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RECORRIENDO LOS BARRIOS

Evita: los vecinos reclaman por más seguridad

Solicitan patrullajes continuos porque dicen que están “conviviendo con delincuentes”. Aunque el barrio cuenta con todos los servicios básicos, señalan deficiencias en el barrido de las calles y falta de mantenimiento en la red de alumbrado público.

Durante décadas, los vecinos del Barrio Evita lucharon incansablemente para obtener los servicios básicos que les permitieran mejorar su calidad de vida. Hoy por hoy, ese objetivo está cumplido, pero aún así siguen trabajando para mantener lo que se ha logrado y, sobre todo, para incrementar los beneficios hacia este sector.
En este contexto, los principales reclamos tienen que ver, fundamentalmente, con la inseguridad, aunque también señalan que es necesario que se den soluciones ante la deficiencia en el barrido de las calles y la falta de mantenimiento en la red de alumbrado público.

Características


El barrio Evita quedó oficialmente inaugurado, con ese nombre, en 1952.
Sin embargo, a partir de la irrupción en el poder de la llamada Revolución Libertadora, en 1955, los nombres de Juan Domingo Perón y Evita pasaron a estar prohibidos, por lo que a este vecindario se lo denominó Barrio Obrero N° 1.
Con el regreso de la democracia, en 1983, a este sector de la ciudad se le restituyó su nombre primigenio, y aunque hoy también se lo conoce como barrio Obrero o Evita N° 1, su correcta denominación es la original: Barrio Evita.
En sus más de 18 hectáreas viven unas 140 familias y una característica muy particular de este vecindario es que allí hay un notable polo educativo.
“Gracias a Dios, este barrio tiene todos los niveles de estudio, desde el preescolar hasta el universitario”, señala Rubén Di Bono, presidente de la Sociedad de Fomento.
Es que en su interior se encuentran el Jardín de Infantes 917, la Escuela N° 30, la Escuela Secundaria N° 1 “Manuel Dorrego”, el Centro de Educación Física (CEF) 55, el Centro de Formación Laboral N° 1 y el Centro Educativo Complementario 802, que aunque no forme parte del barrio, está en el límite del mismo, sobre Tucumán y Pringles.
Además en el futuro, en el Chalet de Mr. York funcionará el rectorado de la UNNOBA y dentro del mismo predio se hará un centro cultural, mientras que está proyectada la realización de un complejo universitario en un terreno desocupado, ubicado en Necochea y Venini.

Seguridad


De acuerdo a lo que plantea Di Bono, “la necesidad grande que tiene el barrio es la seguridad, hay muy pocos patrullajes”.
El dirigente fomentista se lamenta porque “tenemos que estar conviviendo con delincuentes” y hace hincapié en frecuentes hechos de vandalismo y robos: “Los bancos y monumentos de la plaza están pintados, rotos y por reclamar a quienes cometían estos actos a mí hasta me ofrecieron tiros y me amenazaron con que me iban a pasar con un auto por encima. A veces se juntan muchachos en la plaza que traen inconvenientes. Han sucedido varios robos, pero la gente no los denuncia”.
Jerónimo Villegas, secretario de la Sociedad de Fomento, asevera que “los vecinos tienen miedo, nadie quiere hablar”.
Algunos de los que conversaron con DEMOCRACIA en reserva, evaluaron que luego de la construcción de los blocks del Fonavi 117, cambió el clima que se vivía en este sector.
Sin embargo, Di Bono destaca que allí “vive mucha gente laburante”, aunque reconoce que “nunca se pudieron integrar” a la Sociedad de Fomento. “Se los convocó, nos hemos reunido, pero luego no han venido”, comenta.

Servicios

En la actualidad y luego de años de trabajo ininterrumpido, el barrio cuenta con todos los servicios básicos: agua corriente, cloacas, gas natural, alumbrado público y asfalto.
Villegas remarca que “a fuerza de lucha hemos conseguido todo. Al principio teníamos la luz prestada de vecinos de las calles Tucumán, Primera Junta y República”.
Di Bono recuerda que los primeros residentes que poblaron este barrio, entre los que estaba su padre, iban a las afueras de Junín a buscar palos de acacia para ponerlos y, a través de ellos, poder extender la red eléctrica.
Sin embargo, el presidente de la Sociedad de Fomento tiene “una crítica constructiva” para las autoridades de la empresa de energía eléctrica EDEN: “Hemos reclamado muchas veces por los postes en malas condiciones y no nos escucha nadie. Hay palos que están apoyados sobre las plantas y sostenidos por los cables. Pero no nos atienden ni nos dan respuestas. No hay mantenimiento. Los días de mucho viento hay cables que se tocan por el movimiento de los postes y producen un ‘chisperío’ terrible”.
Otro de los reclamos es para la empresa Ashira que presta un buen servicio de recolección de residuos, pero -de acuerdo a lo expresado por los representantes de la entidad barrial- muestra deficiencias en cuanto al barrido de calles. “Acá pasan muy poco -cuenta Di Bono-, una vez por mes, y encima lo hacen mal, porque pasan rápido y barren de una sola mano. Ya no sé con quién hablar para que solucionen este tema”.
Por último, los vecinos solicitan medidas para solucionar “el caos que es el  tránsito” en ese sector, según la evaluación que hicieron ante este medio.
Es que la traza curva de las calles y a la ausencia de una correcta señalización, son dos factores que conspiran para que el peligro se encuentre en cada esquina.
Si a eso se le agrega que hay calles estrechas que son de doble mano y el poco respeto a las normas de conductores de autos y, especialmente, de motos, los residentes muestran su preocupación sobre un tema que no solamente está presente en la zona céntrica de la ciudad, sino que llega a sectores “más tranquilos y alejados”, como éste.

Sociedad de Fomento


Es numerosa y variada la oferta de servicios que tiene la Sociedad de Fomento del barrio Evita para los vecinos. La semana próxima empieza un curso de computación, que se realiza en convenio con la Municipalidad. Además hay clases de artes marciales para chicos y para adultos.
También prestan las instalaciones para que allí le den defensa personal a los aspirantes a ingresar en el servicio penitenciario.
En tanto, la sede cuenta con un gran salón con capacidad para unas 250 a 270 personas, que se alquila para cumpleaños, casamientos y todo tipo de eventos. “El fin de semana pasado estuvo ocupado desde el viernes hasta el martes con distintas fiestas”, señala Di Bono.
En la actualidad, la entidad tiene 118 socios, de los cuales 22 son adherentes de otros vecindarios.
Uno de los objetivos más importantes de esta comisión directiva es el de poder tener en el barrio una unidad sanitaria, dado que se hace complicado atender las urgencias médicas.
Villegas relata una experiencia personal en este sentido: “Mi señora fue a la salita del Barrio Norte y la atendieron como una excepción, pero le dijeron que la que le correspondía era la de Villa Belgrano y cuando fue allí, la mandaron para la de Barrio Norte. No tenemos donde ir”.
Es por ello que Di Bono sostiene que “si no es posible hacer la sala de primeros auxilios, vamos a pedir que cuando quede libre la escuela ‘Manuel Dorrego’, nos den aunque sea un salón para tener ahí un servicio médico”.
Los dirigentes confían en que podrán alcanzar su anhelo, principalmente porque saben que los residentes de este sector trabajan con perseverancia para conseguir lo que se proponen y porque, además, aseguran que tienen una “muy buena relación con el Municipio”.
A la hora de hacer un balance, Di Bono reconoce que “el barrio no está mal, pero podría estar mejor”.

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