Juanjo Paz
Juanjo Paz es un reconocido profesor de Educación Física con una dilatada trayectoria en nuestra ciudad.
RECONOCIDO DOCENTE DE NUESTRO MEDIO

Juanjo Paz: “No concibo la educación física por fuera de lo social”

Como profe, se desempeñó en lugares muy disímiles: pasó por siete escuelas rurales, tres clubes, el CEF N°55 y el servicio penitenciario. Y en todos esos espacios, más allá de lo relacionado específicamente con la docencia, intentó dejar algo más.

Como profesor de Educación Física, Juanjo Paz se desempeñó en lugares muy disímiles: desde escuelas rurales y clubes, hasta el CEF N°55 y la cárcel. Y en todos esos lugares, más allá de lo relacionado específicamente con la docencia, intentó dejar algo más.
No se puede separar esta profesión de lo social”, explica el profe en una charla con Democracia en la que repasa, hasta la emoción, sus más de 35 años en la docencia.

Profe
Juanjo nació en Junín y se crió en el barrio Pueblo Nuevo.
Su inclinación por el deporte viene desde chico. “Estaba todo el tiempo en el Club Newbery”, recuerda. Iba a la pileta en el verano, practicaba natación, jugaba a la paleta. También hizo básquet en el Club Ciclista y fue arquero de Sarmiento, primero y del “Aviador” después.
Eso hizo que tomara el deporte “con total convicción”. Y así fue que, cuando terminó el secundario, se fue a Lincoln a hacer el Profesorado de Educación Física. Allí estuvo un año y compartía vivienda con Sergio Lippi. Tuvo que interrumpir su formación para hacer el servicio militar y después sí pudo terminar su carrera.

“Trabajar en la cárcel es una experiencia de vida inolvidable”

Sus trabajos
Todavía era estudiante cuando empezó a trabajar en el Club Newbery ad honorem, haciendo destreza con los más chicos y dando educación física infantil.
Se recibió en 1978, aunque año antes ya se desempeñaba en la colonia de vacaciones del Club Junín. En 1979 volvió a Newbery, en 1983 pasó al Club Social para luego tener un nuevo regreso a “su club”, ahora como entrenador de vóley.
En el ámbito educativo, hizo la mayor parte de su carrera docente en establecimientos rurales: se desempeñó en la Escuelas N°4, N°5, N°6, N°26, N°33, N°35 y en la de Agustín Roca. En secundaria, solo hizo trabajos esporádicos en los colegios Normal y Nacional.
Uno de los lugares a los que le dedicó más tiempo fue el Centro de Educación Física N°55.
“El CEF tiene la particularidad de que las actividades deportivas que se realizan no son obligatorias, y tampoco tiene la dinámica de un club”, explica Paz, que estuvo en la institución desde su creación, en 1987, y permaneció primero como profe, después secretario y, finalmente, regente.
“Al no ser una actividad obligatoria -agrega- es muy importante el trabajo y el carisma que tenga el profesor de Educación Física que trabaja ahí, porque hay que captar a los grupos y sostenerlos con la propuesta pedagógica y la creatividad. No es tan sencillo trabajar conscientemente en el CEF, donde también se cumple una función social”.
El centro atendía a una población vulnerable, por lo que se daba una copa de leche a los chicos que concurrían por la mañana y por la tarde a hacer actividad física.

El servicio penitenciario
Su paso por el servicio penitenciario como profe dejó una marca indeleble en Juanjo. “Trabajé 36 años, cinco meses y cuatro días en la cárcel. Entré en 1981 y esa es una experiencia de vida inolvidable”, dice emocionado.
Paz fue el primer docente de Educación Física de la provincia de Buenos Aires en trabajar con internos. Empezó con el personal penitenciario, en un momento en que la UP13 “era una unidad modelo”. Ahí presentó un proyecto para darle Educación Física a la población carcelaria, algo que arrancó “medio a escondidas, porque no había ninguna referencia previa en La Plata” y nadie lo autorizaba.
“Yo quería trabajar con los internos, porque me parecía que eso le podía aportar mucho, la posibilidad de salir de la celda, hacer actividad, era un desafío”, explica. Y hubo un hecho fortuito que terminó de darle forma al proyecto: “A finales de 1982 vino una recorrida de organismos de derechos humanos, yo estaba en el gimnasio, escucharon gritos y se vinieron. Les expliqué lo que estaba haciendo y, después de terminar la actividad, me mandaron a llamar al despacho del director y a partir de ahí se generó el espacio. Al poquito tiempo Lalo Armoa arrancó con una propuesta similar en el penal de San Nicolás”.
Desde ese momento, llevó adelante esta iniciativa hasta el año 2017.

“No se puede separar esta profesión de lo social”

Balance
Ya jubilado y retirado de la actividad, Paz señala que siempre vivió la Educación Física como algo que va más allá de lo educativo y lo físico. “Yo no concibo la educación física por fuera de lo social”, sentencia, para luego ampliar: “Esa es la función de cualquier docente. Por más de 25 años se organizaron los torneos interescolares y yo coordinaba esos encuentros, porque los organizaba el CEF. Yo traía a los chicos de la Escuela 5 o de la 33 a la pileta y para algunos la primera sensación de pasarse un jabón en el cuerpo fue debajo de la ducha en el club, esas cosas no te las olvidás nunca. Por eso digo que no se puede separar esta profesión de lo social”.
Con todo, al momento de hacer un balance, concluye: “Una vez me preguntaron que me gustaría hacer si naciera de nuevo, y yo respondí: "Profe de Educación Física". Esta profesión me dio mucha felicidad por conocer tanta gente y por la suerte de haber tenido tantos alumnos de distintas generaciones”.

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