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ENTREVISTA CON DEMOCRACIA

Fioriti: “Amo mi trabajo, pero espero que cada vez haya menos comedores”

Trabaja desde hace 32 años en los barrios de Junín y, diariamente, visita 26 comedores para entregar las donaciones que los vecinos le dan. Afirmó que la sociedad preconiza el “sálvese quien pueda”, por eso su trabajo apunta a “equilibrar los desequilibrios sociales”.

Gabriela Fioriti es sinónimo de entrega y dedicación. Cada día dispone de gran parte de su tiempo, de lo que le permite su trabajo, para asegurarse de que miles de familias que no cuentan con sus necesidades básicas cubiertas reciban lo que les corresponde. “La Gabi”, como es conocida en las calles, dialogó con Democracia acerca de su trabajo y la situación de los barrios de Junín.

-¿Qué haces vos, Gabriela?

-Lo que hago es una tarea solidaria, siempre pensando en el otro, en tratar de equilibrar lo social, y buscando ayudar al que menos tiene y más necesita.

-¿Cómo surgió esto?

-Surge en agradecimiento al trabajo que tuve cuando terminé la secundaria. Empecé a ayudar a las familias y luego me extendí a los barrios. Yo fui al Jardín San Cayetano y sigo estando en el lugar de mi infancia, no me olvidé de mis orígenes y mi barrio.

-¿En qué barrios trabajás?

-Trabajo en todos los barrios. Voy a 26 merenderos y no hago diferencias. Todos los días me levanto pensando en lo que tengo que llevar o hacer, y trato de publicar en mis redes sociales todas las donaciones que me dan, por una cuestión de transparencia. 

-¿Trabajás con asociaciones?

-No, no. Siempre me manejo sola. Así empecé y hoy lo sigo haciendo. Junto las donaciones y las reparto sola, con la ayuda de mi familia, amigos y las redes sociales. Como en Junín me conoce todo el mundo, muchas veces organizan eventos a beneficio mío, para que luego disponga de los fondos para los comedores. 

-Hace años que trabajás en esto, ¿qué es lo más difícil de cambiar?

-Lo que más me duele es cuando llegan las donaciones a un lugar y no se dan. Que un lugar figure como merendero o comedor, y que viva de esas donaciones que la gente le lleva, vendiéndolas o consumiéndolas, me supera. A esos lugares intento no llevarle más donaciones, porque a mí esas cosas no me gustan. Yo exijo la publicación de las donaciones entregadas para que no sucedan estas cosas.

-¿Qué es lo que se necesita con mayor urgencia?

-Lo que se suele decir es que se necesita carne, lógicamente, porque es lo que no hay y lo que más cuesta. Sin embargo, yo creo que lo que más se necesita es trabajo, eso es fundamental. Es necesario que cada familia tenga su trabajo y pueda tener a los niños sentados en la mesa de su casa. De todos modos, yo apoyo fuertemente a los merenderos y comedores, y velo para que funcionen bien y todas las familias que concurren tengan sus partes iguales. Pero si me preguntás, lo que me gustaría es que todos los nenes estén sentados en sus casas comiendo con sus padres, y que tengan la cultura del trabajo, de la escuela, del deporte y de la constancia y esfuerzo. 

-En retrospectiva, ¿cuál ha sido tu conquista más importante?

-El orgullo mío es que un chico coma, que no se vaya a dormir con la panza vacía, que no sufra ni sea afectado. Lo que más me duele es llegar a un lugar y ver que los chicos andan descalzos. En esos casos, me quedo hasta la hora que sea necesaria hasta que hayan comido y estén vestidos.

-Trabajaste en pandemia y viste en primera persona que las necesidades no podían esperar, ¿cómo fue trabajar en dicho contexto?

-Terrible, pero fue un aprendizaje. Me vine a mi quinta, estaba encerrada y pensaba cómo hacer para circular y llegar a los barrios. Lo hablé con Manuel Llovet y, como él podía circular como personal esencial, me ayudó a llevar las cuatro ollas que preparaba por día para los merenderos. De esto nunca hubo foto, lo que hubo es trabajo.

-¿Qué franja etaria es la más desprotegida?

-Todos los jóvenes, sin distinción de edad. Con los niños insisto mucho en que sean escolarizados, y estoy intentado implementar la visita de un docente al merendero para que los ayude a hacer las tareas. A los más pequeños les llevo cunas, pañales cochecitos y los llevo a hacerse los estudios con el médico.

-¿De qué manera se acompaña a los adolescentes en los comedores?

-Con los adolescentes trabajo un montón. Ya me conocen y me ayudan a entregar las donaciones. Son muy agradecidos, y destacan lo que hago por los chicos en los barrios porque desde que nacieron los estoy ayudando. A menudo, cuando aparece la posibilidad de hacer unas changa, se las ofrezco, para que tengan su trabajo y su dinero.  

-¿Por qué creés que se llega a este punto? ¿Qué es lo que está fallando?

-Está fallando la empatía y el amor por el otro. A fin de cuentas, es un “sálvese quien pueda”, porque todos tenemos necesidades, pero las posibilidades son pocas. Lo fundamental que está fallando es la falta de trabajo, porque si se abrieran nuevas empresas se generaría mayor bienestar. Con trabajo, educación y oportunidades todo cambia.  

-¿Qué es lo que a vos te excede al trabajar?

-Con solo estar ahí, yo sé todo lo que falta en el lugar, porque me lo dicen los padres, las mujeres de los merenderos y hasta los mismos nenes. Personalmente, a mí me emociona que me digan “sabemos que si vos estás las cosas son distintas”. Lo que yo intento es que se visualice todo, e inculcar que somos todos iguales, y no tiene por qué haber diferencias o tratos diferenciales. Me excede la gente que quiere adueñarse de determinados lugares pensando que son suyos.

-¿Organizaron algo especial para estas Fiestas?

-No, no organicé nada especial porque trabajo todo el año en esto. Por motivo de las Fiestas, con ayuda de mi familia, cociné budines y panes dulces, recibí donaciones de juguetes y alimentos, y los entregué.

-¿De qué manera podemos ayudar?

-Agradezco a toda la gente que dona y pido que se sigan sumando y sigan donando. Se ponen con contacto conmigo y yo paso personalmente a retirar las donaciones. Retiro placares, modulares, cocinas, televisores, aberturas, camas, colchones y alimentos. 

Quiero agradecer en especial a Democracia que está siempre, y a todos los medios. Recibo mucho apoyo, confían en mí. Que tengan muchas felicidades y que el año que viene sea mucho mejor. Espero que cada vez haya menos comedores, que los nenes puedan comer en sus casas con sus papás, que asistan a la escuela, y haya trabajo para todos.

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Para entregar donaciones, ponerse en contacto a través de las redes sociales.

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