RECONOCIDO MÚSICO DE NUESTRO MEDIO

Juan José Martínez Musso: “Reencontrarme con el bombo fue como volver a mi infancia”

Como bombisto, acompañó a varios grupos y solistas. Actualmente tiene el dúo Santiago Martínez y forma parte del grupo Tierra Suelta. Fue el promotor de la llegada de La Marcha de los Bombos a Junín. Es luthier de instrumentos de percusión.

Debe haber sido una especie de llamado interior, que se produjo cuando ya habían pasado veinte años de la época en que alternaba sus clases en el instituto de danzas de Mary Torres con las tardes tocando el bombo de su hermano. En el medio, hizo toda su escolaridad en el colegio Padre Respuela y luego trabajó en una estación de servicio primero y en un banco después, mientras otras músicas se incorporaban a sus gustos, aunque siempre con el folclore como telón de fondo.
Entonces, en 2004, cuando dejó su puesto en el banco y se fue a San Gregorio a trabajar como administrativo en la fábrica de su tío, Juan José Martínez Musso volvió al bombo. Fue muy de a poco, de manera autodidacta, como lo había aprendido de niño. Con una gran curiosidad miraba a bombistos consagrados, como Polo Román, Palito Acuña y Pascual Toledo, para acercarse nuevamente al instrumento. Y en ese reencuentro, empezó a forjar un camino que lo llevaría a tocar en varias agrupaciones locales, vincularse con un prócer del instrumento como Froilán “El Indio” González, dar clases y ser él mismo un luthier de bombos.

“Me gustaría dedicarme solo a fabricar bombos y vivir de eso”.

Músico
Cuando regresó a Junín, en 2007, se metió más de lleno en la música. Dos años más tarde, empezó a juntarse con un grupo que tenía Néstor Lucchetti, lo que le sirvió para mejorar su técnica. Y a finales de 2009 comenzó a tocar con Los Marchetto. “El hecho de acompañar músicos en vivo me sirvió para pulir muchas cosas y creo que ahí cambió todo”, afirma.
Estuvo tres años con Los Marchetto, colaboró con el grupo Canay, acompañó a Sergio Recúpero y a Damián Gutiérrez y formó parte de Los Gringos cuando fueron elegidos como revelación en el Festival de las Sierras, de Tandil. Luego tocó con Héctor Córdoba. 
Actualmente está tocando con su pareja, Pamela, en el dúo Santiago Martínez y forma parte de Tierra Suelta, un proyecto que también dirige Pamela Santiago en el que exploran sonidos de percusión y ejecutan instrumentos afro.

“Cuando me propongo algo, voy detrás de ese sueño”.

Santiago querido
Martínez Musso tiene un vínculo muy estrecho con Santiago del Estero. A partir de un viaje solidario que hizo, se relacionó con “El Indio” Froilán, un luthier de bombos que cuenta con un enorme reconocimiento internacional, y desde entonces, sus viajes a la provincia se hicieron regulares, básicamente con dos objetivos: desarrollar acciones solidarias en Tipiro, Pozo Hondo y Aerolito y, a la vez, compartir el lugar y el tiempo con “El Indio” en su famoso patio. “En ese momento yo viajaba cuatro o cinco veces al año a Santiago y paraba en la casa de Froilán, estaba todo el tiempo con él, viendo cómo fabricaba los bombos, preguntando y escuchando”, explica.
Lo que empezó por una movida solidaria terminó en un involucramiento que incluyó lo cultural, lo tradicional y lo folclórico. Esto involucró a más juninenses, lo que derivó en la llegada a Junín de La Marcha de los Bombos, una tradicional convocatoria organizada por la Fundación del Patio del Indio Froilán que se realiza en Santiago del Estero cada mes de julio y convoca a centenares de bombistos y miles de asistentes. Gracias al impulso de Juan, en 2013 esta verdadera fiesta llegó hasta Junín y se pudo repetir en tres oportunidades más, un evento que trajo a la ciudad visitantes de Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, La Pampa, Córdoba, entre otros lugares.

Luthier
Su relación con Froilán lo impulsó a fabricar bombos. En cada visita Juan miraba el trabajo del Indio, escuchaba sus consejos, hasta que se animó a reparar uno.
Luego le regalaron un tronco ahuecado y construyó su primer bombo, que le regaló a su hermano. “Sentí que era una forma de agradecerle porque cuando era chico tocaba con el suyo y verlo tocar la batería y estudiar fue muy importante para mí”, comenta.
De a poco se fue trayendo los insumos para seguir con su hobby. “Yo tuve al mejor maestro de todos -afirma- y la mejor forma de aprender, porque pasaba días en el Patio de Froilán y él tuvo una actitud de mucha generosidad, que fue la de abrir el libro de los secretos y decirme ‘acá está todo’. Siempre me fue pasando datos, consejos y su conocimiento”.
Hoy en día lleva hechos unos 150 bombos que están repartidos en diferentes partes del mundo: mandó a Rosario, Buenos Aires, Córdoba, Puerto Madryn, también a España (para Martín Brun, baterista de Andrés Calamaro), Chile, Estados Unidos y Austria, entre otros países.

“Reencontrarme con el bombo fue como volver mi infancia, siempre lo pensé de esa manera, como un regreso a un momento de absoluta felicidad”.

Actualidad
Al hacer un repaso de su camino en la música, Juan José explica: “Reencontrarme con el bombo fue como volver a mi infancia, siempre lo pensé de esa manera, como un regreso a un momento de absoluta felicidad. Yo crecí con eso y, más allá de que en un momento quedó de lado, nunca dejé de escuchar folclore”.
Y al momento de pensar en el futuro, concluye: “Me gustaría dedicarme solo a fabricar bombos y vivir de eso.También hago cajones peruanos, cajas vidaleras, pero lo que me gusta es el bombo. Sé que no es fácil, pero soy de los que, cuando me propongo algo, voy detrás de ese sueño”.

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