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Desde el relanzamiento del programa de créditos hipotecarios Procrear, ya se realizaron dos sorteos para las líneas de Refacción y Microcréditos.
CONSTRUCCION

Por el dólar y el Procrear crecen las ventas de materiales y hay faltantes

Ante la volatilidad de la divisa norteamericana, aumentan las inversiones en arreglos y ampliaciones como resguardo de capital. Además, ya comenzaron los sorteos del programa para las líneas de Refacción, lo que genera más presión sobre un mercado con escasez. Ladrillos, hierro y cemento son los insumos con más demora de entrega. Advierten por los aumentos de precios.

Desde el relanzamiento del programa de créditos hipotecarios Procrear, ya se realizaron dos sorteos para las líneas de Refacción y Microcréditos: uno entre el 26 y 28 de agosto y el otro el miércoles pasado. En el primero fueron beneficiadas 191 familias de Junín y en el segundo, otras 181.
Se trata, entonces, de 372 proyectos de ampliación o arreglos que se van a sumar en un mercado de la construcción que está pasando por un momento en el que se advierten dos caras: por un lado, una demanda creciente de productos que, al mismo tiempo, está lejos de ser satisfecha, habida cuenta del faltante de materiales que hay en los corralones. Claro está que esta no es, únicamente, una realidad local, sino que es un escenario que se repite a nivel nacional.
Este desequilibrio se generó con la llegada de la pandemia de Covid-19. La cuarentena y las restricciones hicieron que, ante la imposibilidad de erogar dinero en viajes u otros bienes, muchos prefieran invertir algunos fondos disponibles en arreglos de su hogar. Además, la fragilidad de nuestra moneda y las restricciones para la adquisición de dólares provocaron que la construcción se convierta en una opción para la reserva de capital. Entonces se profundizó la demanda dentro de este mercado.
Como contrapartida, la cuarentena obligó a permanecer cerradas durante largas semanas a las fábricas de materiales para la construcción. El regreso fue paulatino, con personal reducido, con menos horas de trabajo, con protocolos restrictivos, y es así como no hubo una producción que pudiera responder a esta demanda creciente.
Ahora, el Procrear con sus líneas Refacción y Microcréditos le pone más presión a un mercado que habrá que ver si, finalmente, puede equilibrarse o no.

Faltantes
Hugo Cieri y Javier Carpinella, presidente y vicepresidente de la Cámara de Corralones Unidos y Afines del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (Cuanoba), coinciden en que su actividad no está pasando un momento tan delicado como tantas otras en la pandemia. 
“No me quejo, gracias a Dios estamos bien”, señala Cieri, para luego ampliar: “La gente que no puede viajar apostó, en muchos casos, a la construcción, para hacer algún arreglo o refacción en sus casas. Si uno no se puede ir de vacaciones, con los chicos encerrados, le busca la vuelta para cambiar algo, refaccionar, hacer algo en el patio. Además, se liberó un poco el tema de las obras privadas, lo que generó una gran demanda de materia prima”.
Carpinella explica que “las ventas están bien, la verdad que no nos podemos quejar”. Aunque remarca que el problema está en el abastecimiento: “Las empresas están trabajando con horarios reducidos, con menos personal, dan cupos, cada provincia tiene su protocolo, cada ciudad tiene el suyo, cada fábrica debe adaptarse, es muy difícil”.
En efecto, esta situación arrancó poco después de iniciada la pandemia. “El faltante es muchísimo, en prácticamente todos los productos”, en palabras de Cieri. Y en ese marco, los artículos más escasos son ladrillos, cemento, chapas, hierros.
A modo de ejemplo, Cieri cuenta que antes de la crisis por el Covid estaba trayendo, por semana, tres equipos (camiones con acoplado) de cemento y de ladrillos, mientras que ahora pasó a uno cada quince o veinte días. “Bajó un montón la entrega, es muy complicado”, puntualiza.
Además, los proveedores establecieron sistemas de cupos, como detalla Carpinella: “Generalmente, las empresas hacen un promedio de lo que uno retiraba mensualmente y, de acuerdo a la producción que tienen, van entregando. Entonces, por ejemplo, si puede producir cien equipos, si yo retiraba veinte me darán dos, al que compraba diez le darán uno, y así, en proporción”.
Los retrasos, además, se tornan excesivos. “Tuve que hacer una compra importante de reposición de Ceresita y estuve tres meses para retirar el pedido”, comenta Cieri. Y Carpinella añade: “Yo tengo un pedido de viguetas desde mayo que todavía no me lo entregaron. Las de cinco metros para arriba no los están haciendo porque no tienen el acero que se necesita para hacerlas. Todo eso es muy complicado”.
A este panorama se le agregan otras cuestiones vinculadas con la pandemia. Principalmente los protocolos, las fases, las diferencias entre ciudades o provincias. “Un camión que cargó en San Juan no puede pasar por San Luis, o hay que sacar permisos, o hacerse el hisopado, es todo mucho trastorno y lo que antes se hacía en dos días hoy te lleva siete. Por ahí una semana está en fase uno Mendoza, después baja San Juan o Córdoba. Por eso no se puede predecir”, grafica Carpinella.

Situación única
Los referentes de los corralones consultados coinciden en que este momento es único.
“No creo que haya pasado algo similar como lo de ahora”, desliza Carpinella, que recuerda que entre los años 2005 y 2006, cuando fue el boom de la construcción, sí hubo faltante porque la demanda creció mucho, “pero si bien costaba conseguir, no estaba el problema de la pandemia, y hoy si la fábrica no puede trabajar o puede hacerlo con horario reducido, se complica”. Aquella fue una época en la que había escasez de algunos productos porque “había mucha gente ocupada, estaban los barrios del Plan Federal y las empresas estaban sobrecargadas, pero hoy tenemos el problema de las dificultades para trabajar y producir”.
Cieri también sostiene que, si bien hubo momentos con menos oferta, “nunca se vivió algo como lo que está pasando ahora”.

Precios
Esta situación genera, adicionalmente, distorsiones en los valores de los productos.
“Hace tiempo que se ve la falta de material en los corralones. No sabemos si es una cuestión de atraso, logístico o si hay especulación de los proveedores”, analiza Federico Alzari, miembro del Colegio y de la Asociación de Arquitectos. Y agrega: “Hoy la construcción, en dólares, está más accesible que en otros años -para el que puede, obviamente-, entonces no deja de ser una oportunidad, pero habría que ver el tema de los materiales para que los corralones estén abastecidos”.
Más allá de las causas, los precios están subiendo. “Aumentan todas las semanas o cada quince días: el cemento, la arena, los ladrillos”, dice Cieri.
“Todos los meses hay algún porcentaje de incremento -concuerda Carpinella-, y si aumenta más la demanda y sigue habiendo poca oferta, lamentablemente va a impactar. Esperemos que no, nosotros estamos en el medio, no somos formadores de precios, y en este contexto es un lugar medio feo el de los corralones”.

Resguardo de capital
Como quedó dicho, ante la volatilidad del dólar y la fragilidad del peso, las inversiones en construcción aparecen como una buena opción como reserva de capital.
La compra de materiales por parte de los que tienen pesos y se quieren cubrir ante eventuales incrementos en los precios en el futuro también es una práctica bastante común.
“Si viene gente a comprarme 30 o 40 pallets de ladrillos, les tengo que decir que no, porque por ahí me los dejan pagados y hay que ver si la fábrica los va a tener cuando los quiera reponer. Y no le puedo vender un equipo entero a una sola persona siendo que tengo varios repartos de cinco o seis pallets, entonces ese equipo lo reparto en veinte clientes”, afirma Cieri.
Lo cierto es que el comprador, en estos casos, no tiene apuro por recibir la mercadería. Y ese es otro factor de gran influencia en el mercado.

El Procrear
En este contexto, el lanzamiento del Procrear podría tener como consecuencia una presión aún mayor sobre un mercado ya desequilibrado por una demanda mucho mayor que la oferta.
“Ha venido gente que salió sorteada a mi comercio y a lo de los colegas a comprar, pero se encuentran con esta situación -explica Cieri-, largan este programa cuando falta mercadería en todos lados, no es un tema de Junín solamente, es algo general. Un ejemplo: con un grupo de comerciantes de la zona vamos a mandar una carta a una fábrica de ladrillos pidiéndole respuestas para ver si puede cumplir con los cupos que nos prometió, para que no los manden a Capital y nos dejen a nosotros sin nada. No sé si es el momento ideal como para sacar esta línea del Procrear, que es para refacción”.
En el mismo sentido, Carpinella observa que “la gente que tiene un Procrear mira, pregunta, pero se encuentra con ese problema” de la falta de materiales: “Por ahí alguien necesita hacer una pieza o ampliar un espacio, pero no podemos comprometernos. Nos preguntan cuándo les vamos a entregar las cosas y la verdad es que no sabemos”.
Para Alzari, programas como el Procrear “ayudan a inyectar dinero en la economía local a través de la construcción y son recursos para los corralones y la mano de obra juninenses”.
Si bien destaca que los créditos hipotecarios para construcción siempre se vuelcan rápidamente en la ciudad, “no debería compararse este con el Procrear original, en el que hubo una gran cantidad de créditos otorgados y no parece que esta etapa sea igual”.
Y concluye: “No obstante, esto sin dudas va a ser beneficioso. Lo que hay que lograr es que este tipo de propuestas tengan una continuidad en el tiempo, que trascienda a los gobiernos, porque si no vienen oleadas cada cinco o seis años, todos se desesperan y esto genera distorsiones en el mercado y en los precios. El problema principal del Procrear anterior fue que provocó un aumento enorme en los valores de los lotes, lo que generó una gran especulación inmobiliaria. Parece que esta vez se va a controlar eso para contrarrestar la especulación”.

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