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La zona del Camino a la Laguna de Gómez es una de las de mayor crecimiento en el último tiempo.
PANORAMA INMOBILIARIO

Vivir en las afueras: una tendencia que se profundizó con la pandemia

El fenómeno que se viene dando en Junín desde hace algunos años, ahora se acentuó como una de las consecuencias del aislamiento. Camino a la Laguna, Cerrito Colorado, Rincón del Cielo, Circunvalación al oeste y Ruta 188 al norte son las zonas más buscadas. En algunos barrios demandan más servicios, como fibra óptica y gas natural. Además, aseguran que todavía faltan créditos hipotecarios para viviendas.

Ya hace algunos años que, en materia habitacional, es una tendencia en nuestra ciudad la radicación en áreas periféricas de la ciudad. De esta manera, las que históricamente eran consideradas zonas de quintas o de casas de fines de semana con el tiempo se convirtieron en lugares donde predominan las viviendas permanentes.
Este fenómeno que, de acuerdo con diferentes análisis, sitúa su comienzo en diez o quince años atrás, se profundizó aún más a partir del aislamiento decretado por la pandemia de Covid-19.
Lo confirman a Democracia referentes del rubro inmobiliario, así como vecinos de los barrios periurbanos que ven cómo crecen la construcción y la demanda de lotes e inmuebles en barrios alejados del centro. 
Son varias las razones que explican la acentuación de este proceso en los últimos meses, que van desde las oportunidades que brinda la economía para este tipo de negocios inmobiliarios -a partir de la devaluación del año pasado- hasta las potencialidades para sobrellevar de mejor manera las medidas de distanciamiento social.

Tendencia acentuada
Daniel Di Palma, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos del Departamento Judicial Junín, señala que esta tendencia que viene desde varios años atrás “se agudizó con la pandemia”. Según su mirada, ya hace tiempo que “se viene produciendo un cambio sustancial en la búsqueda de propiedades entre las parejas jóvenes y las nuevas familias, así como la focalización de la inversión en parcelamientos en las adyacencias de la ciudad” y es por ello que florecen los loteos en esas áreas perimetrales.
Y al analizar los barrios más buscados, los martilleros locales coinciden en que se advierte una gran expansión en la zona del Camino al Parque Natural Laguna de Gómez, Cerrito Colorado Norte y Sur, Rincón del Cielo, también el eje de la Ruta 188 hacia el norte, lo mismo que Circunvalación al este. Otros dos espacios específicos que se destacan son los alrededores del Palmar I y II y el gran crecimiento que tuvo en el último tiempo el barrio cerrado Costa Verde, donde ya hay unos sesenta inmuebles con familias residiendo y otros tantos en construcción.
“Históricamente, Camino a la Laguna fue muy buscado. Es que son muchos kilómetros y donde se han abierto muchos loteos nuevos. Eso se amplió a Cerrito Colorado, a Ruta 188, porque hay lotes grandes”, afirma el martillero Christian Márquez.
Esta misma apreciación la tiene Erik Santos, presidente de la sociedad de fomento de los barrios Real, Moya y Jardín: “Yo veo que, así como sucedió con el teletrabajo y las compras online, la pandemia lo que hizo fue acelerar los tiempos, es decir, un proceso que venía sucediendo e iba madurando ahora tomó otro impulso. Hoy en día son contados los lotes libres que hay. Cuando salgo a caminar por el barrio a mí mismo me llama la atención de cómo ha cambiado. Por ejemplo, hace tres años en mi manzana había tres viviendas y hoy, salvo una casa, el resto está toda ocupada”.


Juan Manuel Soberano, vicepresidente de la sociedad de fomento de Cerrito Colorado Norte, también observa que en su barrio se dio esta explosión. “Yo me enteré que hay gente de Buenos Aires que, cuando comenzó la cuarentena, se vino a vivir acá y todavía siguen”, indica, para luego ahondar: “El contexto hizo que decidieran venirse. También conozco casos de gente que compró terrenos o quintas inclusive en otros lugares, como Rincón del Cielo, por ejemplo. Se vino mucha gente para las zonas como la nuestra. Hay más construcciones, eso se nota: del año pasado a hoy veo cinco o seis casas nuevas dentro del barrio”.
En definitiva, se observa un crecimiento de la mayoría de las áreas adyacentes en la ciudad, a excepción de la zona oeste, hacia Ruta 7 y 188, donde no se ve el mismo. “Ese es un sector que tiene características especiales -explica Di Palma-, donde tiene una gran importancia la influencia del cementerio parque, el basural, el sistema de cárceles, que condiciona un poco el crecimiento habitacional hacia ese lado, pero que también tiene que ver con el lineamiento que se ha propuesto a través de la zonificación en la tendencia de radicación más comercial e industrial que residencial”.

Las razones
Una de las razones que explican este fenómeno es la económica. Para Di Palma, uno de los objetivos de los que decidieron invertir en adquisición de inmuebles o en la construcción fue el de “transformar los ahorros, ya sea en moneda extranjera como nacional, para pasarlos a una inversión más tangible”. Según su análisis, “el inmueble conserva su valoración” y es por eso que los desarrolladores y martilleros insisten en que “no hay mejor inversión que la tierra y el ladrillo”.
Para Di Palma, “hay que tener en cuenta que muchas de esas cosas se produjeron por la devaluación, la baja en dólares que se produjo en las propiedades, y, al contar con el disponible, es un momento propicio para poder transformar los ahorros en inmuebles”.
Las restricciones a los movimientos que se introdujeron a partir de la pandemia también fue un factor de influencia para quienes buscaban una vivienda y, en tal sentido, las zonas alejadas permiten disfrutar de una amplitud que no tienen las casas en el casco urbano. “La pandemia generó necesidad de aislarse y, también, tener posibilidades de estar al aire libre y en contacto con la naturaleza. Por eso se acentúa la tendencia”, resume Márquez.
Es por ello que Santos también advierte que lo que en un momento se suponía que sería pasajero finalmente pareciera que llegó para quedarse: “Nosotros pensamos que era un fenómeno estacional por la cuarentena, creíamos que luego se iban a volver a la ciudad y la verdad que hoy tenemos, prácticamente, ocupación plena. Y los que no se quedan es solamente por la escolaridad de los chicos. Es mucha la gente que se quiere venir. Lo vemos, prácticamente, a diario”.

Demandas
Todos los que residen en estas zonas coinciden en que tienen los beneficios de vivir en un espacio verde y en contacto con la naturaleza, sin estar tan alejados como algunos pueden creer.
“Antes parecía muy lejos y hoy ya no lo es. Además, es más tranquilo y, en muchos casos, es más seguro”, sintetiza Márquez.
Según sus cálculos, en auto demora once minutos desde Costa Verde hasta su oficina, en el centro de la ciudad. Desde Cerrito Colorado, Soberano tiene de diez a trece minutos hasta el casco urbano, dependiendo del semáforo de la Ruta 7 y 65. “No sé cuánto tardo, pero creo que para ir al centro tardamos menos desde el barrio Real que de avenida República”, agrega Santos. Y aclara que “sí se ve que, en las horas pico, el semáforo de la Ruta 7 se hacen algunas filas, algo que no pasaba antes”.
Ante este escenario, se vuelve más visible el reclamo por servicios. Por ejemplo, en Cerrito Colorado Norte solicitan la extensión de la red cloacal y, además, desde hace varios meses están trabajando con en conjunto con otros barrios linderos para llevar Internet por fibra óptica, una prestación que, con la pandemia, se volvió esencial.
En el barrio real, en tanto, no tienen problemas con la provisión de Internet, aunque sí se está empezando a gestionar la ampliación del gas natural: “Nosotros pudimos hacer catorce manzanas y eso les cambió la vida a los vecinos. Por eso queremos extender la red y esperamos poder cumplir el famoso proyecto de llegar hasta la Laguna”.
Finalmente, Di Palma enfatiza que, más allá de tendencias y nuevas modalidades en el uso del suelo, “lo que falta es incentivo en las políticas públicas para lo crediticio y los andamiajes dentro del circuito financiero” para poder generar promociones a gran escala para toda la población: “Debemos recuperar el poder adquisitivo de los salarios, en líneas generales, y de esta forma poder arribar a un sistema de créditos hipotecarios que nos permita tener más gente que pueda cumplir su sueño de adquirir el espacio deseado y, a la postre, también su vivienda”.

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