ferreterias pandemia
Esmerada atención de los ferreteros de este local comercial.
LA FERRETERÍA COMO UN SERVICIO ESENCIAL

“Los primeros meses de la cuarentena vendimos muy bien”, dijo Higueras

Desde la Ferretería de la Sota, se venden artículos para distintos oficios de la construcción y también para aficionados, que durante el aislamiento social obligatorio tuvieron la oportunidad de realizar distintos trabajos.

La Ferretería de la Sota está ubicada en Intendente de la Sota 473, atendiendo en el horario de 8 a 18 de lunes a sábados, y también el domingo medio día, de 8.30 a 12.30.
Esta ferretería es una de las más antiguas en el barrio, ya que tiene 20 años de trayectoria comercial, pero Gabriel Higueras, su dueño actual, hace nueve años que está a cargo de esta.
“Nuestro objetivo es tener de todo, para lo que es el hogar, para los ho-bbistas,  para el industrial, para el agrónomo. Tener un poco de cada cosa. Pinturas, sanitarios, electricidad, estamos bastante completos en el local. No nos dedicamos a tener solo algo específico, sino que es variado el stock”, aclaró Higueras al ser consultado por Democracia.


Cabe destacar que esta ferretería, por ser un servicio esencial, desde el primer día que se decretó la cuarentena estuvo funcionando. “Entonces tuvimos la oportunidad de continuar trabajando, no parar. Lo hicimos con todos los protocolos recomendados y seguimos así”, apuntó.
“Los primeros cuatro meses tuvimos un repunte bastante interesante, vendimos muy bien, comparado con lo que se venía trabajando. Ahora, hace un mes, más o menos, aflojó la actividad. Si bien no volvimos a lo que se vendía antes de la pandemia,  al mismo volumen de venta, vendemos menos que en los primeros meses”, dijo.


En cuanto a porqué vendieron mucho los primeros meses de la cuarentena, el ferretero opinó: “Hay varias razones: había gente que no estaba trabajando, entonces hacía cosas en la casa, por eso los primeros meses se vendió mucha pintura, reparaciones de sanitarios,  algunos hicieron un bañito, otros arreglaron alguna habitación; se vendieron muchas cosas de electricidad y para los sanitarios. Lo que más se vendió fue pintura y eso fue porque las pinturerías estaban cerradas los primeros meses”.
“Para mí, generalmente los meses de agosto y septiembre son flojos, pero después otra vez repunta la actividad y en el verano se trabaja un poco mejor. En la época estival hay más movimiento porque se vende más sea porque están los natatorios, las piletas en casas y quintas, también porque se necesitan máquinas para cortar el pasto, otras veces se hacen trabajos de pintura, etc.”, explicó Gabriel Higueras.

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