Daniel Rivolta junin
Daniel Rivolta es un referente de la gastronomía local. “El restaurante representa a mi familia”, asevera.
RECONOCIDO EMPRESARIO GASTRONÓMICO DE NUESTRO MEDIO

Daniel Rivolta: “Mi cocina es la cocina del restaurante y mi comedor es el salón”

Se crio en ese ambiente y junto con su familia tuvo varios emprendimientos dentro del rubro. Los Nogales, El Boliche de los Pobres, Il Postino y VoVó fueron sus proyectos a nivel local. “La gastronomía es todo para mí”, afirma.

Como empresario gastronómico, Daniel Rivolta es un referente de la actividad en nuestra ciudad. Aunque no siempre se dedicó a esto y siempre trató “de escaparle”, terminó siendo su modo de vida y su lugar en el mundo. “Mi cocina es la cocina del restaurante y mi comedor es el salón”, grafica.
Hoy en día, el apellido Rivolta está asociado al mundo gastronómico, en un camino que arrancó con su padre en San Justo, luego en Moquehuá y siguió con toda la familia dedicada al rubro en Junín y hasta en Italia. Pero es aquí donde la huella es indeleble.

Restaurantes
La familia Rivolta se mudó de San Justo a Moquehuá cuando Daniel tenía seis años. En esa pequeña localidad del partido de Chivilcoy su padre tuvo a su cargo la confitería del Club Social, que era muy importante, pero el Rodrigazo “lo tumbó”.
Entonces se vinieron a Junín, prácticamente sin nada. “Empezamos juntando chatarra en la calle, lo hacíamos toda la familia, levantábamos botellas, bronce, cartón, lo que se podía”, recuerda Daniel.

Me encuentran en el restaurante: es el punto de partida en mi vida. Daniel Rivolta. Empresario gastronómico.

Ser un referente en la gastronomía me da una gran satisfacción. Daniel Rivolta. Empresario gastronómico.

Un año más tarde, su padre obtuvo la concesión de la cantina del Club Villa Belgrano y luego se hizo cargo del kiosco y el comedor de la planta de YPF. “Los tres hijos nacimos dentro de una pi-zzería o un bar y nos criamos en ese ambiente”, cuenta.
Daniel fue cadete en la Farmacia Sindical y vendió diarios. Cuando su padre abrió Los Nogales, su primer restaurante, en Belgrano y Guido Spano, se sumó al negocio familiar. Al menos durante un tiempo. “A mí mucho no me gustaba esa actividad y me fui a trabajar con Osvaldo ‘Corazón’ Gaitán”, explica.

Europa y regreso
Daniel también trabajó en el entonces Canal 2 y en 1986, invitado por su amigo Fabio Nigro, se fue a vivir a Italia, donde permaneció ocho años: “Arranqué como utilero en un club de fútbol y después seguí en gastronomía, que es una actividad que te da una salida laboral rápida adonde vayas. Yo digo que el que se quiere ir del país y tiene voluntad que antes aprenda lo básico de la gastronomía porque eso le va a dar una posibilidad de trabajar”.
En 1994, regresó a Junín y se sumó a Los Nogales, el restaurante que su madre y su hermano habían reabierto en Irigoyen y España.
“En esa época -recuerda Rivolta- había un grupo de muchachos que cuando iba para Los Nogales solían decir que iban a comer al boliche de los pobres y se lo empezó a conocer en toda la ciudad con ese nombre. Cuando nos mudamos a 25 de Mayo 77 ya todo el mundo nos llamaba así”.
Así fue como quedó el nombre con que se popularizó el restaurante.
Otro hermano suyo había quedado en Italia, pero regresó algunos años más tarde y abrieron Il Postino, una pizzería con el estilo tradicional italiano.
Hace algunos años, Rivolta inauguró VoVó: “Cualquier gastronómico se siente atraído por la esquina de Tribunales, de la Nueve de Julio, de Leños hoy Matilda, o de Los Mandarines hoy Amanda, porque son lugares tradicionales en la gastronomía, así que cuando salió la oportunidad, ni lo dudamos”. Para ese entonces, también tenían la panadería Tía Chocha.

La gastronomía
Aunque es una actividad muy esforzada, la gastronomía se convirtió en una pasión para él. “De la familia, yo siempre fui el que más le esquivó a esto”, remarca, para luego agregar: “Este rubro me dio la posibilidad de trabajar con mi familia y, además, me dio seguridad: en Italia trabajé de plomero, en un supermercado, en la utilería de un club y terminé en la gastronomía porque, siendo mozo, arrancás con un sueldito y propina, es decir, con plata en el bolsillo. Y también tenés las dos comidas. Siempre les digo a mis hijos que te podés ir a vivir adonde quieras que con la gastronomía esas cosas las vas a tener: dos comidas y un mango en el bolsillo. No es poco, hasta poder cumplir con los objetivos que te planteaste”.
Además, es una actividad que lo acompañó siempre. “La gastronomía es todo para mí -sentencia-, mi mamá y mi papá se murieron en un restaurante, ahí nos criaron y ahí se criaron mis hijos. El restaurante representa a mi familia. A mí me cuesta desayunar en mi casa, yo me levanto, me voy al restaurante y desayuno ahí. Mi cocina es la cocina del restaurante y mi comedor es el salón. A mí me encuentran acá: es el punto de partida en mi vida”.

Balance
El 2020 no fue nada fácil para la gastronomía. “Fue un año muy largo -explica Rivolta-, nos salvó la panadería; en El Boliche nos dedicamos al delivery y fuimos para adelante. Tuvimos que reinventarnos. Yo soy una persona muy positiva y pienso que va a pasar, pero cuando estoy mal, la que se tiene que aguantar esas situaciones es mi mujer, que es un pilar fundamental en todo esto”.
No obstante, al momento de hacer un balance, concluye: “Siento un gran orgullo. Cuando vinimos a Junín tuvimos un par de años complicados, no era sencillo. Por eso me siento como un boxeador que llegó a la cima. Tener cuatro negocios, haber podido sostenerlos en la pandemia, haber formado una familia y ser un referente en la gastronomía de Junín a mí me da una gran satisfacción”.

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