UN AVE EN EL CIELO DE JUNÍN

El cambio de praderas a tierras de cultivo provocó la gran expansión de la cotorra

Lo que ocurrió "es que el hombre la adoptó como mascota y además se introdujeron cambios en el ambiente y el uso de la tierra, que le permitió expandirse desde su hábitat original a la región pampeana, donde se concentran los cultivos", explicaron los especialistas.

La conversión de praderas naturales en tierras de cultivos favoreció la expansión de las cotorras por el área agrícola de la región pampeana y, hace más de diez años, esas aves silvestres, consideradas plagas para la agricultura, ya ocupaban en el país una superficie similar a la de Alemania.
Así lo sostiene un estudio sobre la cotorra (Myiopsitta monachus) realizado por el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Enrique Bucher, y la doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Rosana Aramburú.
Además, “la extensión del cultivo de la soja coincide con la aparición y el avance del ave, al igual que las chinches verdes y las orugas, que son consideradas plagas debido al monocultivo. Estas especies prosperan por causa del ser humano, por ejemplo, con el desmonte de los bosques chaqueños”, explicó por su parte la profesora de biología de Junín, Marcela Torreblanca.
En nuestra ciudad, se las puede observar en inmediaciones del Palacio Municipal y en la plaza 25 de Mayo, en el parque Borchex y en las lagunas. Cruzan el cielo sorprendiendo a los transeúntes, especialmente bien temprano por la mañana y al atardecer. 

“Se generaron alimentos muy favorables”
La cotorra es una especie nativa considerada "plaga" para la agricultura en la pampa húmeda, debido a los daños que ocasionan esas aves a cultivos como maíz, girasol y sorgo, entre otros cereales.
No obstante, la bióloga del INTA-Paraná, Sonia Canavelli, explicó que la cotorra "no es doméstica ni plaga, es un ave silvestre que está en Argentina y otros países, desde antes del hombre".
"Es propia de nuestros ambientes y tradicionalmente asociada a montes y espinales que bordean a la región pampeana. La especie vivía allí", afirmó.
Lo que ocurrió después "es que el hombre la adoptó como mascota y además se introdujeron cambios en el ambiente y  el uso de la tierra, que le permitió expandirse desde su hábitat original a la región pampeana, donde se concentran los cultivos".
En esa zona, luego "se generaron alimentos muy favorables para las cotorras", dijo la bióloga, para quien el tema que esas aves sean plaga o no "depende a qué personas les produce daños, dónde y cuándo".
El concepto de plaga "es un término circunstancial y antropocéntrico", acotó.
En tanto, el estudio realizado por Bucher y Aramburú, denominado ´La cotorra como especie invasora: el caso de las pampas´, destaca que la expansión de esa especie por los pastizales pampeanos se inició después del año 1880.
Es decir, "luego de que los colonos europeos ocuparan territorios tomados a pueblos nativos de las pampas, al finalizar la Campaña del Desierto", detallan.
"En poco más de un siglo (1900-2010), la cotorra ocupó una enorme superficie, equivalente a la de Alemania, es decir, unos 330.000 Km2", precisan los especialistas.
Y en sintonía con lo explicado por la bióloga Canavelli, Bucher y Aramburú sostienen que la expansión de la cotorra en el país "es coincidente con varios cambios ambientales", en particular "la conversión de praderas naturales en tierras de cultivo".
"Con la llegada de los europeos se produjeron grandes alteraciones en el uso de la tierra, que tuvieron fuerte influencia sobre la avifauna en general y sobre la cotorra en particular", puntualizaron.
En ese contexto, Bucher y Aramburu explican que las cotorras "dejaron de anidar exclusivamente en los talas del bosque costero, cuando se introdujo el eucalipto en el país en 1857".
"Con el tiempo, abandonaron completamente los bosques de tala" y las aves "pasaron a construir sus nidos en los eucaliptos que alcanzan casi 30 metros de altura", señalan.
La preferencia de las cotorras para anidar en los eucaliptos "se expandió rápidamente por toda la región y en la actualidad se mantiene".
Al explicar el éxito invasivo de la cotorra, los autores de la investigación mencionan tres aspectos: "La habilidad de construir nidos comunales, oportunismo alimentario y flexibilidad de conducta".
"La capacidad que tiene la cotorra de construir nidos comunales, donde muchas parejas nidifican juntas, les otorga una ventaja adaptativa considerable, puesto que esos nidos proporcionan muchos beneficios", apuntan los investigadores.
Por último, expresan: "Creemos que el éxito de la cotorra responde a factores que no han sido tenidos en cuenta al buscar características comunes de las especies invasoras. Nuestro caso se agrega a la creciente evidencia acerca de que no hay un conjunto único de rasgos que permitan definir (y por lo tanto predecir) la capacidad invasiva de una especie".

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