RECORRIENDO LOS BARRIOS

El Molino sigue esperando la repavimentación

Los dirigentes fomentistas aseguran que la promesa fue hecha hace mucho tiempo. El otro reclamo importante de los vecinos es el de una solución a la problemática de la inseguridad.

Las calles del barrio El Molino son un fiel reflejo del deterioro que sufre el asfalto de la ciudad. Arterias como Uruguay, Edison y Negreti resultan verdaderas pistas con obstáculos para conductores y motociclistas.
Es por ello que los vecinos del lugar piden de manera urgente que se cumpla con la promesa de repavimentación que les hicieron las autoridades municipales.
“¿Cuándo van a venir a arreglar las calles?” se pregunta la presidenta de la sociedad de fomento, Margarita Dulcich, al tiempo que agrega: “Nos dijeron desde la Municipalidad que en este barrio teníamos suerte porque íbamos a ser los primeros en recibir la repavimentación en noviembre pasado. Vinieron, rompieron, hicieron las cunetas y luego de eso, el asfalto quedó flojo, no vinieron más y hoy se ve que está todo roto”.

Causas yconsecuencias


Uno de los motivos principales por los cuales el estado de la cinta asfáltica del barrio está en tan malas condiciones tiene que ver con el constante tránsito de camiones, “con más peso del permitido”, según cuenta Elbia Cejas, secretaria general de la sociedad de fomento.
En tal sentido, los dirigentes vecinales señalan que ya hicieron las denuncias correspondientes en Inspección General, pero el panorama no cambió.
“Además del problema del asfalto y los ruidos, están las fisuras en las casas y otro tipo de inconvenientes que se dan, principalmente, a los vecinos de las calles Uruguay y Javier Muñiz”, agrega Cejas.
La solución al tema del asfalto constituye un reclamo histórico de la sociedad de fomento, al igual que el mantenimiento de las únicas dos cuadras del barrio que aún no están pavimentadas, sobre la calle Chile, entre Negreti y la vía del ferrocarril, ya que se trata de una arteria muy transitada por el paso de la alcantarilla que cruza la vía.

Tránsito

Lo que hace aún más problemática la situación es que el tránsito en este sector, como en muchos otros de la ciudad, resulta un inconveniente serio para sus residentes.
Dulcich explica que las calles Uruguay y Javier Muñiz son las más peligrosas y, en referencia a esta última, señala que “si uno va a esperar que no pasen autos, no cruza más, hay que ‘mandarse’. Ya hicimos pedidos para que instalen semáforos, pero tenemos que esperar a entrar en un plan de semaforización”.
Cejas apunta que los controles de tránsito son muy esporádicos y que solamente se hacen sobre Javier Muñiz: “En Chile se ven permanentemente los autos y motos en contramano”.
En tanto, faltan señales de tránsito que indiquen nombre de calles y sentido de circulación en Río Negro en sus esquinas con Chile y Paraguay.

Seguridad

El otro aspecto de vital importancia para los vecinos del sector es el que tiene que ver con la inseguridad, dado que se producen hechos delictivos en forma reiterada, cuya modalidad más común es el arrebato.
La presidenta de la sociedad de fomento asegura que “no hay calles tranquilas y tampoco hay horarios seguros, porque suceden todo el día”.
Sin embargo, los vecinos remarcan que se advierte la presencia policial y los patrullajes son regulares. “Los móviles se ven y cuando uno los llaman, vienen”, comenta Dulcich.
En tanto, destacan que después del atraco que sufrió una docente del turno noche de la Escuela Nº 19, ahora hay custodia policial en la esquina de ese establecimiento por las noches.

Más reclamos

La falta de señalización en el paso a nivel de calle Almirante Brown es un asunto que preocupa mucho a los vecinos del lugar. “Es un milagro que no haya habido una muerte todavía”, advierte Dulcich.
Además, aseveran que los lotes que rodean a las vías no son cuidados como corresponde, principalmente en verano, cuando los pastos alcanzan una gran altura.
Otro pedido histórico se relaciona con otra zona ubicada a la vera de las vías, entre Almirante Brown y Chile, donde pasa un canal que se suele tapar por la basura que allí se arroja, lo que provoca inconvenientes higiénicos y sanitarios a los vecinos que viven, principalmente, en la intersección de Paraguay y las vías. De acuerdo al relato de los vecinos, se tira todo tipo de cosas, y se han visto desde heladeras y paragolpes, hasta animales muertos.
Cejas añade que “también es una zona que corresponde a la empresa ferroviaria América Latina Logística, quienes tampoco mantienen el terreno como corresponde y a pesar de que desde Inspección General se les ha labrado infracciones, parece que para ellos es más barato pagar la multa que limpiar el lugar”.
Si de basura se trata, los fomentistas se quejan porque hay gente que tira sus desperdicios en la plazoleta Juan Ayala de manera reiterada.
En cuanto a otros espacios verdes, Dulcich comenta que cuando se remodeló la plaza Luis B. Negreti, ubicada frente a la Escuela N° 19, “retiraron el cartel que la identificaba y hasta el momento no lo restituyeron”, mientras que en la plaza de los Presidentes Constitucionales “sacaron los bancos para arreglarlos y nunca los trajeron de vuelta”.
Desde la sociedad de fomento se hizo un relevamiento del barrio que, entre otras cuestiones, les permitió darse cuenta de que a este sector le faltan árboles. “La gente los extrae y no los repone, hay algunas cuadras en donde hay solamente dos ejemplares”, grafica Cejas.
Del mismo modo, solicitan a las autoridades municipales que realicen la poda de los árboles que sí hay en el barrio porque, según cuenta, “hace años que por acá no pasan”.
Por último, las representantes fomentistas revelan que “en una vereda, sobre Chile, casi Negreti, hay una pérdida de agua que provoca el hundimiento de la tierra y al lado hay un poste de luz que se puede caer en cualquier momento. Tenemos muchísimos reclamos presentados y nunca lo solucionaron porque dicen que les falta una válvula y no lo pueden reparar. Esta semana prometieron por lo menos señalizar el lugar, pero no lo han hecho”.

El barrio

Más allá de los pedidos y los temas pendientes, Margarita Dulcich no duda en afirmar que El Molino “es el mejor barrio de Junín”.
Renombrado por haber albergado entre sus calles a artistas del calibre de Delio Destéfani y Luis B. Negreti, actualmente viven en él entre 1.800 y 2.000 personas.
Se trata de un sector delimitado por las vías del Ferrocarril General San Martín, Rivadavia, Lilliedal, Ameghino, Bolívar y Chile, en donde todas sus viviendas son alcanzadas por las redes de agua corriente, cloacas y gas natural.
Además de la Escuela Nº 19 y del Jardín de Infantes, cuenta con cinco espacios verdes: las plazas Alem, Déstéfani, Negreti, Presidentes Constitucionales y la plazoleta Ayala.
Aunque históricamente fue una zona en la que residía gente más bien grande, en los últimos años se vio un importante caudal de jóvenes que se afincaron en el lugar, una situación promovida por la cercanía con la universidad.