El referente trabaja en el barrio Prado Español hace más de 50 años.
El referente trabaja en el barrio Prado Español hace más de 50 años.
REFERENTE DEL FOMENTISMO LOCAL

Osvaldo Giapor: “En el barrio Prado Español recibí aplausos y cariños”

Tiene 85 años y hace prácticamente cinco décadas que oficia como fomentista, al servicio de su barrio y la comunidad juninense. Preside la comisión de Prado Español y la Federación de Sociedades de Fomento y, entre la gestión diaria, también atiende su carpintería.

En calle Posadas 214, donde, aún hoy, se lo puede encontrar entre el aserrín y las herramientas, abrió su carpintería hace 51 años e inició su carrera para trabajar junto a los vecinos. Ambas pasiones, el fomentismo y el trabajo manual, son parte de su identidad, y lo han acompañado en gran parte de su vida. 

“Estoy orgulloso de ser fomentista”, explica Osvaldo, emocionado por lo que ha logrado, junto a sus colegas, en la ciudad. Actualmente, preside la comisión del barrio Prado Español, que lo adoptó de grande y del que jamás se ha distanciado, y también está al frente de la Federación de Sociedades de Fomento, donde trabaja, a diario, con otros referentes.

Un joven carpintero

“Yo era muy travieso. Mi mamá hizo lo posible para que, desde chico, trabajara”, explicó Osvaldo que, en su juventud, supo ser aprendiz del oficio, en el taller de Ángel D´Ambrosio. “Él fue el primero en enseñarme lo que era una madera”, explicó, y recordó que su formación finalizó con Florindo Lamelza, otro carpintero reconocido de la ciudad.

“Quería ser tornero, pero me llevaron a una carpintería, me hice de la viruta y formé mi vida alrededor de la madera”, señaló el referente, que, según explicó, “para aprender el oficio había que estar parado al lado del banco de trabajo, mirar y obedecer”. Cautivado por la profesión, la ejerce, desde entonces, cada día de su vida. Fue empleado, encargado y, finalmente, cuentapropista. 

“Lo debo haber hecho bien, porque fue mi gran sustento”, agregó.

No obstante, siempre reservó tiempo para otras ocupaciones. A la par de su oficio, realizó obras de teatro e integró el Coro Polifónico "Rodolfo M. Alleva". 

Su llegada al fomentismo

“Nací y viví en el barrio Las Morochas”, destacó Osvaldo, quien es hoy un inconfundible referente del barrio Prado Español. Es que, criado en los alrededores de la cancha del Club Atlético Moreno, se mudó en 1971 para abrir, junto a su socio, su propia carpintería. 

“Al poco tiempo de haber abierto, se apersonaron dos vecinos que me invitaron a una reunión en la escuela N° 29 para trabajar en una sociedad de fomento recién creada”, explicó Giapor, quien, en principio, desistió de la propuesta. Pero, pronto, la vida le daría una segunda oportunidad para elegir.

“Al poco tiempo se enfermó mi mamá, estuvo mucho tiempo internada, y las vecinas del barrio hicieron un cronograma de atención para cuidarla”, afirmó, al recordar el “trabajo maravilloso” que, a posteriori, lo impulsó a tomar una importante decisión. 

Visiblemente conmocionado por la situación, se reunió con el párroco de la iglesia San Ignacio, con la clara intención de devolver el gesto. “No sabía cómo ni a quién agradecer todo lo que habían hecho por mi mamá”, afirmó Osvaldo, que prestó oídos a los consejos del clérigo y aceptó unirse a la nueva sociedad de fomento del barrio Prado Español. 50 años después, aún presta su servicio allí.

Un antes y un después

“El barrio estaba muy olvidado, no tenía nada de lo que tiene hoy”, señaló Giapor, al recordar el estado de Prado Español cuando se inauguró la sociedad de fomento, lo que, además, sucedió por pedido de una directora escolar. Calles de tierra desmejoradas, ausencia de servicios básicos y muchas necesidades conformaban la estructura del extenso sector.

“Había muy poca luz, y no había gas ni cloacas. El agua era por bomba y los baños eran con pozo ciego”, afirmó Osvaldo, uno de los tantos referentes que, acompañado por los vecinos, emprendió la intensa tarea de cambiar dicha realidad. 

“Había un grupo de gente muy laboriosa, que luchó por este barrio y me enseñó el trabajo de ser fomentista”, destacó, y recordó que el estado actual del área se debe a “50 años de trabajo consecutivo de mucha gente que quiso que el barrio creciera”. 

El proceso, indudablemente, no estuvo exento de obstáculos. Según explicó el referente, se necesitó de la credibilidad de los vecinos, puesto que era necesario que todos aportaran monetariamente para lograr las grandes obras en conjunto con el municipio. A pesar de los elevados montos, y las dificultades para cobrarlo, señaló que “la gente confió, y había muchísimos vecinos con ganas de progresar que lucharon”.

En dicho sentido, entre consorcios vecinales, acuerdos, negociaciones, presupuestos, adquisición de materiales, habilitaciones y mano de obra, no fueron pocos los años que demandó a los fomentistas la adquisición de los servicios básicos, desde el agua hasta el asfalto e, incluso la sede de la sociedad de fomento. 

“Para conseguir el dinero hicimos de todo, cuidamos autos, organizamos festivales, peñas, bailes, cantinas y más”, destacó el referente, que también destacó: “Todo lo que hay en el barrio es de los vecinos. Pusieron el dinero y el cariño que había que poner para ello”

“En este barrio recibí aplausos y cariños. Eso hizo que no me pudiera despegar más de esta tarea”, afirmó, y agregó: “Ayudando a la gente me ayudo a mí”.

Hombre de confianza

“Soy un forastero que se estableció y quiso trabajar para mejorar y hacer amigos en el barrio”, destacó Giapor, respecto a la llegada a Prado Español. Es que su nombre forma parte de la historia de la ciudad, y son muchas las amistades y vínculos que ha entablado en las décadas como dirigente. “Hoy tengo el orgullo de decir que hice muchísimos amigos en este lugar”, señaló, y explicó que “el vecino sabe que si necesita algo debe asistir a la carpintería”.

En dicho sentido, su oficio lo mantuvo en contacto directo con otros referentes, funcionarios y autoridades. “Trabajé con muchos intendentes y siempre luchamos para que las sociedades de fomento y el Municipio trabajen en conjunto”, afirmó, y recordó a las “personas maravillosas” que conoció. “Uno trabaja en honor a ellos”, destacó.

El trabajo diario

Un barrio de 67 manzanas, y una ciudad con más de 50 sociedades de fomento. Osvaldo no fue reacio a los desafíos que se le presentaron, y mostró, con tenacidad, capacidad para afrontarlos. 

En cuanto a su labor en la Federación, señaló que “no hay un barrio que no pueda progresar”, y que “la ciudad tiene personas maravillosas”, a las que se debe acompañar. “La Federación trabaja para Junín, no para un barrio en particular. Y no importa quién esté en la municipalidad”, recordó el titular, que aguarda el llamado a asamblea para ceder su cargo a otro dirigente. 

Al respecto, destacó que “hay muchos candidatos para presidir la Federación”, pero advirtió que “no es un puesto político, y es un lugar en el que económicamente se pierde”. Sin dudas, la satisfacción estriba en trabajar por el pueblo.

“Necesitamos muchas cosas en Junín. Tenemos que hacer fuerza para que los políticos sientan vergüenza de no lograr lo que logramos los fomentistas”, destacó.

Además, sus 85 años lo encuentran en actividad, y no prevé, en el mediano plazo, abandonar. “No puedo dejar de ser fomentista. Ya es parte de mi vida”, afirmó, visiblemente emocionado. Sin dudas, es un apasionado por el oficio que hoy no anhela coronas de laureles. “Yo no quiero reconocimientos, sino que la gente sepa que el turco no fue tan malo y que siempre trabajó para el barrio”, agregó.

Respecto a la comisión de Prado Español, explicó que “ya se realizó todo lo necesario” en términos infraestructurales y, por ello, el foco está puesto en la cultura y el servicio a la comunidad. “Quiero darme el gusto de ver una obra de teatro en ese salón”, expresó.

En retrospectiva, a sus 85 años y con 5 décadas dedicadas al fomentismo, el referente destacó que “el sacrificio fue enorme” al trabajar a diario en la tarea. “Yo sólo fui un granito de arena más, fui otra persona dentro del barrio”, afirmó, y recordó, una vez más, el férreo acompañamiento de los vecinos en su tarea. 

“Estoy satisfecho. Si tuviera que volver a empezar, lo haría de la misma manera”, cerró.

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