Carlos Alberto Marcellino es uno de los joyeros en actividad más antiguo. Comenzó aprendiendo el oficio a los 14 años y desde entonces nunca lo dejó.
Hoy, a los 76 años, continúa haciendo alhajas y vendiendo relojes y demás, desde su local de Joyas Mary, en Arias 588, entre Tedín y Derqui, de nuestra ciudad.
En diálogo con Democracia, Marcellino cuenta que a los 14 años comenzó a aprender joyería con Troiano, un reconocido joyero que estaba en calle Saavedra, frente a la heladería Iris. Según cuenta Marcellino, Troiano era un artista, hacía cincelado, mates, bombillas además de las joyas más características. Después fue a joyería Biondini a trabajar, en distintos locales, hasta que hizo el servicio militar. “Cuando terminé de hacer el servicio militar me puse solo a trabajar de joyero, en 1973”, recordó.
Vale mencionar que Marcellino fabrica joyas y hace composturas también, en plata y oro. No trabaja con acero quirúrgico pero sí vende piezas de ese material.
”En los últimos tiempos, los precios elevados del oro afectaron la joyería que trabaja con esos materiales, y se vende muy poco en oro. Sí se hacen composturas”, aclaró.
“Nosotros tenemos joyas en plata y oro, y también en acero quirúrgico. No contamos con bijouterie, ni enchapado. Sí tenemos una amplia variedad en relojería Casio, Tressa, en general de todas las marcas”, apuntó.
El trabajo de joyero se basa en hacer composturas de alhajas, fabricación de alhajas como alianzas, anillos, que pueden ser con letras, con relieve, etc. Muchas veces los clientes llevan al local cosas hechas que quieren modificar, arreglos con detalles de piedras especiales, achicar o agrandar anillos.
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