Amante del teatro, escritor y enfermero de ley. Así era el juninense Daniel Lugli, quien falleció este miércoles contagiado con Covid-19 tras una larga internación en un sanatorio céntrico de Rosario.
Sus amigos y compañeros y compañeras de enfermería lo recuerdan con mucho cariño. “Siempre sonriente, predispuesto al trabajo, gran profesional, buena gente”, comenta un enfermero del Instituto Cardiovascular de Rosario (ICR) donde se desempeñaba en el sector de coronarias.
Profesional de la salud, padre de dos hijos jóvenes, este enfermero que trabajó en Pami II y otros centros de salud, y estaba en el plantel de áreas críticas del ICR falleció este miércoles después de una larga lucha de más de un mes en la terapia intensiva del Sanatorio Parque de Rosario.
Como paciente presentaba comorbilidades, y desde que comenzaron sus primeros síntomas empezó con insuficiencia respiratoria, lo que motivó la asistencia mecánica respiratoria y su internación en terapia intensiva.
“Lo conozco desde el año 1984, cuando nos cruzamos en el Pami II. Realmente estamos consternados. Estuvimos trabajando hasta hace poco juntos. Un golpazo para todos. Una excelente persona, un buen tipo. Trabajaba en el ICR desde hace ya un tiempo”, comentó muy afligido Benito, un enfermero y compañero de la víctima.
El amigo recordó que “se desempeñaba tanto de noche como de día en las guardias, siempre con buen humor. Dedicado al teatro, escritor”, dice muy compungido a La Capital. En efecto, Lugli dirigió entre otras piezas teatrales, "Pronóstico de Tormenta" con actores rosarinos.
Sus primeros síntomas lo hicieron abandonar su puesto de trabajo, para dirigirse de inmediato al sanatorio Parque.
El enfermero estuvo 15 días conectado a un Exmo (pulmón extracorpóreo). Padecía comorbilidades y, tras las primeras dificultades respiratorias, estuvo en terapia intensiva. Se le hizo el diagnóstico a las 24 horas de alojado en el centro asistencial. El hombre de 62 años nunca pudo revertir el cuadro inicial.
Lugli nació en Junín el 12 de septiembre de 1958. Vivió un tiempo en Ibarlucea y según sus redes sociales, y el sello editor que publicó sus dos libros desde pequeño se sintió atraído por las actividades artísticas, un fugaz paso por la pintura y el dibujo, caracterizó su adolescencia y adultez temprana.
En 1989, el teatro lo marcó de una manera distinta y apasionada. Estudió en el grupo Teatro Libre de Rosario, actuó en varias obras teatrales con distintos directores de la ciudad, y pocos años más tarde limitó sus actuaciones para convertirse en director y formar grupos de arte dramático, desempeñándose como docente.
Fue gracias a esta última actividad que comenzó a desarrollar su faceta literario, en busca de textos para guionar las actuaciones de sus grupos de trabajo. En esta búsqueda escribió nueve obras teatrales inéditas y adaptó otras tres, todas llevadas al escenario pero aún no publicadas. Esta atracción paulatina por las letras y una vida cargada de vivencias en los más diversos tópicos, lo lleva a presentarnos su primera obra narrativa: “Flores para Julia”, y luego la novela “Buscarla”.
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