RECONOCIDO ARTISTA DE NUESTRO MEDIO

Raúl Paulucci: La música como motor de la vida

Multi-instrumentista, toca guitarra, piano, bajo y contrabajo. Además de producir y acompañar a numerosos músicos, tuvo varios grupos de rock, tango y folclore. Hace sonido, es disc jockey, da clases y tiene un estudio de grabación.

El lugar común indica que cuando un joven dice que quiere dedicarse a la música enseguida se le pregunta: “¿Y de qué vas a trabajar?”
Es que se da por supuesto que el arte no puede ser un medio de vida. O que solo lo es para unos pocos elegidos. Raúl Paulucci vivió algo así en su adolescencia y por eso fue a la facultad, se recibió de ingeniero agrónomo y tuvo diferentes trabajos. 
Pero su llama interior fue más fuerte y, ya “de grande”, pudo darle impulso a su pasión e hizo todo lo posible para vivir de la música. Y lo consiguió: no solo tocó en varias bandas de distintos géneros y acompañó a numerosos grupos y cantantes, sino que también hizo sonido, es disc jockey, da clases y tiene un estudio de grabación.

Primeros años
Paulucci empezó a interesarse por la música cuando empezaba el secundario. “Me fascinaban los Beatles, y después seguí con los nacionales: La Joven Guardia, Los Gatos, Sandro”, evoca.
Cuando sus padres vieron su entusiasmo, le compraron una guitarra. Pasó por un par de profesores, pero fue en el Colegio Marianista donde se volcó de lleno: “Había un marianista, Tomás Balmaceda, que tocaba muy lindo, nos invitó a participar como músicos de la misa y fue la persona que más me enseñó de la guitarra”.
Su primer grupo fue Aqualung y luego pasó por Agnus Day, una banda que ya tocaba en la zona y tenía otra repercusión.

“Me gusta toda la música, yo disfruto al escucharla y al tocarla”.

Su camino
Cuando terminó el secundario hizo la carrera de Ingeniería Agronómica y se recibió. Luego trabajó en una universidad, en un campo en Tandil y regresó a Junín. Acá se desempeñó en la Lestar Química y dio clases luego de hacer la capacitación docente.
En todo ese tiempo, siempre tuvo la guitarra a cuesta, con lo que la música seguía muy presente en su vida.
Aquí fue convocado por muchos músicos para acompañarlos, desde Raúl Saldías, Juan Albamonte y Paco Maracaibo, hasta Alfredo y Oscar Farías, Claudio Jurado y Los Guevara.
“Yo siempre tuve en cuenta la idea de ganar dinero con la música porque el arte es algo extraordinario, pero también es una profesión, un oficio. Por eso siempre traté de hacer música cobrando, no regalar lo mío”, explica.
Con ese impulso fue que ingresó al Conservatorio, a sus 35 años, cuando llevó a su hijo para inscribirlo y se enteró de que había opciones para adultos. En todo este tiempo hizo muchos cursos, capacitaciones y tecnicaturas: en piano, guitarra, bajo y, actualmente, está haciendo la de contrabajo.

Músico
Formó parte de la banda de rock Paquidermos y luego tuvo dos proyectos propios en los que también estuvo vinculado su hijo Guillermo: Pehuén, un conjunto de folclore de proyección y Gen T de Tango, un grupo “que fue bastante experimental”. En ese momento hicimos un ciclo muy lindo en Los Mandarines.
Cuando su hijo se fue a Buenos Aires, arrancó una nueva etapa. Lo convocó Saldías para formar La Luz Mala, otra formación de folclore más moderno, donde Paulucci empezó a tocar el bajo. También tuvo El Andén, una banda de rock clásico. Y más adelante en el tiempo, formó un dúo de tango y otro de folclore.
En el medio, resolvió que se iba a dedicar de lleno a la que era su pasión. “Estuve unos diez años en la Lestar -relata- pasé a trabajar como docente y un día vi que hacer sonido para bandas y espectáculos podía ser una opción. Y así me fui metiendo, ganando más espacio y eso me permitió seguir dedicado exclusivamente a la música”.
Para eso, pudo hacer “un combo”, como lo define el propio Paulucci: “Tocaba, tenía algunos alumnos, hacía sonido, pasé música y, finalmente, puse un estudio de grabación. Eso me permite vivir de la música, que es lo que yo siempre quise”.

“El arte es algo extraordinario, pero también es una profesión, un oficio”.

Su estudio
En su estudio grabaron muchas bandas. Inclusive, a veces lo invitan a tocar a Raúl. Don Charuto y Mamá do Gurú son dos ejemplos de bandas que lo convocaron a participar de las grabaciones y, luego, a tocar en vivo.
En tiempos de pandemia, Paulucci cortó el trabajo en el estudio y solamente trabaja para dos compositores, uno de rock y otro de tango, a los que les hace algunas cosas, principalmente como productor.
Además, forma parte de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, lo que considera “el proyecto más importante” en la actualidad.

“Es una satisfacción que me llegó medio tarde, pero me da perspectiva hacia el futuro. Me voy a jubilar como monotributista, pero seguiré en la música”.

Balance
Multi-instrumentista, versátil, polifacético, Paulucci se muestra conforme por poder vivir de la música, algo que sabe que es muy difícil. “Me gusta toda la música, yo disfruto el escucharla y el tocarla -señala-, por ahí me podría haber dedicado de lleno desde antes, pero lo pude hacer de más grande y estoy re feliz”.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Es muy positivo porque mi vida no es solamente la música, sino también la familia, que es lo más importante. Tengo cuatro hijos, tres de ellos están en el arte, pude compartir música con ellos. Es una satisfacción que me llegó medio tarde, pero me da perspectiva hacia el futuro. Por eso sigo estudiando. Me voy a jubilar como monotributista, pero seguiré haciendo cosas en la música y eso es muy lindo”.

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