Hay buenas perspectivas para los cultivos en la Región. En la ganadería preocupan los límites a las exportaciones.
PANORAMA SECTORIAL

Son buenas las perspectivas para la producción agropecuaria en la Región

Dirigentes rurales y productores de Junín y la zona coincidieron en trazar un pronóstico optimista para la campaña 2021/22. “El productor tiene el incentivo de que el año pasado hubo buenos rindes", manifestó Gustavo Frederking, presidente de la Sociedad Rural.

La producción de granos de la campaña 2021/22 crecerá 7,2% hasta las 129,8 millones de toneladas respecto al ciclo anterior, aunque debido a una baja de los precios internacionales, las exportaciones podrían caer 3% y ubicarse en US$ 35.577 millones, estimó ayer la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). Asimismo, se produciría un crecimiento del área implantada del 2,1% hasta alcanzar las 34 millones de toneladas.



Gustavo Frederking, presidente de la Sociedad Rural de Junín (SRJ), afirmó ayer en diálogo con Democracia que la rentabilidad en la Región es buena por los precios internacionales y que el trigo está en buen estado, aunque necesitará lluvias. 

“El trigo viene bien, en buen estado, pero va a necesitar agua, que viene siendo limitada. Va a ser fundamental que tengamos algunas precipitaciones lógicas para que el cultivo pueda desarrollarse y lograr buenos rindes como el año pasado”, manifestó. 
"Esto también le cabe al maíz y a la soja”, indicó el dirigente rural.

“Se está planteando una siembra en maíz. El período crítico del maíz es en diciembre y claramente necesitaríamos lluvias”, afirmó. 
“Por suerte los precios internacionales son muy buenos, la rentabilidad en la Zona Núcleo es buena, en función de los precios que estamos teniendo, y en los últimos años venimos con una muy buena rotación de los suelos”, señaló. 

“El productor tiene el incentivo de que el año pasado hubo buenos rindes y más producción de maíz, si bien hubo algunas noticias negativas, como el aumento de algunos fertilizantes”, explicó el productor.  

Alivio por las lluvias
Las últimas lluvias trajeron alivio a la agricultura, tras un invierno más seco de lo habitual, a partir de una mejora en la oferta hídrica que beneficia en particular a los cultivos de invierno en la Región. 

La titular de la Federación Agraria de Junín, Rosana Franco, aseguró que cayeron entre 60 y 75 milímetros de agua y que “se recuperaron los trigos y las pasturas. Queda un buen perfil de humedad para la próxima siembra de maíz”.

En la misma línea, el productor Rodrigo Esponda manifestó que “fue un alivio no solo porque llovió, sino por la forma en que llovió. El hecho de que hayan sido varios días hace que el agua penetre mucho mejor y que la humedad dure más tiempo”. 

“Estamos en un momento en el que el trigo necesitaba agua, ya que está plantado y creciendo. Además, había que generar las bases para la implantación del maíz que ya se está empezando a sembrar en estos momentos”, señaló el productor juninense. 
“Fue una lluvia muy oportuna y la ventaja es que no ocasionó ningún daño en nuestra zona, ya que no hubo caída de piedra como sucedió en otras zonas muy cercanas”, destacó. 

Ganadería
Según Frederking, la ganadería “se viene desarrollando con normalidad, hubo un invierno que no fue muy bueno, por la escasez de agua y los verdeos que no acompañaron, pero el productor se hace reservas de silo para salir adelante. No fue un año muy positivo en lo que hace a la alimentación de la ganadería”. 

“La perspectiva es negativa por el cierre de las exportaciones. El productor es una persona que enseguida busca invertir, ir para adelante, pero el cierre trajo muchos desincentivos. Muchos productores que planeaban realizar inversiones en infraestructura, mejoramiento de mangas, hacer feedlots, proyectos, lo dejaron para otro momento, porque trajo mucho enojo esa medida y el análisis de la gente de que ante un Gobierno que cambia las reglas de juego de un día para otro, sin sentido, con una medida muy inútil, genera desincentivo para invertir”, afirmó. 

Proyecciones provinciales
Durante el Lanzamiento de la Campaña Gruesa, jornada en la cual la Bolsa de Cereales de Buenos Aires realiza sus primera proyecciones de los cultivos estivales, la entidad marcó que la campaña estará afectada por el fenómeno climático de La Niña, como lo estuvo el ciclo anterior, aunque la falta de agua podría no ser tan contundente como la del ciclo pasado.

Por otro lado, el economista de la BCBA, Juan Pablo Gianatiempo, resaltó la importante suba de los precios internacionales de los granos durante el último año, que situó las cotizaciones en niveles históricamente altos.

“A pesar del aumento registrado en los costos de los insumos en lo que va del año, las señales de esta campaña son positivas para el incremento del área sembrada, especialmente para el cultivo de maíz”, indicó.

Sin embargo, debido a que los precios a cosecha, en este momento, se ubican por debajo de los registrados en la campaña anterior, la Bolsa porteña estimó un pequeño descenso en las exportaciones, que por ende repercute en una merma en la recaudación fiscal del 4,5% hasta los US$ 14.630 millones.

En cuanto al Producto Bruto Agrícola (PBA), que es el valor agregado de las cadenas hasta la primera transformación, se prevé una baja del 6,6% para posicionarse en US$ 42.030 millones.

De ese total, US$ 21.112 millones corresponde a la cadena de la soja, mientras que la maicera aportaría US$ 8681 millones y la de trigo US$ 3406 millones, entre las principales.

En el plano productivo, el maíz vuelve a ser el cultivo más destacado y, por primera vez, será el que mayor proyección de producción tenga en la víspera del inicio de la campaña.

De esta manera, la entidad estimó que el cereal amarillo con destino a grano comercial alcanzará una superficie de 7,1 millones de hectáreas, 500.000 hectáreas más que en el ciclo 2020/21.

Si a este cálculo se le suma el maíz para uso propio forrajero, cuya previsión de área se ubica en 1,7 millones de hectáreas, la siembra culminaría con un total de 8,8 millones de hectáreas.

Pero el dato sobresaliente proviene de la estimación de cosecha, calculada en 55 millones de toneladas, 4,5 millones por encima del ciclo anterior.

De concretarse dicho guarismo, el cultivo alcanzaría su octava expansión consecutiva y arribaría a un récord productivo.
En paralelo, la soja volvería a presentar una nueva reducción en área, al resignar 400.000 hectáreas respecto al ciclo 2020/21 hasta las 16,5 millones de hectáreas, su peor marca en 15 años.

No obstante, la producción crecería 900.000 toneladas y se ubicaría en 44 millones de toneladas, ya que se prevé que La Niña no golpeé con la misma fuerza que lo hizo el ciclo anterior.

Por su parte, el girasol tendría un crecimiento del área de 200.000 hectáreas hasta las 1,65 millones con una producción de 3,5 millones de toneladas (+500.000); el sorgo alcanzaría el millón de hectáreas (+50.000 hectáreas) y una cosecha de 3,5 millones de toneladas (+100.000) mientras que el trigo y la cebada, ambos cultivos ya implantados ocuparían un área de 6,6 y 1,15 millón de hectáreas y 19,2 y 1,15 millones de toneladas, respectivamente. 

"Industrializar la producción"
El ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, Javier Rodríguez, destacó los avances del Plan Bonaerense de Desarrollo Rural y remarcó que “industrializar la producción agropecuaria es uno de los principales objetivos" porque permite "generar circuitos económicos que promueven el desarrollo local”.

“Venimos desarrollando diferentes políticas y herramientas que nos parece importante compartir y analizar junto con los productores en distintos puntos de la Provincia, especialmente en este momento, después de un año y medio de pandemia, en el que empezamos a ver la salida y una reactivación económica gracias al avance de la vacunación”, destacó el ministro, al participar de una mesa de trabajo en la vecina ciudad de 9 de Julio.