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NUEVA NORMALIDAD

“El primer desafío será volver a encuadrar el trabajo en la escuela”

En un ciclo lectivo marcado por la pandemia y sus dificultades, profesionales de la psicopedagogía destacan el trabajo llevado adelante para contener y acompañar a los alumnos con problemas de aprendizaje.

En un año atípico, signado por el avance del coronavirus y el trazado de medidas de cuidado obligatorias, tanto las escuelas como los alumnos se vieron obligados a un giro de 180 grados para sostener un ciclo lectivo de la mejor manera posible.
Sin dudas, el uso de internet fue clave en este período ya que facilitó el contacto y el seguimiento por parte de los docentes con sus cursos.
Claro que para los cientos de casos en los que la tecnología fue inexistente se necesitaron otras intervenciones para llevar adelante el año y evitar que los chicos perdieran no solo en contenidos y aprendizaje concreto, sino en un sinfín de experiencias de lo que significa “ir a la escuela”.
No obstante los esfuerzos, las clases por Zoom y el trabajo extra de muchos docentes, una pregunta que surge con este panorama es cómo fue el acompañamiento de aquellos niños con problemas de aprendizaje, para no retroceder ni estancarse en sus objetivos.
Democracia dialogó con la Licenciada en Psicopedagogía Romina Mariani y con la psicopedagoga Dámaris Del Papa, quienes dieron detalles de las experiencias en los últimos meses.

Vínculo y acompañamiento
“En este contexto plagado de incertidumbre, lo primero que se propuso ante la declaración de la cuarentena fue crear un espacio para alojarlos desde la virtualidad, un espacio nuevo para todos, en el que tuvimos que adaptarnos y encontrarnos diariamente para trabajar”, destacó la licenciada Mariani. 
“Por eso, consideramos que lo más importante fue estar ‘disponibles’ para el otro, atender las demandas y necesidades que iban surgiendo y que requerían de nuestras intervenciones”, señaló sobre el ámbito de la escuela y también respecto del trabajo en consultorio. 
Por otro lado, tanto Mariani como Del Papa entienden que no porque forma parte de la “generación de las pantallas” todo niño debía saber cómo utilizar los dispositivos ni todos se sentían convocados ni gustosos de estar frente a una cámara y, que a su vez, muchos de ellos no contaban con los medios económicos y tecnológicos para acceder. 
En ese sentido, Del Papa indicó que “no solo surgió el desafío de atender a las dificultades en los procesos de aprendizaje, sino que también aparecían otros inconvenientes, porque consideramos que los conocimientos se construyen con un ‘otro’, al socializar con los pares, con los docentes, permitiendo y aceptando los equívocos o aciertos, entre otros”. 
Una vez logrado el vínculo, “se comenzó un acompañamiento individual, articulado con las docentes,  que partiera de sus posibilidades reales, pensando al sujeto desde su singularidad”. 
 Mariani y Del Papa destacaron el rol de la familia y el contexto, ya que para afianzar el vínculo requería del compromiso y el apoyo de esto.
El Equipo de Orientación Escolar (EOE) en las instituciones educativas, conformado por psicopedagogos y orientadores sociales, tomó un rol protagónico en este contexto.
“Pasamos a ser el nexo entre alumnos-familias y docentes, creando puentes para posibilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje,  agudizando la mirada y la escucha para realizar intervenciones y orientaciones pertinentes, trabajando junto con el docente para garantizar la continuidad pedagógica y también monitoreando a cada alumno para asegurar su conexión virtual y situación familiar”, destacan. 

El desafío que viene
Ante el posible retorno a las aulas en febrero, la pregunta es: ¿Habrá consecuencias para los chicos?
Para Mariani, “el primer desafío será volver a encuadrar el trabajo en la escuela, organizar rutinas, tiempos, espacios que hacen a la cotidianeidad institucional, ya que para muchos será el primer acercamiento debido a que el pasaje de niveles se dio por medio de la virtualidad y, por otro lado, las condiciones preventivas para cuidarnos del virus impactarán en los modos de organización antes conocidos por los alumnos”. 
Y aclaró: “El contexto educativo en su totalidad será nuevo para todos, tendremos que modificar modos de relacionarse con el otro, de proponer las clases debido a las pautas y los tiempos de los que dispondremos mientras conocemos y aprendemos juntos de esta nueva normalidad”. 
En ese sentido, Del Papa explicó: “Por ello, nos encontraremos con la alternancia de clases, grupos  reducidos, intercalando días y diagramando progresivamente las nuevas franjas horarias”. 
En relación con el proceso de enseñanza y aprendizaje, aseguran que “se trabajará en pos de  afianzar y retomar aquellos contenidos que no llegaron a abordarse con la profundidad y la significatividad necesaria debido a los inconvenientes que presentó la virtualidad”. 
“En el 2021, se comenzará a trabajar desde las bases que logramos construir este año para darle continuidad a todo lo aprendido por los alumnos, sosteniendo cada trayectoria y acompañándolos en la búsqueda y el acercamiento a nuevos objetos de conocimiento”, refirió Del Papa.  

Balance
Consultada sobre la posibilidad de pensar en lo que deja este año, la licenciada Mariani aseguró: “Creo que aprendimos que ‘estar presentes’ no es sinónimo de presencia física, aprendimos a relacionarnos a través de la mirada, de la escucha, de posibilitar la confianza y dar la palabra. Todo este año, apuntamos a poder sostener el vínculo pedagógico en este nuevo espacio, creando nuevas formas de relacionarnos con el otro, y de permitir otro tipo de aprendizajes que no están prescriptos en un currículum pero que se lograron y son muchos”. 
En ese sentido, Del Papa reconoció: “Desde nuestra experiencia pudimos observar de qué manera la escuela pudo trascender sus paredes y llegar a cada hogar, en algunos casos trabajando codo a codo con las familias que prestaron parte de su tiempo para ayudar a sus hijos, quienes a su vez participaron aún más de las propuestas y se comprometieron con la institución”.

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