RECONOCIDO MÚSICO LOCAL

Oscar "Cooter’s" Acosta: “El blues tiene una magia especial”

Aunque arrancó “de grande”, formó parte de varias bandas locales. Es uno de los referentes y promotores de ese género, no solo por tocarlo, sino también por difundirlo en la ciudad. Además, se destaca como luthier.

Hasta los 19 años, el vínculo de Oscar “Cooter’s” Acosta con la música pasaba solo por escucharla: siendo un niño disfrutaba tardes enteras de folclore en la casa de Fabián Miranda, que era su vecino; de más adolescente,  intercambiando discos con sus amigos, desde Pappo y Pescado Rabioso, hasta los Bee Gees y KISS.
Es decir que, cuando su amigo Diego Ruselli le dijo “armemos una banda”, se sumó sin siquiera saber una nota en ningún instrumento. Entonces le consiguieron un bajo. “Es para vos”, ordenó alguien. Y así empezó.
Ese fue el comienzo de Cooter’s como músico, el inicio de un camino que lo llevó por diferentes bandas, que lo acercó a la luthería y por el que se convirtió en un promotor del blues, a partir de otra de sus iniciativas: El Club del Blues.

“El blues es simple y en esa simpleza está lo lindo”.

Primeros pasos
Oscar nació en Junín y se crió en el barrio Belgrano. Hizo la primaria en la Escuela N°16 y comenzó el secundario en el Industrial, hasta que lo dejó para trabajar: “La mía es una familia vinculada a la chapa y pintura, lo hacía mi papá, mis tíos, mi hermano, y a los catorce años empecé a trabajar con mi viejo. Estuve un tiempo hasta que me largué solo. Es decir que mi oficio es el de chapista y pintor de autos y motos”.
Pero más allá de su trabajo, arrancó “de grande” -como él dice- con la música. Cuando se sumó a aquella banda de amigos, fue un par de meses a aprender a tocar al bajo, pero después siguió solo, por lo que es prácticamente autodidacta.
La primera banda “en serio” que integró fue Havers Guas, que hacía covers y algunos temas propios. Después pasó por Kabrakán.
Fueron dos experiencias interesantes que se terminaron para Acosta cuando quiso seguir otro camino: “No toqué más nada porque, en ese tiempo, yo ya quería tocar blues y no había músicos que lo hicieran en Junín”.

Otras actividades
Durante algunos años hizo otras cosas: formó parte de La Fábrica haciendo sonido en algunas obras, a fines de los 90 estuvo en un grupo de teatro que se llamaba “Delirios de Condesa” donde hacía música en vivo.
Fue la época en que arrancó con la luthería. “Me prestaron un bajo que se podía tocar, pero estaba despintado y un poco deteriorado. Como yo pintaba autos y tenía pinturas metalizadas, lo desarmé, lo lijé y lo pinté. Para armarlo copié todo el circuito de cómo estaban soldados los cables y hasta le cambié algunas cositas. Siempre fui muy curioso y así empezó el tema de la luthería”.
Desde entonces trabaja, principalmente, con bajos, guitarras eléctricas, acústicas y criollas, aunque también hizo otros instrumentos, desde violines hasta una mandolina de más de cien años.

“Es una música que tiene una tradición, una mística”.

El regreso
En 2010, con la irrupción de Facebook, se contactó con Javier Meza, un luthier que tenía un dúo de delta blues con “La Tana” Spinelli, y los invitó a tocar a Junín. Ahí surgió la idea de seguir trayendo artistas de ese género y también tocar.
Pasaron un par de años hasta que conoció al guitarrista Gastón Herrera, que fue el primero con el que habló para formar una banda de blues. Y así nació la Cotton Blues, un grupo de blues tradicional, con Virginia García Roqués en la voz y Hety Merlini en batería, que se estaba volviendo de La Plata, donde vivía por entonces. Después se incorporó José Calissano, también en la guitarra, y Lucas Gerbaix en armónica.
“Simultáneamente, con Hety empezamos a armar el Club del Blues, con la idea de ir trayendo gente de afuera -agrega Cooter’s-, lo armamos de manera itinerante, en diferentes lugares, aunque el objetivo final es tener un lugar propio, algo que no pudimos hacer todavía”.
El Club del Blues y La Cotton tuvieron un recorrido interesante en la escena musical local, aun con los inconvenientes de tocar una música no tan popular: “En Junín siempre costó que se haga un público de blues. Es un género selectivo, en algunos casos, pero es algo que pasa en todos lados”.
La Cotton se sostuvo hasta que se pudo, pero la pandemia conspiró contra el proyecto.
Gastón Herrera, que se había ido de la banda en 2014, convocó a los miembros originales de la Cotton para sumarse a su proyecto, GH & The Drunk Gypsies. “Estamos con él, estuvimos tocando todo lo que pudimos y grabamos un disco, de manera un poco casera, que se mezcló en Rosario”, puntualiza Acosta.

“El blues es un camino sin regreso, siempre lo vamos a hacer. Es tocar en paz, hay otra química con los músicos, no es un estilo violento”.

El blues
Al no ser un género ‘mainstream’, a Cooter’s siempre le costó que se le haga un lugar al blues en la escena local.
No obstante, sigue y seguirá peleando por ese espacio: “Esto pasa con muchos estilos. El blues es, como dice Hety, un camino sin regreso, siempre lo vamos a hacer. Es tocar en paz, hay otra química con los músicos, no es un estilo violento, es una música que tiene una tradición, una mística, es simple y en esa simpleza está lo lindo. El blues tiene una magia especial. Siempre fue así, desde que nació, en la época de los esclavos. Por eso tiene una carga emotiva tan grande.

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