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SECRETOS DE FAMILIA

La fiscal Vanina Lisazo llamó a denunciar los casos de abuso sexual intrafamiliares

Solicitó una pena de 18 años de prisión para Juan Carlos Calderón (58), quien habría violado a su hijastra en reiteradas oportunidades en la vecina localidad de General Pinto. Las claves de un flagelo donde a la víctima le cuesta reconocerse como tal.

El juicio oral a un vecino de General Pinto, que está acusado de haber abusado sexualmente de su hijastra, hizo estallar un tema que muchas veces se comenta en voz baja: la violación o el abuso intrafamiliar.
En una entrevista con DEMOCRACIA, la fiscal Vanina Lisazo explicó que una persona que no es especialista en esta clase de delitos, en general “no entiende que involucran a víctimas especiales, sometidas en forma muy particular”.
Es que uno de los argumentos de la defensa del procesado, ejercida por el doctor Juan Antonio Prato, que solicitó la liberación de su defendido, es, justamente, que pasó mucho tiempo hasta que el caso se denunció.
Sin embargo, la funcionaria del Ministerio Público explicó que “es muy difícil para una víctima que fue criada dentro de ese ambiente y con determinadas pautas, poder salir sin sentirse culpable y poder hablar sin sentir vergüenza de lo que le ocurre”.
En efecto, este tipo de víctimas –señaló Lisazo- requieren un tratamiento psicológico o algo que haga comunicar, de alguna manera, la problemática.
“Comúnmente es una hermana mayor que empieza a hablar cuando se enteró lo que le está pasando a una hermana menor. Son cuestiones que ocurren dentro del seno de una familia y que normalmente se reiteran en varias personas de la familia”, afirmó.

No hacer la “vista gorda”

La funcionaria explicó que, ante un hecho de abuso sexual intrafamiliar, no hace falta que sean las propias víctimas quienes hagan la denuncia, “lo puede dar a conocer otra persona, en todo caso se habla con la víctima y se ve si ella tiene o no el deseo de instar a la acción penal, son dependientes de instancia privada. Lo importante en este caso es que la gente no haga la vista al costado”.
“Esto lo he hablado en General Pinto, con la gente del Foro de Seguridad, incluso hubo una asistente social que en una de las reuniones se puso a llorar y me decía ‘yo, ahora que lo pienso, me di cuenta que algo pasaba en esa familia’. Sucede que a veces es más cómodo hacer como que uno no se da cuenta. Ya era tarde para ofrecerla como testigo porque la etapa procesal había concluido para eso, pero lo importante es no hacer la vista gorda”, aseveró.

Los “cuidas” en extremo

“Si nos damos cuenta que tenemos algún caso cercano, donde el padre se comporta más que como padre, como un marido porque son hombres que las van a buscar, las llevan, las traen, no les permiten tener amigos. Cuando son excesivamente cuidadores, lo que están cuidando es que su propiedad no pueda salir de esa dominación que él ejerce, que nadie le abra los ojos, y que nadie le haga ver lo que está pasando, que nadie le haga ver que eso no es normal”, indicó Lisazo.
En estos casos, a la mujer hostigada le cuesta comprender incluso que ella es la víctima. Es que el victimario, manifestó la fiscal, de alguna manera se las arregla para hacerle creer a la víctima que es la responsable de todo lo que le pasa, que ella tiene la culpa y que si ella habla “se van a quedar sin plata o va a matar a alguien de la familia, siempre hay alguna amenaza que hace que la víctima se sienta responsable”, advirtió.
“Espero que esto ayude a que mucha gente se anime a hablar, que se anime a ir a una psicóloga para tratar de resolverlo, que busque ayuda, porque desgraciadamente hay muchísimos casos de estos”, afirmó.

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