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Por la inflación, se registran grandes diferencias de precios en Junín en un mismo artículo, entre un comercio y otro, según un relevamiento de Democracia.
LA ESCALADA INFLACIONARIA

Subas y precios dispares en los alimentos complican la economía familiar en Junín

Hay productos que registran una diferencia de hasta el ciento por ciento en las góndolas. Desde las instituciones de la Región ligadas al comercio y la industria reconocen la situación, que atribuyen a los constantes incrementos. Hablan los comerciantes.

La escalada inflacionaria de las últimas semanas, que impactó con más fuerza en los alimentos, generó una fuerte disparidad de precios. En efecto, según un relevamiento realizado por Democracia en distintos supermercados hay diferencias en un mismo producto de hasta el ciento por ciento. 

Por ejemplo, la media docena de huevos blancos que en dos supermercados chinos se consiguen a 100 pesos en uno, y a 110 pesos en otro, en un hipermercado ubicado en la Ruta Nacional 7 ascendía a 150 pesos. 

Asimismo, la harina de trigo 000 de una marca de la región, que en un hipermercado costaba 78 pesos, dentro del programa Precios Cuidados, en los super chinos relevados estaba a 100 pesos y 108 pesos.

El aceite de girasol, que en algunos hipermercados tiene un límite de dos unidades por grupo familiar, costaba 418 pesos (primera marca) en su presentación de 1.5 litros, en un super chino, mientras que el mismo producto en un hipermercado juninense costaba casi la mitad: 264 pesos.  

El kilo de azúcar de una marca líder salta de 128 pesos en un super chino a 140 en otro de origen asiático. En un hipermercado se conseguía a 138 pesos. Y la misma situación se repite en cientos de productos, según un relevamiento realizado por Democracia. 

“La disparidad es real”

Marcos Maroscia, presidente de la Sociedad Comercio e Industria de Junín (SCIJ), afirmó en diálogo con Democracia: “La disparidad de precios es real, y generalmente ocurre cuando hay una inflación alta en muy poco tiempo. A muchos comercios les queda el precio anterior y tienen dificultades al momento de reponer el producto, y otros aprovechan la situación de incertidumbre”. 

Y amplió: “Las intenciones seguramente son buenas, pero cada uno quiere salvar lo suyo, hoy para mantener un comercio tenés que vender el doble que el año pasado, solo para mantenerlo. Y esto lo termina pagando siempre el consumidor o el último eslabón de la cadena, que es el comercio minorista. Es real que hay disparidad de precios y es algo que ocurre cuando se acelera la inflación”. 

En tanto, Mario Jaurena, vicepresidente del Nucleamiento Empresarial del Noroeste Bonaerense, afirmó a Democracia que “el desorden con el gasoil genera aún más incertidumbre” con respecto a los precios. “Los comerciantes se quejan de que hay mercaderías que no se consiguen y hay otras que sí se consiguen, pero no se tiene una precisión de lo que se paga”, afirmó. 

Y añadió: “Se da la situación de que la mercadería no tiene un precio constante y que un mismo artículo tiene precios muy distintos, según el negocio”. 

Roberto Elías, de la tienda de comestibles y especialidades Don Enrique, afirmó a este diario en los vinos los aumentos son trimestrales o cuatrimestrales, una situación que viene sucediéndose desde hace varios años, pero reconoció que los alimentos “sufrieron movimientos rápidos, igual que la carne, que en un mes aumentó dos veces, y lo mismo ocurrió con los derivados del trigo”. 

Y amplió: “Los lácteos tienen aumentos trimestrales y el precio de las frutas y verduras fluctúa mucho, porque hay productos estacionales y también influye el clima. En el medio se juegan muchas cosas, variables como el que se abusa, el que aprovecha la situación, pero nosotros no especulamos”. 

Evangelina Calderón, del almacén de barrio juninense Mini Todo, afirmó a Democracia: “A la gente la plata no le rinde, como no le rinde a nadie, los precios aumentan de manera desproporcionada, es tremendo. Si no controlas cuando llega la mercadería, cuando tenés que reponer, no te alcanza la plata. La gente se queja porque no tiene plata, algunos no tienen trabajo y las cosas aumentan. Todos se la agarran con el almacenero, pero esta semana fue tremendo, hubo aumentos del 17%, del 10%. Además hay especulación, porque hay mercadería que no la entregan, no es que no hay mercadería, no la entregan”.  

Gustavo Cannarozzo, propietario de dos maxi kioscos de Junín, afirmó a Democracia: “Hay mucha disparidad de precios y generalmente nos beneficiamos aquellos que podemos comprar una mayor cantidad. Por ejemplo, en galletitas de una conocida marca hay una bonificación del 28% si llevás dos cajas. El negocio chico, que compra diez paquetes, pierde esa bonificación y el producto queda más caro”. 

Y agregó: “Una distribuidora subió esta semana un 20 por ciento la cerveza, pero como la competencia no aumentó, tuvo que dar marcha atrás. Además, a ese precio no le vendían a nadie”. 

“En alimentos lo complicado es que todo tiene vencimiento, por lo que no podés cargarte de productos. Hay días que se vende bien y otros en que no hay nadie en la calle, no hay consumo, no se vende”, advirtió. 
“Los supermercados tienen descuentos en la segunda unidad, por cantidad, uno no sabe si es porque tienen mucho margen o cuál es el motivo. Hace un mes atrás, un conocido hipermercado tenía ofertas con precios más bajos incluso que los distribuidores que les venden a los kioscos y almacenes, pero hoy está caro, al mismo precio de venta al público que tienen los kioscos”, comentó. 

Como muestra de las diferencias en los precios, el comerciante indicó: “El precio de lista de los preservativos de una marca líder es de 189 pesos para los kioscos. Los conseguí con el precio viejo, a 168 pesos, comprando cuatro cajas por 24 unidades. Ahora el mismo producto la droguería se lo vende a las farmacias a 236 pesos”. 

“El otro tema es que, vendiendo bien, no te queda ganancia a fin de mes. La carga impositiva es terrible”, aseguró.
Una comerciante del barrio Cerrito Colorado coincidió en que los aumentos son constantes. “Hay combos que te ofrecen las marcas, de distintos productos, con una bonificación, pero hay productos que escasean, como el aceite”, dijo. 

Segundas y terceras marcas

Segundas y terceras marcas, la firma propia de la cadena de supermercados y precios pactados entre el Gobierno y las industrias de la canasta de alimentos y productos de limpieza (Precios Cuidados) ganan terreno en ventas por encima de los nombres líderes. La tendencia, que se advierte desde hace tiempo, se acentúa en estos tiempos de inflación imparable y poder adquisitivo en picada.

Las ventas en supermercados, autoservicios y almacenes crece (por caso, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa -CAME-, el rubro de los alimentos y bebidas registró en marzo último un aumento interanual del 23 por ciento) y aunque incide en ese hecho la comparación con el alicaído primer trimestre de 2021 se observa que se profundiza el comportamiento de los consumidores para cuidar el bolsillo y en esa elección terminan dominando en el mercado las marcas propias de las cadenas de súper e hipermercados, las segundas y terceras firmas y los productos incluidos en la canasta de Precios Cuidados.

Vale para cotejar los precios de las empresas líderes con las segundas alternativas que ofrece una cadena nacional de súper con sucursales en Junín. Entre los lácteos, que en nuestro país es, sin duda, el rubro alimenticio de mayor variedad de productos y de marcas, la que suele dominar el mercado tiene el litro de leche a 120 pesos, frente a 90 pesos de algunas de las opciones más económicas; el litro de yogur bebible de primera marca, 136 pesos, contra 134 pesos; manteca (200 gr), 299 pesos contra 214 pesos o 169 pesos; crema para batir (200 ml), 365 pesos, y 167 pesos una de las alternativas; queso crema (160 gr), 254 pesos contra 165 pesos; mayonesa por 500 gr, 220 pesos la marca líder y otra más barata a 115 pesos; aguas saborizadas (2,25 l) 165 pesos la más cara y 129 pesos la marca propia.

Las denominadas “marcas propias” son aquella que se hacen envasar en las empresas alimenticias las diferentes cadenas de supermercados. Cada vez se extienden más en rubros, tanto que se encuentran desde aceites, leches y mantecas hasta café y mermeladas. También en algunas de esas firmas se ofrecen productos de limpieza del hogar o de higiene personal con marca propia. 

Hay consumidores, según advierten en los supermercados, que se especializan en la búsqueda que resulta más óptima y no se quedan sólo en la compra de productos de marcas propias, sino que realizan una suerte de “mix” entre artículos “premium” y los más económicos, que suelen ser los de segunda marca.

También suelen aprovecharse, para ganarle aunque sea un poco a la inflación, los descuentos por combo, oferta de venta a la que se han plegado todas las firmas de supermercados conocidas y que se dan determinados días con marcas especialmente seleccionadas.

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