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TENDENCIAS

Aumenta la incertidumbre sobre el futuro económico

Por Raul Vives

Despejado el escenario político, las incertidumbres en el mundo de los negocios se corrieron con rapidez hacia la economía.
¿Qué hará Cristina Kirchner si es electa en octubre? ¿Habrá cambios o se ratificará el modelo y la gestión llevada hasta el momento?
Las perspectivas no son auspiciosas. La única certeza es que el mundo crecerá menos, y probablemente por varios años. En todos los ámbitos de los negocios y económicos se reelaboran las proyecciones a la baja.
La posibilidad de una crisis financiera mayor y de una recesión aún no se ha despejado. Hay pronósticos divididos sobre la magnitud del daño y de las pérdidas en empleo, producción y crecimiento que afrontará el planeta en los meses que vienen.

Discrepancias


Los países desarrollados han corrido por detrás de los acontecimientos y con notables discrepancias sobre cuáles son los instrumentos más adecuados para sortear el temporal.
En Europa, las diferencias en la eurozona han llevado a que las decisiones llegaran a cuentagotas para alejar el riesgo de default de países como Grecia, Portugal o España.
En Estados Unidos, la pelea del Tea Party y el presidente Obama derivó en que el Congreso vedara la herramienta fiscal para afrontar la crisis, quedando la política monetaria de la Reserva Federal como casi única depositaria de administración macro.

Desacoples

Como se comentó en una columna anterior, por ahora subsiste un desacople entre la evolución financiera y el mercado de granos, como maíz y la soja, un dato clave para la Argentina. Es casi la única fortaleza que muestra el país frente al temblor internacional.
El desacople se explica por el dólar débil, los escasos stocks mundiales de granos y los países emergentes, en especial China y la India, que mantienen elevado el nivel de consumo y compra de estos alimentos. De esta manera los precios de los granos se ubican alrededor de 20% por encima del 2010 y alienta a que las proyecciones de cosecha para la campaña próxima se ubiquen en 110 o quizás 115 millones de toneladas.
Si esto fuera cierto, la Argentina podría sortear los costos de la crisis con cierta comodidad. De todas maneras, esta alternativa no es segura. Si la crisis se agravara, los precios de los granos podrían caer tanto, o más que en el 2008.

Agotamiento

Hay señales de agotamiento de los instrumentos y el modelo de expansión, que diferencian la situación de hoy de lo ocurrido tres años atrás. No hay actualmente superávit fiscal y el comercial se ha reducido drásticamente.
Las cuentas del Tesoro dependen hoy del uso de las reservas del Banco Central, y el financiamiento interno del Banco Nación y de la Anses. Las restricciones al comercio exterior han morigerado el saldo, pero las ventas al exterior están aumentando muy por debajo de las importaciones.
La fuga de capitales también se ha multiplicado respecto al 2008 y por primera vez en los últimos 8 años las reservas internacionales se han reducido, quedando apenas por encima de los 50.000 millones.
Otro aspecto de no menor importancia es la inflación en dólares de los costos internos y en especial de los laborales. En la crisis del 2008, había aún un colchón cambiario y costos laborales por debajo de los existentes en los ‘90.
Estos datos han variado de signo en lo que va del año, evaporando los factores de competitividad de la industria local.
Los enfoques que promueven un acomodamiento de las políticas locales a los riesgos externos, lo hacen sobre la base de adoptar ajustes progresivos, como bajar el crecimiento del gasto público y la expansión monetaria del 40% y 35% a tasas del 30% y 25%.
Igualmente llevando las correcciones del dólar del 5% a un margen del 12% o 15%. Este esquema para aggiornar la política económica tiene su parte más compleja en la definición a la baja de la pauta salarial, que también debiera converger, al menos, otros 10 puntos abajo.
Los especialistas que promueven esta salida sostienen que este es el momento para avanzar con los ajustes, aprovechando la fortaleza electoral de la presidenta Cristina Kirchner.
¿Existe la misma convicción en la Casa Rosada?
Independiente de estas propuestas y especulaciones, las dificultades de competitividad en la industria existen y es probable que se incrementen con la caída de la economía europea y de otros países desarrollados.
La prioridad en este contexto debería ser la de preservar el empleo y ajustar el resto de las políticas para evitar un daño mayor. ¿Qué camino adoptará el gobierno? ¿Más cierre de la economía o aliento a la inversión y planes de competitividad?

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