El juninense Crespi, en el Camp Nou, en un partido del FC Barcelona.
El juninense Crespi, en el Camp Nou, en un partido del FC Barcelona.
CRECEN LAS CONSULTAS POR TRÁMITES DE CIUDADANÍA

Empezar de nuevo: cada vez más juninenses persiguen el objetivo de vivir en España e Italia

Un importante número de jóvenes y adultos logró emprender el desafío de emigrar al Viejo Continente, en busca de "una mejor calidad de vida". Una larga lista aguarda todavía por completar los trámites de ciudadanía. Democracia compartió tres historias de vecinos que apostaron a encontrar un cambio, del otro lado del Atlántico.

Enzo Garavaglia tiene 25 años y desde el pasado 10 de febrero vive en Busto Garolfo, provincia de Milano, Italia. Trabaja como encargado de sala en un restaurante estilo argentino en la localidad de Corbetta y planea mudarse a Barcelona en octubre, para convivir con su novia, a quien conoció en sus últimas vacaciones.

"Tenía decidido venir hace bastante tiempo, pero me faltaba completar la documentación. En Argentina, el trámite estaba bastante trabado, así que junté todos los papeles que tenía, compré un pasaje y viajé. Terminé de tramitar la ciudadanía en Italia, la conseguí en apenas cuatro meses", relata a Democracia, minutos antes de iniciar su jornada laboral.

Su caso es similar al de otros tantos juninenses que sueñan con la experiencia de vivir en las tierras de sus antepasados y cerrar así un capítulo de la historia familiar. Pero el deseo de cruzar el Atlántico para hacer pie en suelo europeo convive con una mezcla de frustración y necesidad de reacción frente a "la falta de oportunidades" en Argentina.

O, al menos, esa es la realidad que perciben."Vine a Italia para conocer, pero ahora quiero establecer una vida acá. Estoy muy feliz y me va muy bien", asegura Garavaglia. 

Su visión del éxito aparece fuertemente emparentada con el hecho de que su trabajo le permite generar un ahorro suficiente en euros para viajar por el resto de Europa, sin que le signifique un esfuerzo superior a la capacidad de su economía.

Más que "probar suerte", su partida desde Junín, en donde tenía trabajo y jugaba al fútbol en la Primera del club Independiente, tuvo que ver con una firme decisión de vida. "Me angustiaba la situación del país, ver cómo trabajaba y el dinero me rendía cada vez menos. También viví un episodio de inseguridad en mi casa", rememoró.

Su plan es continuar hasta fin de mes en Italia y luego cambiar de destino. Barcelona, la ciudad elegida para su nueva etapa, es otro de los puntos preferidos por los juninenses que emprenden la aventura de emigrar. 

Allí, desde mediados de 2021, vive Gustavo Crespi, de 32 años, quien en su vida en Argentina era profesor de Historia, pero ahora, desde su llegada a Europa, se reinventó como encargado de salón de un restaurante ubicado en el barrio de Vallcarca y Els Penitents.

"Viajé a finales de junio del año pasado, todavía en plena pandemia de Covid-19, con restricciones, vuelos cancelados y demoras. Vivo en el barrio de Gracia, que anteriormente era un pueblito, pero ahora quedó en el centro geográfico de Barcelona, a medida que la ciudad fue creciendo", precisó Crespi a Democracia.

Su llegada a Europa se vio facilitada por el hecho de que sus hermanos ya vivían en la provincia de Tarragona, desde hacía algunos años. "La pandemia, sin dudas, ayudó a que mucha gente se decidiera a venir, también de Junín. Barcelona es un destino muy concurrido por argentinos, ya desde la crisis de 2001. Es una ciudad que recibe de buena manera a los extranjeros en general", afirmó.

Y agregó: "En mi caso, fue similar. Me recibí de profesor de Historia en 2020, solo, en mi casa, por modalidad virtual. La pandemia significó un duro golpe para mí, como para muchísimas personas, tanto en lo anímico, como en lo laboral y personal". 

Después de 11 años viviendo en La Plata, un impasse de pocos meses en Junín bastó para reflotar la idea de emigrar a Europa, que había sido aplazada por la crisis sanitaria.

"Tengo a mis dos hermanos viviendo acá. Cuando llegué, me quedé a vivir un tiempo con uno de ellos hasta terminar de completar las cuestiones legales para estar 100% ajustado a la ley”, reveló Crespi, con una hoja de ruta ya definida para los meses por venir.

"Estoy trabajando en un restaurante de comida argentina, de cortes de carne tradicionales a la parrilla. El dueño es argentino. Ahora que estoy acá, quiero viajar, en octubre tengo previsto conocer Viena (capital de Austria) y luego, en noviembre, Países Bajos, más precisamente, Utrech y Amsterdam", adelantó, sin omitir detalles sobre las ventajas que ofrece la geografía europea para los turistas.

"Las distancias son más cortas y los tiempos para llegar de un país a otro se reducen a unas pocas horas en tren o avión. Si tardamos cuatro horas en recorrer la distancia entre Junín y Buenos Aires, en ese mismo tiempo desde acá estoy en Francia", detalló.

Larga estadía

Con más de una década de residencia en la isla de Cerdeña, la familia del juninense Román Jiménez ya se encuentra plenamente adaptada a la vida italiana, aunque admiten que "al principio, costó mucho".

"Decidimos venir a Italia porque mi cuñado lo hizo primero y nos entusiasmó. Así que decidimos probar suerte, tenemos tres hijos, Ayelén, Enzo y Alina, que en ese momento eran chicos", contó Jiménez, quien llegó a Europa acompañado por su esposa Silvia Pedrol.

La decisión de dejar Argentina obligó a Jiménez a abandonar su empleo de transportista, mientras que su pareja debió cerrar prematuramente su ciclo como maestra jardinera, que ya no retomaría en el Viejo Continente, pese a la posibilidad de validar el título.

"Hoy, mis hijos tienen 30 (Ayelén), 27 (Enzo) y 18 años (Alina). Cuando llegamos, terminaron la escuela en acá y ahora trabajan", recordó Jiménez a Democracia. 

"Costó un poco al principio, como todo cambio, pero teníamos familiares acá que ya habían caminado la calle y eso nos ayudó mucho", insistió, en un relato en el que se entremezclan algunas palabras de la lengua italiana y una tonada típica del lugar, que se revelan como huellas del tiempo transcurrido lejos de la tierra natal.

El arribo a Italia coincidió con la etapa de la vida adulta en su madurez, por lo que Jiménez reconoció que "se hizo difícil aprender el idioma, mucho más que para los chicos, para ellos todo fue más sencillo". 

"Hicimos algunos cursos, pero, en definitiva, lo aprendimos en la calle, mirando televisión o en el trabajo", afirmó Jiménez, quien reorientó su vida laboral con capacitaciones en RCP (reanimación cardiopulmonar) y hoy trabaja como chofer de ambulancia, en el servizio di emergenza identificado con el número 118.

Una oleada migratoria

Desde la cuna de sus ascendientes, los juninenses que emigraron a Europa coinciden en que crece el número de argentinos -entre ellos, los nacidos en Junín- interesados en vivir una experiencia similar.

Crespi, con su formación en Historia, considera "que las políticas (con orientación neoliberal) de los '90 en América Latina impulsaron las oleadas migratorias". Y en el presente, tras el impacto económico de la crisis sanitaria, parece estar sucediendo un fenómeno similar.

"En muchos casos, vienen jóvenes con los trámites a mitad de hacer, lo cual es un problema, porque sin la documentación no sólo no se puede acceder a un trabajo formal, sino tampoco tener propiedades, cuenta bancaria, ni acceder al sistema de salud. Pero, aún así, muchos eligen arriesgarse porque los plazos para obtener la ciudadanía en Argentina a veces son muy largos", explicó.

Garavaglia, por su parte, comenzó su viaje por Italia en la comuna de Mesero, en la que vivió su tatarabuelo, y al llegar descubrió que comparte su apellido con síndaco -alcalde- del lugar, Davide Garavaglia, quien lo recibió en su despacho. Su aventura, incluso, fue relatada por el periódico local Ovest Milanese.

Ahora, desde Busto Garolfo, decidió emprender una tarea vinculada a la gestoría y el asesoramiento a compatriotas que desean iniciar también sus trámites de ciudadanía, a través de la cuenta de Instagram "@Tuciudadaniajunin", a sabiendas de que "hay muchísimos argentinos que están tratando de obtenerla". 

En Cerdeña, Jiménez coincide en que hay un número creciente de personas provenientes de Argentina que buscan convertirse en ciudadanos italianos. "Hay muchísimos argentinos que llegan a Italia, muchos vienen a hacer la ciudadanía y luego vuelven. También están los que llegaron desde otros lugares, como Australia o Nueva Zelanda, porque se les venció la visa de trabajo y quieren tramitar la ciudadanía", comentó el oriundo de Junín, que arribó a Italia hace 14 años, por entonces con un permesso di soggiorno -permiso de residencia-. 

Ya sea como una vía de escape a la crisis económica en Argentina o como un oportunidad de recorrer el mundo en una etapa temprana de la vida, la tendencia al deseo de "probar suerte" en España o Italia asoma como un síntoma de época, aún cuando el proyecto anhelado cada vez por más jóvenes y adultos choque con el ritmo cansino de la burocracia consular, un obstáculo casi tan imponente como la ilusión de afirmarse en el Viejo Continente.   

Crecen las consultas

Las consultas en Junín y la Región sobre trámites de ciudadanía extranjera, principalmente italiana y española, se incrementan a diario. Se trata de un signo de época que advierten referentes de la actividad, que brindan asesoramiento a personas interesadas en obtener la documentación para radicarse en el extranjero.

"Hay muchos argentinos que intentan tramitar la ciudadanía, sobre todo la italiana, porque la española está hoy más limitada en cuanto a los requisitos de las generaciones. Hoy, toda persona que tramite la ciudadanía debe ser hijo de madre o padre español, mientras que para la italiana no hay un límite en cuanto a las ascendencias", explicó a Democracia la abogada chacabuquense Laura Sosa, que trabaja como asesora consular. 

Según la visión de la letrada, "después de la pandemia, se incrementaron bastante las consultas", a la vez que advirtió sobre los inconvenientes que le generan a los inmigrantes la falta de documentación. 

En cuanto al procedimiento para acceder a la ciudadanía, Sosa recordó que "una vez que se reúne la documentación y se arma la carpeta, y, a partir de allí, el promedio para obtenerla va de los dos a tres años". Asimismo, advirtió que los mayores contratiempos se registran hoy en el trámite del pasaporte de la Unión Europea, para el cual "se está haciendo difícil conseguir turno".

"Para empezar el trámite de la ciudadanía italiana, el requisito principal es contar con un antepasado italiano. A partir de allí, se debe formar el árbol genealógico, es decir, obtener las partidas de nacimiento, matrimonio y defunción de la línea parental que sigue hacia abajo desde el familiar italiano hasta llegar a quien solicita la ciudadanía", precisó.

Entre las razones que se exponen al momento de tramitar la ciudadanía, Sosa explicó que "la amplia mayoría quiere ir a probar suerte, por la estabilidad económica que aspiran a encontrar en Europa". 

Similar es la apreciación de Natalia Galván Panella, de Gestorías Ciudadanas, quien atiende consultas periódicas que llegan desde Junín y distritos aledaños, como Chacabuco, General Arenales, Salto, Chivilcoy, Bragado. 

Consultada por Democracia, advirtió que "el tema de los turnos es complicado, porque hay más demanda, sobre todo después de la pandemia".

"Hay muchas personas que plantean que se quieren ir, por la situación del país, pero también hay otras que quieren tramitarla pensando en el futuro, para sus hijos y nietos", afirmó.

¿Cómo lograr la doble ciudadanía?

Se estima que unos 30 millones de argentinos cuentan con algún pariente de origen italiano. No obstante, no es un trámite sencillo lograr la doble ciudadanía. La documentación requerida se orienta a que el interesado logre demostrar su ascendencia italiana.

El trámite, de acuerdo con el Consulado Italiano en Buenos Aires, cuesta unos 300 euros, y los turnos, que son gratuitos, pueden solicitarse en el sitio web oficial del organismo, en la sección Ciudadanía, en el apartado “Turnos”.

Las vías que habilitan la ciudadanía ítalo-argentina son tres: por descendencia, por naturalización y matrimonio con un ciudadano. Sin embargo, el acceso al turno viene siendo uno de los principales obstáculos que enfrentan los solicitantes.

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