Elvira Covini.
Dra. Elvira Covini.
AUMENTO DEL USO DE PSICOFÁRMACOS

Aseguran que se espera una “pandemia” también en el plano de la salud mental

Según destacó la médica psiquiatra Elvira Covini, “son múltiples los efectos psicosociales que puede experimentar una sociedad expuesta a una pandemia, por lo que es esperable un aumento de consultas psiquiátricas”.

El impacto de la cuarentena y el cambio en la rutina de la población trajo aparejada una gran cantidad de nuevas situaciones para enfrentar que, sin dudas, continuarán modificándonos más allá de la pospandemia.
Trastornos de ansiedad, del sueño, incluso depresión, acentuados por la nueva forma de vida tras el brote de coronavirus, ponen de manifiesto un aumento en las consultas psiquiátricas y el consumo de psicofármacos. 
Según el Sedronar, en la Argentina, antes de la cuarentena, 15 de cada 100 personas –casi 3 millones– consumía psicofármacos bajo prescripción médica o bajo receta. 
Según una encuesta del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo, un 21% de los encuestados que consumen sustancias desde antes de la cuarentena reconoció haber aumentado el consumo.
Democracia consultó a la médica psiquiatra Elvira Covini, quien se refirió a la situación y los disparadores de este aumento e hizo hincapié en que: “Estamos comenzando una pandemia en el plano de la salud mental”.

Salud mental
“Resistir” parece ser la palabra que resuena una y otra vez en la mente de muchos. Pero no siempre el poder de resistir está en nuestras manos. Mucho menos en una situación inimaginable, como es el brote de un virus de altísima contagiosidad, con riesgo de muerte para una importante franja etaria y pacientes con patologías previas, que llegó para cambiar la vida de todos, a nivel mundial.
Los miedos a la propia enfermedad se mezclan con los sentimientos que genera el encierro, la soledad, la lejanía de los seres queridos, la rutina cercenada, que no solo afecta a los adultos sino también impacta en la vida de los niños y adolescentes.
Según destacó Covini, “son múltiples los efectos psicosociales que puede experimentar una sociedad expuesta a una pandemia, por lo que es esperable un aumento de consultas psiquiátricas. Muchos pacientes lo hacen por primera vez y muchos otros retomaron el tratamiento por reincidencia de la sintomatología”. 
En detalle, la profesional indicó que “el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos e intensifica los síntomas de aquellos con trastornos mentales preexistentes”. 
De hecho, aseguró que “las consultas más frecuentes están relacionadas al estrés, la ansiedad, los temores excesivos, las alteraciones del sueño y el inicio o el aumento del consumo de sustancias”. 
Ante ese escenario, reconoció que “es esperable el aumento del consumo de psicofármacos. Entre ellos, los que más se están recetando son los ansiolíticos y antidepresivos”.
A su vez, resaltó que saliendo ya del aislamiento o cuarentena, “nos queda por afrontar la pandemia de salud mental, los daños a la salud mental”. En cierta medida, las consecuencias de todo lo que ha venido ocurriendo hasta hoy y la forma en que hemos lidiado con ello.
No obstante, Covini apuntó que “siempre es bueno poder usar la angustia como motor de cambios. Sería bueno utilizar este tiempo para realizar las cosas que antes postergábamos”. 
Y agregó: “Deberíamos comenzar a vivir y entender la vida desde otra perspectiva, más arraigada al presente y a lo esencial e intentar no ir tan de prisa y con tantas presiones. Podemos transformarnos desde el dolor”.

El aumento
Las personas que consumían alcohol, tabaco y antidepresivos o ansiolíticos antes de la cuarentena aumentaron esa práctica durante el aislamiento obligatorio dispuesto, de acuerdo con un trabajo realizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense.
En un informe realizado en abril, ya el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría expuso que "el 21% de los encuestados que consumen sustancias desde antes de la cuarentena reconoció haber aumentado esta práctica en las últimas semanas".
"Los indicadores más elevados se dan entre quienes beben alcohol (36,5%) y fuman tabaco (40%), y le siguen quienes consumen antidepresivos o ansiolíticos (10,1%)".
El defensor del Pueblo Adjunto y coordinador del Observatorio, Walter Martello, explicó que "el consumo de tabaco, alcohol y drogas empieza a ajustarse a una nueva realidad caracterizada por el Covid-19, la emergencia sanitaria y el aislamiento social obligatorio".
"Por ello, desde el Observatorio decidimos realizar un estudio cuantitativo y cualitativo para analizar algunos de los cambios en torno a ciertas prácticas que se están registrando y elaborar un diagnóstico que nos proporcione herramientas para el diseño de nuevas políticas públicas", destacó.
"Si bien parece ser menor el porcentaje de personas que dicen haber experimentado con nuevas sustancias durante el período de aislamiento, creemos que es un dato que no debe pasar desapercibido: representó el 5% de los encuestados, es decir, 23 sobre un total de 506 personas que entrevistamos y que formaron parte del estudio. Nos está dando la pauta de una problemática que empieza a aparecer de forma incipiente", agregó.
“El dato más preocupante es que mucha gente incorporó el consumo de ansiolíticos y de antidepresivos a su ingesta diaria. En algunos casos por indicaciones terapéuticas pero muchas veces también recomendado por un familiar, tendiendo a palear los efectos de angustia provocados por la cuarentena”, resaltó.
A su vez, 2 de cada 10 personas (20,8%) que consumían sustancias dijeron que aumentaron dicho consumo. Casi el 46% de los entrevistados, que reconocen haber aumentado el consumo de sustancias, calificó ese aumento como moderado (37,1%) o alto (8,8%).

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