Jon trabaja en su estudio, donde produce a numerosos artistas.
TRAS LANZAR EL ÚLTIMO DISCO DE SANDRO

Jon Aguilera: “Que tu gente y tu ciudad te reconozcan es muy lindo”

El músico y técnico de grabación fue descubridor de cintas jamás escuchadas de Roberto Sánchez, con quien vivió de joven. Tras la publicación de un disco, un documental y una edición en vinilo, se embarca en nuevos proyectos. Mientras trabaja en su estudio, retorna a sus raíces artísticas.

Nacido en un estudio de grabación, criado entre partituras, consolas y artistas, y apadrinado por Sandro de América, Jon Aguilera es un referente de la producción musical de la ciudad. Debajo de los escenarios, que pisó junto a El Mangrullo –su primer grupo-, Estelares, Los Iracundos, Norbert Fimpel y Joe Cocker, dedica gran parte de su tiempo a trabajar con la consola y los equipos de edición. 
Su formación es ecléctica y profesional, pero haber conocido a las estrellas más importantes del país lo dotó de un estilo diferente.

Primeros pasos
Desde pequeño, Jon acompañó a su padre Rubén, renombrado productor, arreglador y director, mientras trabajaba, por lo que dio sus primeros pasos en el mundo de la música “casi inconscientemente”. En su casa había un estudio de producción, con equipos e instrumentos, que, según expresó el artista, fueron sus “primeros juguetes”.
 “Mi infancia estuvo rodeada de artistas famosos. Nos hemos ido de vacaciones con María Marta Serra Lima y pasábamos fines de semana con Paz Martínez”, detalló Jon.
Rubén trabajó a la par de Sandro durante muchos años, por lo que era moneda corriente que lo visitara en su casa, acompañado por su hijo. “De chico jugaba en la famosa mansión de calle Berutti de Roberto”, recordó Jon.
Cuando alcanzó la mayoría de edad, el artista emigró a la gran ciudad para estudiar música, como soñaba desde chico.
Con el consejo de su padre, Jon continuó el camino de la música, mientras estudiaba múltiples instrumentos y grababa canciones completas. 
El apoyo de sus padres fue una especie de “apuesta”, que, en su opinón, le permitió explotar su talento y dedicarse a la música. Hoy, a sus 41 años, lo agradece y afirma que “no tiene precio”.

Sandro 
 Su viaje a Buenos Aires a los 21 años lo acercó, inesperadamente, al famoso cantautor. Al llegar a la capital visitó la casa de Roberto, quien, según relata, lo invitó a vivir allí. 
“Él me apadrinó”, destacó el artista, que hoy es también conocido como el “ahijado artístico de Sandro”.
“Me quedé a vivir cuatro años, con todo lo que eso implica”, detalló Aguilera, sin olvidar que, en ese entonces, Roberto estaba en un excelente momento de su carrera.
Vivir en Banfield con una estrella internacional le significó atravesar nuevas experiencias. 
“Cenaba con famosos y recibía llamadas de Luis Miguel”, detalló.
La experiencia también le permitió percatarse de que los artistas más reconocidos “son reales”. Aguilera expresó que, en dicho sentido, vivir con Roberto lo ayudó “a perder miedos y ganar entusiasmo”, que es lo que, en su opinión, atormenta a muchos músicos.
En los noventa, en el paso de lo analógico a lo digital, Sandro les envió todos sus antiguos equipos a los Aguilera. Por muchos años todo fue guardado en un altillo, hasta que Jon los redescubrió. 
Entre los materiales había cintas sin título, que solo podían ser reproducidas en una de las antiguas grabadoras, lógicamente en desuso. Tras meses de trabajo, Jon la reparó y pudo reproducir las cintas. Es así como descubrió versiones inéditas y hasta canciones jamás conocidas de la estrella.
Desde entonces, junto a su co-productor, Nelson Pombal, llevaron a cabo una extensa investigación que tuvo como resultado el lanzamiento de un disco con canciones y versiones inéditas, un documental y una edición de vinilo.

Sueño cumplido
El artista expresó que, mientras vivía en su casa, Sandro estaba preparando su show de despedida, y quería que Jon “tocara rock arriba del escenario”. 
En definitiva, fue la apresurada muerte de Roberto lo que impidió que ello fuera posible.
La producción y publicación del disco póstumo de Sandro, a cargo suyo, le recuerda a Jon el deseo que tenía el astro, que calificó como “una materia pendiente”, y que pudo hacer realidad. “La vida nos unió en un disco, pero no en el vivo”, expresó al respecto.
El disco se titula "Tengo una historia así", y contiene piezas grabadas por Roberto en el estudio de su casa, algunas de ellas jamás publicadas. Junto a Pombal, y con la dirección musical de su padre, realizó la producción, con la participación de numerosos artistas, como Charly García, Pedro Aznar y el bandoneonista juninense Carlos Buono.
Según contó a Democracia, el trabajo realizado fue, en cierto punto, un retorno a su infancia, y sus raíces musicales. Los artistas que participan en el disco “son las personas que, de chico, escuchaba de nombre”. Treinta años más tarde, Jon tuvo la oportunidad de dirigirlos y producirlos, en un disco inédito de su padrino artístico. “Estoy viviendo un sueño”, destacó.

Su presente
Es indudable que Jon atraviesa un gran momento en su carrera profesional. “Probablemente este sea mi tiempo dorado”, puntualizó. Sin embargo, también recordó lo que considera otros de sus mejores años, aquellos en los que realizó la gira por América con el grupo uruguayo Los Iracundos. “Recorrí todos los países de Argentina a Canadá”, detalló.
Además de las cinco postulaciones y las nominaciones, este año también participará como jurado en los Premios Gardel. 
Para Jon “es un orgullo”, aunque también una “gran responsabilidad”. El artista se mostró muy gratificado con el ofrecimiento, y destacó que, junto a sus colegas, tendrá en sus manos “el porvenir de la industria musical argentina”.
Asimismo, para Aguilera se trata de “una oportunidad maravillosa”, dado que, desde su lugar, tendrá la chance de conocer nuevos artistas. 
Su preocupación radica en que “hay talentos que quedan en cuatro paredes y nunca son descubiertos”, y afirmó que, si bien es importante “conectarse con la gente adecuada”, lo es aun más vencer el miedo a dedicarse a la música.
El artista destacó que, al día de hoy, aún le quedan objetivos por cumplir, pero admitió que el haber realizado uno de sus “más locos sueños” le dificulta definir cuál será el próximo.

Dos padres
Rubén Aguilera es uno de los productores más reconocidos y premiados del país, que vendió cientos de discos con decenas de artistas. Sin embargo, probablemente uno de sus mayores éxitos haya sido transmitirle la pasión por la música a su hijo, quien hoy sigue sus pasos.
Jon define a su padre como una “persona brillante”, y reconoció que se esfuerza por incluirlo en los proyectos laborales, como modo de acercarlo nuevamente a la profesión, y compartir con él horas de trabajo. 
“Cuando tiene chispazos de creatividad me rompe la cabeza”, reconoció el artista, que considera a Rubén “un revolucionario”.
A sus 41 años, el artista recuerda que su primer acercamiento a la música fue “convivir con un músico”, y remarcó que, hoy en día, siente que se repite la historia con su hija pequeña. “Mi hija se cantó el disco de Sandro sin haberlo escuchado directamente”, detalló.
Al ver a la niña a la par suyo, mientras trabaja en sus producciones, Jon traza un paralelismo con su historia de chico, y el vínculo con su padre, y, según afirmó, considera que es uno de los mejores aspectos de su profesión: “Estoy viendo lo que me sucedió a mí”, expresó.