecinos del lugar tienen agua corriente y cloacas.

Asimismo, la red de gas natural está extendida a la totalidad del barrio, por lo que, quienes no cuenten con esta prestación, es porque no han hecho la conexión correspondiente.

El 100% de las arterias están asfaltadas y también cuentan con alumbrado público: desde Jean Jaures hasta Siria o República Libanesa (dependiendo las calles) hay columnas y desde allí hasta Libertad, luminarias colgantes.

Con un nivel de infraestructura bien cubierto, los vecinos reclaman una solución al problema de las inundaciones que se dan, principalmente, en la zona de la plaza.

“Esa siempre fue una zona baja -cuenta Iácullo- y cuando llueve mucho se suele inundar, sobre todo en verano, que es la época de lluvias más fuertes. Por eso todas las casas que rodean a la plaza tienen un sistema de compuertas a modo de prevención”.

De acuerdo al relato de los residentes, hace muchos años se le cedió al ferrocarril una porción de tierra en lo que es la Quinta La Florida y, a cambio, el Ferrocarril General San Martín debía hacer la obra de desagüe pluvial. Sin embargo, los anegamientos son frecuentes.

Continúa la presidenta de la sociedad de fomento: “En este año se hicieron reuniones en las que llegaron a participar hasta 14 de los 16 concejales, lo que da cuenta de la importancia que se le dio a este tema. Posteriormente, el Municipio puso en marcha un plan de limpieza general de las bocas de tormenta y hasta ahora no se volvió a inundar, pero vamos a esperar hasta las lluvias de verano, que son las más intensas”.

Para solucionar este inconveniente es necesaria la obra del Desagüe del Norte, un proyecto muy costoso que cubriría las necesidades de esta zona, así como los drenajes de los barrios Villa Talleres, Bicentenario, Capilla de Loreto, Fortín Federación y Mayor López.


Otros temas


Un aspecto que preocupa a los vecinos y dirigentes barriales, es el del tránsito.

De acuerdo al relato de los residentes, las calles más peligrosas son Padre Ghío, Juan B. Justo y Comandante Escribano, que son arterias que la gente suele tomar como si fueran avenidas, porque son de alta circulación.

“Cuando Primera Junta era doble mano -recuerda Iácullo-, por Comandante Escribano no andaba nadie, pero ahora todo el que entra desde el norte, ingresa por ahí, y pareciera que suponen que como son transitadas, tienen más derecho. Lo mismo pasa en Padre Ghío, que es como la entrada al barrio desde el centro, al igual que Jean Jaures”.

En cuanto a las avenidas, el tránsito sobre Rivadavia es bastante desordenado aunque los accidentes que allí se producen son esporádicos.

Libertad fue repavimentada y se colocaron semáforos y reductores de velocidad por lo que se advierte una mejora en el orden vehicular.

En tanto, en el cruce de las avenidas Libertad y Rivadavia se generan inconvenientes y es por ello que la sociedad de fomento de un barrio lindero solicitó un semáforo de cuatro tiempos que permita organizar la congestión vehicular, aunque las autoridades respondieron que por el momento eso no es posible.

Por otra parte, en referencia a la inseguridad, Iácullo asegura que Barrio Belgrano “no escapa a lo que sucede en todos lados”, y amplía: “La gente no nos viene a plantear eso a la sociedad de fomento, sino que van directamente a la comisaría. Es cierto que tuvimos algunos hechos importantes, aunque debemos remarcar que los móviles se ven, hay patrullajes, es decir que la policía está presente”.


Sociedad de fomento


Actualmente, la sociedad de fomento del Barrio Belgrano tiene una sede provisoria que funciona en la Biblioteca Belgrano, pero sus integrantes están entusiasmados con la posibilidad de tener su propio edificio en un terreno que ya les fue cedido por parte de la familia Cirigliano, en Dorrego y Rioja.

Se hicieron tres anteproyectos para la construcción y la comisión directiva ya eligió uno de ellos, que luego se presentó ante la Municipalidad para ver la factibilidad de la obra.

Al no tener un lugar propio, los fomentistas no ofrecen a los vecinos la cantidad de servicios que quisieran. Actualmente se dictan dos talleres: uno de arte decorativo y otro de computación.

Además, se está organizando un festival para octubre, habida cuenta del éxito que tuvo el que se hizo en marzo, como lo explica Iácullo: “Queremos hacer otro festival, que no va a ser de tanta envergadura, y va a estar dedicado principalmente a los chicos. La idea de este tipo de eventos es la de darle vida al barrio”.

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