Los hermanos modificaron el carburador para que funcione a gas.
Los hermanos modificaron el carburador para que funcione a gas.
EN LA DÉCADA DE 1960

Los juninenses que adaptaron el auto a gas y le vendieron la patente a los franceses

José y Juan Carlos Ramos, técnico en refrigeración y mecánico respectivamente, revolucionaron el mundo de la mecánica en la Ciudad: primero con un auto de carrera (Limitada 27) y luego con una camioneta Ford 62. Llevaban garrafas.

Hoy en día, casi cualquier automóvil puede ser adaptado de forma sencilla para que funcione con gas, pero hace medio siglo los motores industriales eran los únicos proyectados o modificados para usar ese combustible, en lugar de gasolina.

Pero, a fines de 1960, los hermanos Ramos revolucionaron el mundo de la mecánica en Junín y transformaron un vehículo particular a gas licuado, a partir del rediseño del carburador, y con una garrafa como tanque de combustible.

“José, que vivía en nuestra ciudad, era técnico en refrigeración de heladera. Tenía un hermano, Juan Carlos, que vivía en Buenos Aires, que era un buen mecánico, y se vino a vivir a Junín, donde, en el taller de heladeras, empezaron a fabricar el carburador a gas envasado”, recordó a Democracia, Mateo Puerta, un vecino del barrio y conocedor de la hazaña.

En un principio “armaron un auto de carrera en la Limitada 27, al que le pusieron el carburador a gas y no los dejaban correr. Luego, se lo aceptaron y llegaron a ganar algunas carreras”, afirmó.

Y agregó que, en aquel entonces, José “El Negro”, que “en ese tiempo trabajaba para la municipalidad, donde arreglaba los artefactos, andaba en una camioneta Ford 62 con la garrafa atrás”.

Como en Argentina no le permitían patentar el invento, “el mecánico se contactó con unos franceses quienes compraron la patente. A partir de eso, los franceses empezaron a fabricar los carburadores a gas (que era licuado), y ahora lo modernizaron y lo adaptaron para el GNC”, destacó.

Los hermanos “adaptaron los motores de combustible líquido de automóviles a gas, ya que, en aquel entonces, solo se modificaban para motores industriales o de cosechadoras. Adecuaron el carburador para usarlo a gas y luego los franceses lo mejoraron basándose en lo que había inventado”, subrayó. 

50 mil pesos

“El Negro vivía en calle Güemes, entre Emilio Muñiz y Córdoba, donde construyó un galpón nuevo cuando vendió la patente. El fondo de mi casa daba a su vivienda y éramos como de la familia”, expresó Puerta.

“En esa época no tuvo mucha repercusión. Recuerdo la noche en la que hicieron los papeles, como si fuera hoy. En esa época, entre el 70 y 71, fueron 50 mil pesos”.

“Yo estaba siempre metido en el taller con ellos. Yo tenía 17 años y lo ayudaba a uno de los mejores técnicos de refrigeración que había en Junín. Era muy inteligente y meticuloso”, concluyó.

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