Ana Guerra
Ana espera un nuevo trasplante, que se suspendió por la pandemia.
POBLACIÓN DE RIESGO

Pacientes trasplantados: convivir con los miedos y extremar cuidados en la pandemia

Sin poder acudir a los controles obligatorios y regulares en Buenos Aires o La Plata y cumpliendo con las medidas para cuidar su salud, esperan que la situación pase pronto para todos. En diálogo con Democracia, Andrés, Luján y Ana contaron sus experiencias en estos tiempos.

Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, los ojos estuvieron puestos en cuidar a los pacientes de mayor riesgo, entre ellos adultos mayores y aquellos con patologías de base.
Lo cierto es que en ese grupo de riesgo se encuentran también los pacientes trasplantados, inmunosuprimidos, que actualmente deben extremar las medidas de cuidado ya que ni siquiera pueden acudir a sus controles en Buenos Aires o La Plata.
Democracia dialogó con Andrés Iglesias y Ana Guerra, ambos trasplantados, y Luján Reyes, donante de riñón de su esposo Hugo Villegas, quienes describieron cómo es convivir con los miedos que genera la pandemia y los extremos cuidados que son necesarios para cuidar su salud.

Sin poder viajar
Andrés Iglesias es paciente trasplantado desde hace 23 años, pero a pesar del tiempo transcurrido necesita continuar con sus chequeos y cuidados para protegerse. 
“Siendo trasplantados estamos siempre con el tema de los barbijos en lugares públicos, la desinfección de los alimentos y muchas cosas del protocolo que se usa ahora, ya lo veníamos implementando desde el momento del trasplante, dado que somos grupos de pacientes de muy alto riesgo”, contó.
“Se nos han complicado algunas cosas, como los controles que teníamos mensualmente o semanalmente en los centros de trasplantes, en mi caso en el Hospital Español de La Plata. Yo  debería haber viajado en mayo de este año y por la pandemia, hasta que no me habiliten a viajar, no puedo ir”, explicó.
A raíz de eso, continúa realizándose algunos de los estudios en su ciudad: “Me estoy haciendo análisis pero hay algunos específicos que no se pueden realizar acá y se complica, pero los principales se pueden hacer”.
Andrés vive con su esposa y asegura que “en el día  a día, se vive extremando los cuidados, el contacto con la gente, el uso del barbijo obligatorio, lavarse bien las manos, con alcohol en gel, algo que es parte de nuestra rutina. A nosotros nos miraban raro cuando subíamos con barbijo al colectivo y ahora te miran raro si subís sin barbijo. Lo usamos desde hace bastante, en lugares públicos”.

"Se han complicado algunas cosas, como los controles que teníamos en los centros de trasplantes".

Si bien asegura que su obra social está cumpliendo con la entrega de medicación, reconoce que hay obras sociales que se han atrasado, “a veces ves que no llega medicación, sin dudas se complicaron muchas cosas”.
Más allá de los cuidados, Andrés trata de llevar una vida normal y asegura que además de la salud y los riesgos, “la pandemia ha complicado muchas cosas, extraño mucho el picadito del fin de semana con amigos, yo practicaba dos o tres veces por semana para mantenerme en buen estado, se extraña eso. Se extraña salir con amigos”, cuenta y también su viaje a los controles: “Era una forma de paseo también y ahora hay que esperar que pase todo”.
Con la familia cerca y manteniéndose en contacto asegura que “se sobrelleva la pandemia”.

A la espera de un nuevo trasplante
A Ana Guerra se le realizó un trasplante renopancreático hace algunos años y actualmente debido a complicaciones se encuentra a la espera de un nuevo trasplante de riñón.
“Empecé con diálisis el 30 de mayo, y estaba todo listo para poder trasplantarme nuevamente, todos los laboratorios y estudios hechos con mi mamá, que es la donante compatible, pero no pudimos seguir adelante”, se lamenta más que nadie sobre la suspensión de su operación.
“En abril o mayo debería haberme trasplantado y acá estoy dializándome porque no me pueden atender allá. Es un lio y me afecta mucho la salud".
"Yo no debería haber empezado diálisis pero con todo este deterioro desde abril, que me tendría que haber trasplantado hasta ahora, no me quedó opción”, detalla. 
“Jamás habíamos imaginado esto, tan grave, pero hay que cuidarse. Nosotros mismos tenemos que cuidarnos porque se complicó todo: la atención, la provisión de medicamentos para los trasplantados, todo”.  

“En tiempos de pandemia los cuidados son más estrictos, especialmente con la gente que uno se vincula".

Ana es a su  vez fundadora de la ONG Trasplantados Junín, pero asegura que actualmente están algo desorganizados, “ya que no se puede enviar o recibir medicación. Y como las obras sociales no están dando mucha medicación, ni siquiera tenemos donaciones de la gente, o que nos sobre a nosotros para poder suministrarles a los nuevos pacientes. Está muy complicado en general”.
Como cuidado personal, Ana sale poco, “solo para lo necesario y luego trato de estar en mi casa. Desde que comenzó la pandemia pude ir solo una vez al médico a Buenos Aires, así que me atiendo acá, pero realmente es una desatención total, porque los médicos de acá no pueden hacer muchas cosas. A veces uno tiene que decirles porque no están prácticos respecto al tema de trasplantes. Si no te mata la pandemia, te mata la falta de atención médica”, cuestionó.

Cuidados estrictos
Luján Reyes es donante de riñón a su esposo, Hugo Villegas, trasplantado hace cinco años.
“Él estuvo tres años y medio en diálisis y empezamos a viajar a Buenos Aires para ver qué posibilidades tenía de que se trasplantara y en un momento se me ocurrió que yo podía ser su donante y empezamos a hacer los estudios y éramos compatibles. El 15 de abril del 2015 se trasplantó en el hospital Italiano en Buenos Aires”, relata.
“Gracias a Dios él anda muy bien, vamos cada tres meses al control –no actualmente por la pandemia- y no volvió a estar internado después de su trasplante. Anda muy bien”. 
“En tiempos de pandemia los cuidados son más estrictos, especialmente con la gente que uno se vincula, que a veces no tiene el cuidado que tiene uno, porque cuando sos paciente de riesgo, desde que te trasplantás empezás a tomar los cuidados como los que se están tomando ahora en la pandemia. Él fue un paciente que, por ejemplo, después de trasplantado anduvo como seis meses con barbijo cuando salía a la calle, había que lavarse las manos cada dos segundos”, explica.

“En abril o mayo debería haberme trasplantado y acá estoy dializándome porque no me pueden atender allá. Es un lio y me afecta mucho la salud".

Las visitas a su médico en Buenos Aires se vieron suspendidas, lo que genera angustia sin dudas. 
“Teníamos control en marzo y el doctor de Buenos Aires nos llamó para suspendernos el turno por todo esto. A fines de junio Hugo tuvo un pico de diabetes debido a la medicación, los inmunosupresores que él toma para cuidar su órgano. Eso fue lo que más nos preocupó en estos dos meses pasados, por no poder viajar a Buenos Aires al control. Pero nos mantenemos en contacto con su médico y va al control acá”.
Luján no toma medicación por haber donado su riñón, pero es paciente de riesgo porque hace dos años tuvo cáncer de mama.
“Hago mis controles y nos cuidamos los dos”, asegura.

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