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Mario Rizzi: “El fútbol te educa, te enseña el respeto, es maravilloso”

Jugó más de diez años en Primera y es ídolo de San Lorenzo de Almagro. Como entrenador, obtuvo numerosos campeonatos, entre ellos, el ascenso de Sarmiento de 2004. Aunque hace algunos años no entrena, quiere volver a dirigir. “No hay nada mejor que meterte en una cancha y que haya veinte personas para jugar”, afirma.

Durante su infancia, transcurrida en el corazón del barrio Belgrano, Mario Rizzi se pasaba todo el día jugando al fútbol, a veces con una naranja porque no había pelota, y soñaba que José María Muñoz relataba cada uno de los goles que hacía en el arco improvisado con dos buzos tirados en el piso. Aquello, que perecía lejano y hasta imposible, finalmente se hizo realidad y con creces: jugó diez más de diez años en Primera, el Gordo gritó decenas de sus conquistas, llegó a la tapa de El Gráfico, fue convocado a la selección y se convirtió en ídolo y referente de San Lorenzo.
“La realidad superó cualquier fantasía que tenía de chico”, afirma hoy en diálogo con Democracia, mientras repasa su exitosa trayectoria como jugador y director técnico.

“La realidad superó cualquier fantasía que tenía de chico”

A Primera
Rizzi tuvo la primera posibilidad de ir a un club grande a los quince años. Como se destacaba como delantero, el Vasco Bassagaisteguy ya lo había hecho debutar en la primera de Rivadavia y en ese tiempo lo llevaron a hacer una prueba a River. “Jugué medio tiempo en un amistoso contra Platense e hice dos goles”, recuerda. Pero después no hubo acuerdo entre los dirigentes de ambas instituciones y Mario siguió en el Riva.
Más adelante, jugó para Newbery el torneo regional que lo clasificó para el Nacional de 1974, pero Rivadavia no lo cedió para ese torneo.
Luego, Chiche Tablada, un amigo de su padre que había jugado en San Lorenzo, lo llevó a una prueba en El Ciclón, donde fue quedó seleccionado.

“Siempre recibo cariño y respeto, y eso es muy importante”

Futbolista
La carrera de Mario Rizzi como futbolista fue extraordinaria. Su paso más importante fue en San Lorenzo, donde debutó en 1975 en un clásico ante Huracán y permaneció seis años, en los que convirtió 64 goles en 200 partidos. Ahí es considerado un verdadero ídolo, aun cuando no salió campeón nunca con la institución.
Tuvo un paso por América de Cali y volvió al país para jugar en Racing, donde le fue “muy bien”.
“En esa época -recuerda- Bilardo estaba armando el equipo que sería campeón en el 86 y estuve en la primera citación. Después me desgarré, estuve cinco meses lesionado porque me tuve que operar”.
También jugó en Instituto, en Rosario Central y, finalmente, regresó a Junín y se retiró en Sarmiento.

Técnico
Empezó su carrera como técnico en dos equipos de la Liga Pampeana a los que sacó campeón. Luego se fue a Buenos Aires y firmó para All Boys, equipo con el que obtuvo el torneo de la Primera B en 1993.
Después recaló en Tigre, equipo al que también sacó campeón del torneo Apertura de la B de 1994. Ahí tuvo chances de dirigir a San Lorenzo, pero perdió esa posibilidad por un voto: cinco dirigentes votaron por la continuidad de Héctor Veira, Rizzi sacó cuatro y Miguel Russo dos. “A partir de ahí quedé muy identificado como entrenador del ascenso”, explica.
Pasó por Almirante Brown, Brown de Arrecifes, Deportivo Morón, ascendió a Primera a Macará de Ecuador hasta que llegó a Sarmiento, donde salió campeón y ascendió al Nacional B en 2004.
“Junín es mi vida”, afirma, para luego ampliar: “El momento más lindo de mi carrera fue cuando entramos a la Ciudad después de haber salido campeones, con miles de personas que nos esperaban. Cuando pasé por Benito de Miguel la vi a mi vieja, que me tiraba un beso desde abajo, y se me mezcló mi historia, el fútbol, mi niñez, el éxito, Sarmiento, fue un momento que sintetizó mi vida”.
Luego dirigió a Tristán Suárez, Los Andes, Platense y regresó a Sarmiento. “En esta segunda fue una mejor campaña que la anterior, pero terminamos a un punto de Platense”, explica. También fue entrenador de Almagro, Huracán de Tres Arroyos, Sportivo Italiano y General Lamadrid.
Además, es director de la Escuela de Entrenadores de la Asociación de Técnicos Futbol Argentino (ATFA) y actualmente trabaja en la secretaría técnica de San Lorenzo de Almagro en el scouting del fútbol de ascenso.

“El momento más lindo de mi carrera fue cuando entramos a Junín después de haber salido campeones con Sarmiento, con miles de personas que nos esperaban”.

El fútbol
Aunque hace algunos años que no entrena ningún equipo, Mario Rizzi quiere volver a dirigir. Sabe que, por su palmarés, lo puede hacer: obtuvo siete campeonatos y es el DT que más veces ganó la B Metropolitana. “Más allá de los éxitos, disfruto mucho de los entrenamientos y del fútbol -asevera- yo había dejado de jugar hacía dos años y los sábados a la noche me seguía doliendo la panza, como cuando estaba activo”.
Según dice, siempre interpretó que Sarmiento es Junín: “Fui mascota del equipo, me crié viendo el fútbol de Taqueta Barrionuevo y mis equipos tienen que ver con eso, esa es mi esencia”.
Por eso cada vez que viene a la Ciudad es muy bien recibido. “Lo más lindo es el reconocimiento, siempre recibo cariño y respeto, y eso es muy importante”, afirma. Y luego concluye: “El fútbol te educa, te da códigos de convivencia, te enseña el respeto y a cuidar tu cuerpo. Es maravilloso. No hay nada mejor que meterte en una cancha, sentir el olor al pasto y que haya veinte personas para jugar. Todo es un juego: ¿cómo se festeja un campeonato? Saltan, bailan, se tiran agua, juegan como chicos. De eso se trata”.

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