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Las colas en la vereda del Correo Argentino para cobrar el IFE son una muestra del impacto que tuvo el programa en nuestra ciudad.
EFECTOS DE LA RECESIÓN

Empieza a notarse el impacto de la pandemia en el empleo juninense

Referentes del área advierten que, aunque “levemente”, en nuestra ciudad crece la búsqueda laboral y los reclamos por despidos. Hoteleros, gastronómicos y salones de fiestas son los sectores más afectados. Destacan que los más de 15 mil beneficiarios del IFE y los más de 3 mil ATP a nivel local permiten atenuar el peso de la crisis. También lo amortigua el hecho de contar con un alto porcentaje de empleo público.

Esta semana se conocieron los números oficiales del empleo en Argentina y, de acuerdo a lo informado por el Indec, el país sufrió en el segundo trimestre una caída de 16,8% respecto a igual período de 2019, algo que se explica en el fuerte impacto que tuvo la pandemia en la economía.
Si bien no hay cifras oficiales a nivel local, los especialistas consultados por Democracia dan cuenta de que el peso de la recesión en Junín no influyó de manera tan categórica en el mercado laboral. No obstante, sí se advierte que “levemente” están aumentando los reclamos por despidos y también se observa una ligera suba de la demanda en los espacios de búsqueda de empleo.
Asimismo, aseveran que los más de 15 mil beneficiarios del IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y los más de 3 mil ATP (Asistencia a la Producción y el Trabajo) a nivel local permiten atenuar el peso de la crisis. Como también ayuda a amortiguar las dificultades el hecho de contar con un alto porcentaje de empleo público.

“Aumento leve de reclamos”
Para Nicolás Gauna, delegado en nuestra ciudad del ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, la situación laboral local no es tan compleja como la que se da en otros lugares, como el Gran Buenos Aires. “Nosotros no tenemos tantas grandes empresas manufactureras, que es el sector que más se cayó. Por supuesto que hay algunas, como la exNidera,  pero nunca dejaron de trabajar”.
Tampoco hay demasiados casos de despidos colectivos. Y los que hubo, como el cierre del Hotel Copahue, al día de hoy se encuentran encaminados y con una posible solución final a corto plazo.
Justamente, desde su mirada, el hotelero es uno de los sectores más perjudicados. “Esta situación está afectado todo lo que tiene que ver con la circulación de personas -explica-, el sector hotelero principalmente, el gastronómico, también el comercio minorista y el trabajo doméstico, porque las familias se quedaron en sus casas y dejó de ser necesario mantener ese personal, aunque esa rama seguramente se va a reabsorber cuando esto se normalice, de alguna manera. Tiene una recuperación más rápida que, por ejemplo, un comercio. El sector gastronómico se está empezando a mover otra vez, aunque no desconocemos que hubo algunos cierres. Y el hotelero es el más complicado, sin dudas”.
Con todo, Gauna no desconoce que el escenario empieza a verse impactado. “En los últimos dos meses hay un aumento de reclamos por despidos, pero es leve: no hay una explosión”, grafica.
Según su mirada, hay algunos aspectos que hicieron que se amortiguara el golpe de la recesión. Uno es la gran actividad estatal, “que suponen casi un 30% del mercado laboral”, de acuerdo a su estimación, lo que funciona, de alguna manera, como un colchón en este escenario.
El otro punto central es el impacto positivo de los programas IFE y ATP en nuestra ciudad.
Pero lo cierto es que donde más golpea esta situación es en el empleo informal, un mal endémico de la economía argentina. “Eso afecta al trabajador y al estado, porque tenemos un sistema de jubilación solidario en el que los activos asisten a los pasivos”, agrega Gauna.
“Para nosotros, la informalidad no es una opción”, sentencia, y recuerda que está vigente la opción descripta en el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo, “que implica una suspensión acordada con el trabajador mediante la cual se le paga el 75% del sueldo pero como una suma no remunerativa, esto implica que no debe pagar las cargas sociales que implicaría ese salario, con la condición de que el trabajador esté efectivamente suspendido y no trabaje”. Para Gauna, “esto sirve para las empresas que hayan tenido que cerrar momentáneamente, para las que siguen funcionando puede ser una salida como no”.
La intención “es que cuando se puedan levantar las persianas, la reactivación sea rápida; y que cuando se llegue a una nueva normalidad, que la gente no haya perdido su trabajo, las empresas estén en condiciones de producir y que no se caiga el consumo”.
En el mientras tanto, el ministerio de Trabajo de la provincia ofrece otros programas, como el PPT (Programa Preservar Trabajo), que es una asistencia que opera de forma similar al ATP, es decir, con una suma que se aporta del empleado y que se toma como pago a cuenta de la remuneración. “Es una iniciativa que está dirigida a pequeñas empresas y cooperativas que no han sido beneficiadas con el ATP por no cumplir con algunos requisitos, como la facturación”, explica Gauna. En Junín ya hay inscriptos a este plan y algunos preaprobados por el Ministerios.
Finalmente, Gauna recuerda que también está el programa ALAS: “Ya tiene unos años, y apunta a las actividades de autoempleo y subsistencia, es decir, cuentapropistas. Con este programa se gestiona ante ARBA para eximir el pago de Ingresos Brutos, se promueve el monotributo social y se dan capacitaciones. La idea es que, en estos momentos de crisis en los que muchas familias se vuelcan a las economías populares con pequeños emprendimientos, podamos apoyar estos proyectos”.

“Precariedad en el empleo”
El flamante delegado de la Agencia Territorial del ministerio de Trabajo de la Nación en nuestra ciudad, Fernando Burgos, comenta que, como abogado especializado en Derecho Laboral y asesor de varios sindicatos, ya desde hace mucho tiempo se interesa por este tema.
En ese contexto, afirma tajantemente que resulta imperioso contar con un observatorio en la materia que cuente con datos detallados y actualizados sobre el mercado laboral, que permita conocer los niveles de desocupación y de empleabilidad “para tomar decisiones y desarrollar políticas públicas”.
De acuerdo a su mirada, “la pandemia desnudó la precariedad en el empleo”. Y añade: “Recuerdo que el IFE se pensó para una población de poco más de tres millones de personas y terminó llegando a más de nueve millones, lo que demuestra que hay en Argentina una importante precarización laboral. Y al ver la cantidad de gente que cobró el IFE en Junín, se demostró lo mismo”.
Burgos observa que “hay sectores que pudieron seguir trabajando por ser considerados esenciales”, aunque también “hay otros, como los gastronómicos, los hoteleros, los salones de fiestas, que se fueron resintiendo”.
Por eso, señala que es clave que haya una nueva edición del Ingreso Familiar de Emergencia. “Si no hubiera otro IFE, podría haber un fuerte impacto en el mercado laboral porque muchos lo tienen como un ingreso para este tiempo y, de no cobrarlo, la demanda va a ir para el empleador. Esta semana fueron a mi oficina empleados de algunos sectores que les han dicho que no iban a continuar con las tareas, y sorprende la cantidad de trabajadores no registrados”, detalla.
En tal sentido, coincide en que “la ayuda del estado, anto del ATP como del IFE, fue fundamental y eso se notó mucho en Junín, lo que hizo que no haya una gran cantidad de despidos”.
Finalmente, sobre el trabajo que hace la delegación del ministerio de Trabajo de la Nación, destaca que hay un área de trabajo y otra de empleo: “La primera se ocupa de las inspecciones al trabajo no registrado, pero la segunda tiene que ver más con cursos y capacitaciones tanto para trabajadores como desocupados, y también hay incentivos para que los empresarios puedan tomar personal. Nosotros tenemos a cargo 22 ciudades y ya estamos articulando con todas las municipalidades para bajar los programas y capacitar a los que lo necesiten”.

“Un paliativo”
A propósito del impacto del IFE y del ATP en nuestra ciudad, la titular de Anses Junín, Carolina Echeverría, recuerda que el tercer pago del Ingreso Familiar de Emergencia se le otorgó a 15.426 juninenses, mientras que el último ATP fue para 3386 empleados de 449 empresas locales.
“Es un número más que impactante, si tenemos en cuenta que el primer IFE fue para poco más de 9 mil beneficiarios y el último a más de 15 mil”, señala Echeverría.
La funcionaria del Anses considera que el IFE es una herramienta clave “para todas las personas más vulnerables que no podían trabajar y que se encontraban en una situación sin ingresos”, y que el ATP lo fue “para los que sí tenían trabajo pero que las empresas no podían pagarles”. Según su análisis, “con estas medidas se apostó, fundamentalmente, a sostener la economía y el empleo juninense”.
En referencia a los principales grupos beneficiarios, señala que la mayor demanda se vio desde los monotributistas de las categorías más bajas y el servicio doméstico, hasta los trabajadores informales.
“Sabemos que esto no es la solución, es un paliativo -añade Echeverría-, en esta situación de emergencia que estamos atravesando, hay un Presidente que tiene la sensibilidad suficiente como para ponerse en el lugar de aquellos que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad. Y una directora, como María Fernanda Raverta, que tiene, como mujer, la sensibilidad como para direccionar estas políticas públicas de la mejor manera”.

“Más demanda”
Sergio Pérez Volpin, titular de la Oficina de Empleo del municipio, comenta que el primer impacto de la pandemia en el mercado laboral tuvo que ver con la no presencialidad. “Nosotros tratamos con gente que está atravesando una crisis por la falta de empleo, lo que es problemático, y la presencialidad nos permite contener y dirigir hacia algún lugar esa búsqueda, lo que no pudimos hacer”, explica.
El funcionario local señala que “siempre hubo gente buscando trabajo y, en este escenario, lógicamente hay más personas pidiendo ayuda”. Y coincide en mencionar a los hoteleros y gastronómicos entre los rubros más afectados: “Hay gente que esta pandemia la dejó fuera del mercado laboral, más allá de todos los esfuerzos que se hacen. Lo cierto es que muchos no se pudieron sostener, están buscando trabajo y estamos viendo cómo direccionarlos”.
No obstante, Pérez Volpin remarca que, aun en este escenario complejo, también se recibieron pedidos de trabajadores por parte de empresas de metalmecánica, de internet, de seguridad, de agro, estudios jurídicos y contables, así como solicitudes de personal administrativo y enfermeros y enfermeras.
En tanto, dentro de la oficina se creó el Centro de Capacitación Laboral, un espacio que genera herramientas para que la búsqueda laboral sea lo más exitosa posible: “Allí se dan cursos de orientación vocacional laboral, cómo hacer un currículum, cómo enfrentar una entrevista de trabajo, orientación en la búsqueda laboral. Estamos desarrollando el programa Mi Primer Empleo, que se ejecuta en el último año de los colegios secundarios, que apunta a que los chicos se vayan preparando para su salida laboral. También tenemos algunos convenios con el ministerio de Trabajo de la Nación, como el Curso de Introducción al Trabajo, que dura tres meses y se abordan todas las temáticas que, además, da una contraprestación al alumno, de $3000 por mes”.

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