Barajar y dar de nuevo. Eso hizo Ángela De Camillis con su vida profesional tras oficiar como abogada y luego migrar hacia la gastronomía. Hoy, su emprendimiento pisa fuerte en Junín, la región e internet, y su clientela comprende desde los eventos particulares hasta las fiestas más exclusivas.
Se especializa en la pastelería creativa, donde no se trabaja con moldes, se enaltece la decoración, y cada pieza es inimitable. Tras su paso por Francia y España junto al flamante chef Osvaldo Gross, De Camillis dio detalles del particular estilo de sus trabajos, los proyectos por emprender y el vínculo con su comunidad de seguidores en las redes sociales.
De otro palo
“Abogada, pastelera y madre”. Así se presenta Ángela en sus redes sociales. El orden de los factores, en este caso, sí tiene relevancia. Es que, tras cursar sus estudios en la UBA, la juninense se graduó como abogada en 2005, y ejerció por más de una década hasta que migró hacia otro campo.
Pero, aunque años más tarde elegiría la pastelería, destacó que “abogacía es una carrera soñada”, con la que se proyectó desde chica. “No estudié abogacía por descarte”, señaló Ángela, que “miraba las películas desde los 8 años y soñaba con estar en los estrados”.
Asimismo, durante su fase formativa, a la par de la facultad ubicada en la avenida Figueroa Alcorta, también frecuentaba un estudio jurídico especializado en derecho laboral y de familia. “Ahí me di cuenta que no era la carrera que soñaba”, señaló.
Su última etapa en la Gran Ciudad fue determinante para el cambio de profesión. Ya recibida, trabajó en el buffet de abogados de dos importantes bancos. “Trabajaba de 7 de la mañana a 9 de la noche”, explicó, y destacó que, como se encargaba de las ejecuciones de hipotecas, solía hacer horas extras.
“Era un ritmo acelerado y lo disfrutaba”, agregó Ángela, que lo encontró irreconciliable con su rol de madre de un hijo recién nacido. Junín la volvió a recibir.
Primer acercamiento
En la ciudad se estaba por inaugurar una icónica cafetería en calle Roque Sáenz Peña y, a pesar de ser una abogada recién recibida que volvía a su ciudad, Ángela fue convocada para abastecerla con sus postres. Los años pasan, y el vertiginoso devenir de los hechos no permiten a la pastelera recordar la causa de aquella propuesta, pero está segura que fueron las antípodas de su carrera gastronómica.
“Para ese entonces, yo solo hacía tortas para los cumpleaños de amigos y familiares”, explicó Ángela que, aun así, aceptó el desafío sin descuidar su profesión. En verdad, su abuela paterna era afín a la cocina, y la pastelera le atribuye la responsabilidad de su pasión. “A mi mamá no le gusta cocinar, en mi casa siempre lo hice yo”, detalló Ángela que, incluso, solía hacer las tortas para sus 5 hermanos.
Sin embargo, el primer acercamiento a la pastelería no fue definitivo, porque Ángela optaba aún por tomar casos particulares y ejercer el derecho. El momento determinante para virar el rumbo de su vida fue, lamentablemente, un accidente automovilístico.
Viajaba con su segundo hijo y una complicación de salud del pequeño derivó en una colisión casi fatal. “Nos salvamos de milagro”, destacó la pastelera, que incluso antes del choque había subido a una extraña a su vehículo para asistir al niño.
A partir de ello, sin dudas algo cambió en Ángela, que no solo debió dedicar más tiempo al frágil estado de salud de su hijo, sino que se permitió reflexionar sobre su situación. “Me planteé si quería seguir siendo abogada o me dedicaba a otra cosa”, agregó.
Profesionalización
Finalmente, optó por la pastelería creativa, lo que implicaba estar mayor tiempo en su casa junto a su familia, y un ritmo de vida diferente. Sin embargo, tamaña decisión no estuvo exenta de dudas, pero, en retrospectiva, la cocinera reconoce que fue la correcta. “Como abogada, vivía situaciones extremas y estresantes a diario, porque ejecutaba hipotecas y familias quedaban en la calle”, afirmó.
Los primeros pasos fueron más prácticos que teóricos. Según explicó, miraba videos en You Tube y perfeccionaba su técnica en cada pedido. “Soy muy aferrada a la educación formal, siempre quiero un título”, expresó Ángela, que, tras dos años de ejercer la profesión, ingresó en 2019 al Instituto Argentino de Gastronomía (IAG) para convertirse oficialmente en pastelera.
“Los sábados viajaba a las 4 de la mañana, y volvía los domingos muy temprano”, explicó De Camillis, que semanalmente visitaba Capital Federal para completar su formación, lo que significó para ella la posibilidad de “despegar nuevamente” a nivel profesional.
Seguidores y clientes
Hace pocos años que Ángela ejerce en la ciudad, y su emprendimiento ha dado signos de mucha prosperidad. Al respecto, señaló que no conoce el por qué de ello, pero también observó que “Junín es un nicho muy particular”, donde “hay muchísimo trabajo y muy buenas decoradoras”.
Asimismo, sus redes sociales son una herramienta axial de su trabajo. Actualmente, en su cuenta de Instagram tiene más de 19.000 seguidores, que constituyen la comunidad con la que, a diario, interactúa. “Yo siempre le dediqué mucho tiempo y esfuerzo a las redes”, explicó Ángela que, aun así, afirmó que “el crecimiento fue muy paulatino”.
Por su parte, en tanto influencer de la pastelería, De Camillis repara especialmente en la estética de sus publicaciones, y el modo en que presenta su trabajo. Además, a pesar de la cantidad de seguidores, destacó que intenta “dedicar el tiempo para contestar a cada persona”, lo que considera “súper importante”, sobre todo cuando se trata de mensajes de afecto y devoluciones positivas.
El potencial que le brinda esa herramienta es notable. “Tengo muchos seguidores del interior e incluso del exterior”, detalló Ángela, que incluso responde consultas técnicas de la pastelería y ayuda a su comunidad con las recetas.
Un día en la oficina
“Me levanto a las 4 de la mañana y hasta las 12 de la noche no termino”, explicó Ángela, que, entre el contenido en redes y los pedidos a entregar, dedica gran parte de su día a la gastronomía. “Me cuesta desconectarme del trabajo, lo mismo me pasaba con abogacía”, destacó.
Sin embargo, detalló que cuenta con una persona que la ayuda con la limpieza y que trabaja junto a su hermana, encargada de la decoración de galletas y otros comestibles.
“Hay quienes dicen que trabajar con la familia es complicado, pero con mi hermana hacemos una dupla increíble”, afirmó.
Por su parte, el emprendimiento se especializa en la cocción y decoración de tortas, muffins, galletas y paletas, y su fundadora explicó que “la mayoría de los trabajos son pintados a mano”. De hecho, afirmó que la pastelería creativa se trata de “elaborar algo sin copiar un modelo”, por lo que cada uno de sus trabajos es, prácticamente, una pieza única.
“Intento hacer todo personalizado, Junín es chico y no puede haber 10 tortas iguales”, agregó, y se refirió a las instancias previas a la realización del encargue: “Generalmente me reúno con el cliente varias veces hasta que definimos una idea”.
Asimismo, la pastelera observó que “hay un boom de cumpleaños de adultos”, por lo que suele trabajar no solo para fiestas infantiles. Al respecto, recordó que “antes se buscaba zafar del cumpleaños, y ahora se lo reivindica”, lo que juzga muy positivo, y lo atribuye a uno de los efectos de la pandemia.
Pedidos especiales
Sin embargo, no todos sus clientes son del noroeste de la provincia, y Ángela destacó que recibe muchos pedidos de otras ciudades, sobre todo de Capital Federal. “Mi primera prueba de fuego fue en 2019, con un encargue para Jackie Smith”, la reconocida marca nacional de indumentaria.
Se trataba del aniversario número 12 de la empresa, y la pastelera juninense hizo entrega de una torta que replicaba con exactitud un modelo de cartera. “Me suelo llevar una valija con el kit de emergencia”, explicó, puesto que realiza los envíos personalmente a otras ciudades, para cuidar los encargues.
“Llevo tortas de hasta 5 pisos arriba del auto, y voy temblando”, expresó.
Asimismo, afirmó que disfruta realizar réplicas exactas de objetos o animales. A propósito de ello, fue invitada al programa de televisión “Cocineros Argentinos”, transmitido por la TV Pública, para mostrar sus trabajos. “Fue muy divertido y una gran experiencia”, destacó la pastelera, que planea volver a la pantalla las próximas semanas.
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