Adolfo Simeón “Cacho” Falcón es un eximio guitarrista local que cuenta con una extensa trayectoria.
Adolfo Simeón “Cacho” Falcón es un eximio guitarrista local que cuenta con una extensa trayectoria.
RECONOCIDO GUITARRISTA LOCAL

“Cacho” Falcón: “La música es mi vida”

Vivió una extensa carrera como músico que lo convirtió en un referente del folkclore, aunque también toca otros géneros. Además, es docente en los conservatorios de Junín y Pergamino. Participó en varios grupos y acompañó a numerosos artistas.

La armonía, la sencillez, el temple, la serenidad, la afinación y la cadencia que “Cacho” Falcón transmite al hablar es similar a la que se trasluce cuando toca la guitarra.
Eximio ejecutante, sin artificios, pero con una calidad y entonación únicas, lleva más de cuarenta años en escenarios que exceden a la ciudad, en los que fue y es reconocido por públicos y colegas. En su caso, en su simpleza está su virtud.
En diálogo con Democracia, el músico repasa su extensa trayectoria que lo convirtió en un referente del folkclore, principalmente, aunque no solo en ese género: podría decirse que es un representante de la música popular.

“Lo mío no es tan virtuoso, sino de acompañamiento”.

La guitarra
Adolfo Simeón Falcón nació en Villa Mercedes. Aunque sus padres vivían en Junín, su madre decidió viajar a la ciudad puntana a tenerlo, porque no tenía aquí a su familia para que la acompañara en ese proceso.
Hijo único de aquel matrimonio, se crió en el barrio Capilla de Loreto. Hizo la primaria en la Escuela N°41 y a sus once años comenzó a aprender a tocar la guitarra con el profesor Eduardo Lanzoni.
Enseguida se sintió atraído por el instrumento y lo que arrancó como un pasatiempo se convirtió en una pasión.
Allí participó de un conjunto por primera vez: el profesor formó Los Zorzales del Noroeste con algunos de sus alumnos, como Raúl Niriche, Cacho Páez, Cacho Correa y Falcón.
Ocho años permaneció con Lanzoni, cuya academia no brindaba títulos oficiales.
Más adelante, se formó durante un tiempo con el maestro Osvaldo Moris. “Fue muy importante para mí, porque me hizo ver otro repertorio”, recuerda Falcón.

“Los momentos más felices me los dio la música”.

Docente
En una oportunidad, se inscribió en un concurso denominado Juventudes Musicales, en el que empató con el primer puesto con otro guitarrista. Ahí fue que lo invitaron a estudiar en el Conservatorio, cosa que hizo.
Tenía 30 años y para eso debió terminar la secundaria, que había empezado en el Industrial y abandonado siendo un adolescente, por lo que la completó en la Media N°4.
Cuando se recibió de profesor de guitarra, no tardó en empezar a trabajar: en el año 2008, entró al conservatorio de Lincoln y una semana más tarde, al de Junín. Aún mantiene ambos puestos. Durante un tiempo también fue docente en el Conservatorio Municipal de Rojas.

Músico
La carrera de "Cacho" Falcón como músico es enorme y la cantidad de colegas con los que compartió escenario es casi imposible de abarcar (ver recuadro).
En su juventud tuvo algunos grupos, principalmente folkclóricos, aunque también anduvo por el tango.
Formó el dúo Tajamar, con Cacho Correa, un compañero y amigo con el que compartió la vida y numerosos proyectos. Con ese dúo, se ganó el derecho de presentarse en Cosquín en el año 1987, en lo que fue una experiencia única.
Tocó el bajo eléctrico en el conjunto The Vikings, acompañó a Seguidores del Atardecer y formó parte de Argentavis, la banda que armó Rubén Aguilera, que también incluía a Osmar Meres y Juan Casco, grupo con el que tocó la Misa Criolla.
Aguilera también lo convocó para las bandas de sonido de dos películas: “El largo viaje de Nahuel Pan” de Zuhair Jury y “Perón” de Leonardo Favio.
Durante un tiempo formó parte de Argentango y, además, acompañó a numerosos cantantes, como Liliana Salino, Marcelo Biondini, Mirta Rivarola, Gastón Barral, Claudia Levato, Carlos Viyer y otros.
En el último tiempo reflotó Tajamar, que ahora es un trío: a Falcón y Correa se sumó Rodrigo Etchart. “Estamos haciendo cosas folkclóricas, más que nada de la región de Cuyo. Es un estilo de música en el que la guitarra tiene mucho protagonismo, y nos gusta mucho”, explica Cacho. Además, está participando de la grabación del próximo disco de Armando Álvarez.

“Con Tajamar estamos haciendo cosas folkclóricas, más que nada de la región de Cuyo. Es un estilo de música en el que la guitarra tiene mucho protagonismo”.

Un largo camino
Cacho Falcón lleva más de cuarenta años en la música. “Y no se termina de aprender nunca”, remarca.
Dueño de un estilo particular, él lo define sencillamente: “Yo hago, básicamente, música popular y, sobre todo, género folkclórico. Lo mío no es tan virtuoso, sino de acompañamiento. Aunque en el folkclore cuyano hay que tener técnica”.
Ese género está muy presente en él, de hecho, es afecto a concurrir a los festivales de música cuyana donde “están los mejores” de la disciplina.
Aunque su espectro musical es más amplio. Y así como disfruta de temas como Romance Anónimo, de la película Juegos Prohibidos (“No es la más difícil, pero me gusta la melodía”, dice”), también admira a guitarristas como Víctor Piseta y Agustín Gómez. “De acá, me gusta mucho Juanjo Domínguez, ‘Colacho’ Brizuela, que era el guitarrista de Mercedes Sosa. Lo que rescato de todos es el buen gusto musical”, explica.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “La música es mi vida. Es el medio que me permitió llegar hasta acá. Me permitió conocer muchas personas, gente buena, porque es algo que une. También agradezco cada día, agradezco la docencia porque es algo que me gusta mucho. Los momentos más felices me los dio la música”.

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