EFECTOS DEL AISLAMIENTO

Eusebio Marcilla: Con menos circulación, recuperó su tranquilidad característica

Ahora que están cerrados los boliches ubicados en las avenidas que circundan este sector, la clásica serenidad de este sector se disfruta las 24 horas. Aquí también la actividad comercial se vio afectada por el escenario actual. Los lugareños se muestran satisfechos por el mantenimiento del lugar.

Favorecido por el hecho de que la ciudad creció hacia el sur, el barrio Eusebio Marcilla -ubicado en la zona sudoeste de la ciudad- experimentó un desarrollo muy importante en las últimas dos décadas. Pero ese crecimiento se dio sin dejar de ser un sector de una gran tranquilidad.
Sin embargo, desde hace algunos años, la calma que se vive durante el día se vio trastocada por el bullicio de la noche. Es que en las avenidas Benito de Miguel y Ramón Hernández, que lo delimitan, se encuentran varias de las confiterías bailables de la ciudad, por lo que los lugareños se acostumbraron a convivir con los inconvenientes de la nocturnidad.
En ese contexto, la cuarentena por Covid-19 que atraviesa la ciudad desde hace casi seis meses volvió a darle el aire de tranquilidad que siempre fue característico de Eusebio Marcilla. Es así como, actualmente, se advierte una merma en el movimiento, en general, potenciada por el hecho de que un alto porcentaje de sus residentes son de edad avanzada, que son los que menos circulan en este contexto.

Menos movimiento
Como quedó dicho, Eusebio Marcilla es un sector muy tranquilo.
“Es un barrio muy lindo, de gente trabajadora”, señala Miguel Saba, que trabaja en un autoservicio que está en el lugar hace quince años. Y agrega: “Acá siempre fue muy tranquilo, aunque por momentos se ve algo más de movimiento”.

Este es un barrio de gente grande que se queda en su casa. Después de las seis no anda nadie, queda todo vacío y se siente la tristeza. Sergio Laballen. Comerciante.

El presidente de la sociedad de fomento, Jorge Carena, remarca que “esta zona, en general, es de gente de mayor edad y se mantienen mucho en las casas”, aunque aclara que “hay unos cuantos talleres que están trabajando”.
En el mismo sentido se expresa Sergio Laballen, quien vive hace cuatro años aquí y tiene un emprendimiento de confección de parrillas y elementos para asado: “Este es un barrio de gente grande que suele quedarse mucho en sus casas. Después de las seis de la tarde no anda nadie, queda todo vacío y se siente la tristeza”.

Situación comercial
Tal como lo viene reflejando esta sección, la pandemia está impactando en el movimiento comercial y en la economía de la ciudad, una situación a la que no escapa Eusebio Marcilla.
“Hay una merma, pero se está trabajando, aunque no es lo que uno quisiera. Se nota que bajó un poco”, resume Saba.
Alexandra Vignolo, que tiene un autoservicio y pollería hace cuatro años en el barrio, señala que cambió la comercialización: “Hoy son otras las formas de comprar, antes venían varias veces y ahora lo hacen una o dos, se organizan distinto. Y también se cocina más. Al principio bajaron las ventas pero después se estabilizó. Debe ser por las expectativas que tenía antes la gente, que no sabía qué es lo que iba a pasar”.
Aunque cada rubro tiene sus particularidades, como el de Laballen, al que este escenario lo benefició. “A mí me vino bien porque la gente se quedó más en la casa, comenzó a cocinar y empezó a surgir más lo que son parrillas, planchetas y demás”, comenta.
El horario corrido continúa siendo motivo de debate. “Me favorece porque a las cinco de la tarde ya estoy en mi casa y la gente ya se está acostumbrando”, dice Vignolo. En contrapartida, Saba afirma: “Normalmente, estábamos de corrido hasta las 10 de la noche y la clientela se había acostumbrado mucho a ese horario. La verdad que con eso se complica un montón, por eso estamos haciendo delivery porque hay mucha gente grande en esta zona que hacen sus pedidos por teléfono y nosotros se los alcanzamos”.

Estado general
En referencia al estado general del barrio, los lugareños se muestran conformes. “Cuando cerraron las calles, por la colectora de la Ruta 7, para que no se pueda ingresar por ahí, con la lluvia grande se inundó pero a los pocos minutos ya estaban las cuadrillas del municipio limpiando para que pueda correr el agua”, explica Carena.
Asimismo, observan que hay respuestas en materia de mantenimiento y de seguridad. Vignolo, que tuvo un robo con bastante agresividad hace algunos meses, “ahora está más tranquilo”.
“Los patrulleros pasan y recorren el sector. Estamos tranquilos”, concluye Saba.

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