Piden crear una reserva natural en las tres lagunas de la ciudad

El pasado sábado 7 de mayo, miembros del Museo “El legado del Salado” y personal del Instituto Superior de Formación Docente Nº 129 llevaron adelante el Tercer Encuentro Regional sobre biodiversidad, al que asistieron más de 50 juninenses.
Durante la jornada, se realizó un ciclo de conferencias relacionadas tanto con el patrimonio paleontológico de la ciudad, como con las problemáticas ambientales asociadas a la Cuenca Superior del Río Salado.
Además, hubo visitas guiadas al museo del Legado y el Museo Histórico local, y una salida de campo por las inmediaciones del río.
En diálogo con DEMOCRACIA, Carla Frau, profesora de biología y miembro del museo El legado del Salado, afirmó: “En una de las charlas que se llevaron a cabo en la (escuela) Normal se habló de la posibilidad de armar una reserva natural sobre el río Salado, con el fin de proteger la flora, la fauna y los restos fósiles del lugar. El tema se presentó, pero todavía hay que hablar con la Municipalidad para ver si el proyecto es viable”.
“Sería muy importante que esto pueda concretarse, porque por ahí pasan muchas motos y se tira mucha basura, todo lo cual pone en riesgo los restos y la ecología del lugar”, agregó José Marchetto, otro de los miembros fundadores del museo.
En relación al cuidado de los fósiles, Marchetto sostuvo: “Es fundamental que la gente no se lleve ni saque los restos que encuentra, porque sacándolos se pierde toda la información del lugar en el que aparecieron, que, científicamente, es lo más importante. Además, de esta manera, los fósiles pueden dañarse o romperse. Es importante que sepan que nadie les va a pagar por lo que encuentren, porque de hecho, nosotros hacemos todo esto de manera gratuita”.

El museo

El legado del Salado surgió gracias a la iniciativa de un grupo de investigadores interesados en la conservación del patrimonio paleontológico de la cuenca superior del río Salado.
En 2008, el entonces director del Instituto Superior de Formación Docente Nº 129, profesor Ariel Pulido, donó parte de sus instalaciones para que el Museo pueda tener un espacio físico en el cual trabajar y exponer sus hallazgos.
Desde entonces, tanto los diez miembros fijos como los colaboradores ocasionales del museo realizan distintas actividades para rescatar y valorizar la biodiversidad de la región.