El último robo registrado fue en O´Higgins, se llevaron 53 jardineras de bronce.
El último robo registrado fue en O´Higgins, se llevaron 53 jardineras de bronce.
PREOCUPANTE

Robo de “bronce funerario”, una modalidad delictiva en auge en la Región

En los últimos meses, se registraron hurtos de crucifijos, jardineras y placas de bronce en los cementerios de Junín, Chacabuco, Morse, O´Higgins, Castilla y Los Toldos. Un delito que ocurre en zonas difíciles de controlar y que crece debido al precio del bronce.

El robo de bronce es una modalidad delictiva que en los últimos años se acrecentó debido al precio del material. Así, en la actualidad, en las fundiciones o metaleras se paga hasta $1.200 por cada kilo de bronce. De esta manera, el delito se transforma en un negocio millonario, ya que las piezas más buscadas por los delincuentes generalmente son las más antiguas debido a su gran peso y calidad del material. 

Así, los malhechores sustraen lápidas y jardineras de los cementerios, crucifijos de las iglesias, placas de esculturas y hasta porteros eléctricos y picaportes. “No importa si la pieza está tallada o si es histórica, lo que importa es el material y su peso. Se busca el bronce, cobre y aluminio. Las placas nuevas son de chapa, no tienen valor comercial”, aseguró el dueño de un desarmadero de la zona. Y agregó, “la gente no tiene moral, a mi todo el tiempo me están allanando y los dejo pasar sin problemas porque no tengo nada que esconder”. 

Por otro lado, según Antonio Di Palma, dueño de la marmolería Di Palma, un negocio histórico de la ciudad de Chacabuco, una jardinera clásica de bronce pesa aproximadamente 6 kilos y vale entre $18.000 y $25.000 dependiendo de sus detalles artesanales. Pero poco importa a los delincuentes que deciden profanar tumbas y bóvedas el trabajo manual o su valor emotivo e histórico. Lo que ellos buscan son piezas de bronce pesadas para poder venderlas. Luego, estas son fundidas para hacer lingotes. De esta manera, vuelven al mercado sin rastro de su procedencia. “En la actualidad la gente no pone más cosas de bronce, se quedan con las chapitas y algún florero pequeño”, aseguró Di Palma. 

Cabe destacar que el último robo registrado ocurrió en la vecina localidad de O´Higgins. Allí, durante un fin de semana se llevaron 53 jardineras del ala izquierda del cementerio que coincide con la parte más antigua. Si multiplicamos ese número por kilo, los delincuentes se llevaron aproximadamente 318 kilos de bronce. Lo que para ellos significa un valor de $400.000 aproximadamente. 

Robos registrados en la Región

A principios de agosto, la localidad de Castilla sufrió el robo de al menos 12 jardineras de bronce que estaban atornilladas a mármoles de nichos y de tumbas. Además, forzaron la puerta de entrada a una bóveda y de allí también robaron elementos de bronce de gran valor. A los pocos días, en el cementerio de la ciudad Chacabuco ocurrió lo mismo.

En la localidad de Morse los delincuentes realizaron dos "visitas". En una primera instancia robaron jardineras y floreros de 15 nichos sin causar mayores daños. Luego, ingresaron a una bóveda de una familia muy importante de la localidad que (ya no reside en la zona), donde se sustrajeron candelabros, floreros y placas. Además, intentaron llevarse un crucifijo que está colocado en la puerta, lo cual resultó imposible debido a su gran tamaño. En la ciudad de Junín, ocurrieron hurtos similares. 

Los últimos dos robos registrados fueron en O´Higgins y Los Toldos. En la vecina localidad sustrajeron 53 jardineras del ala más antigua del cementerio y en el Partido de Viamonte fue denunciado por la comunidad Mapuche el robo de tres placas que estaban pegadas en el monolito del Cacique Coliqueo ubicado en laguna La Azotea, antiguo cementerio mapuche, un lugar de mucha relevancia histórica y espiritual. “Quizá robaron las placas por el valor del metal, pero la verdad es que no tiene comparación ese valor con el valor cultural e histórico de las mismas. Nos une una historia con esas placas”, expresó María Rosa Guastelli, referente de la comunidad mapuche de Los Toldos. 

Un delito difícil de controlar

Cabe resaltar que, la mayoría de los lugares elegidos por los malhechores carecen de cámaras de seguridad, se encuentran ubicados en las lejanías de los centros poblacionales y no poseen personal de seguridad. 

Al respecto, Carlos Silva, Director de Cementerios del Municipio de Junín explicó que “es un tema complicado el de las cámaras de seguridad porque por ejemplo en Morse, el cementerio está en una zona muy descampada donde no hay conectividad y ni siquiera tenemos forma de llegar con la fibra óptica”. Además, expresó que se tratan de hechos aislados que no ocurren asiduamente, lo cual tampoco justifica la presencia de un cuidador nocturno.

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