Hoy se cumplen 150 días del inicio de la cuarentena que dictó el Gobierno nacional por la pandemia del Covid-19, que generó una gran transformación en nuestra ciudad y en los hábitos de sus residentes. Está claro que esto no es algo exclusivo de los juninenses, pero un repaso sobre estos casi cinco meses de pandemia y aislamiento permite advertir el impacto que se produjo en esta comunidad.
Problemas económicos, rubros sin poder trabajar, bajas sensibles en las ventas y el cierre de comercios fueron algunos de los efectos económicos, cuyo lado B se observa en numerosas muestras de solidaridad y el incremento notable de la asistencia alimentaria en determinado momento.
En el ámbito social, hubo ataques a contagiados, escraches en redes sociales y polémicas por reuniones clandestinas. Asimismo, se produjeron cortes de pasos a nivel, accesos y calles, lo que no estuvo exento de rencillas políticas y judiciales.
En el medio, un ida y vuelta entre las fases 4 y 5 del aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), que hoy nos encuentra en el escalón más alto, aunque nuevamente con riesgos de volver a descender.
En lo estrictamente sanitario, al día de hoy se contabilizan, en total, 41 contagiados de coronavirus, de los cuales 18 ya se han recuperado. Asimismo, hubo otros doce positivos correspondientes a no residentes y, de ellos, ocho ya recibieron el alta.
Primeros días
Para el 19 de marzo, fecha en que el presidente, Alberto Fernández, anunció la cuarentena, Junín ya tenía en funcionamiento desde hacía unos días una Mesa Sanitaria -conformada por referentes de distintos ámbitos de la Salud-, ya se había declarado la emergencia sanitaria por 180 días en la ciudad y ya tenía el primer caso positivo: el del basquetbolista Facundo Corvalán, que unos días antes había llegado de España.
En aquellos primeros días, los esfuerzos estuvieron concentrados en hacer cumplir el aislamiento social. “Es fundamental que acatemos las medidas tomadas y nos quedemos en casa por el bien de todos”, fue el primer mensaje del intendente, Pablo Petrecca, luego del anuncio presidencial.
Con la gendarmería patrullando las calles, el municipio ejecutó el cierre de todos los pasos a nivel de la ciudad, dejando solamente dos habilitados, con puestos de control en ambos. Ya el primer día hubo siete detenidos por violar la cuarentena. No obstante, en esa etapa inicial fue muy alto el nivel de cumplimiento del aislamiento.
Mientras tanto, el sistema sanitario se preparaba para hacer frente a la pandemia. Con 56 respiradores y otras tantas camas de terapia intensiva, hubo mucha colaboración para la provisión de elementos de protección para el personal de la salud. Modistas, talleres de costuras, instituciones educativas, internos de las unidades penitenciarias y particulares trabajaron en la confección de barbijos, protectores faciales, cofias, camisolines, así como sábanas y cubrecamas para los centros de aislamiento que se estaban planificando.
A fines de marzo, la Sociedad Comercio e Industria de Junín (SCIJ) hizo su primera advertencia del posible cierre de comercios por el parate económico, mientras que el municipio empezó a reforzar la asistencia con la entrega de más de 2900 bolsones de alimentos.
Por esos días también se confirmó que el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas (CIBA) de la Unnoba sería incluido en la red de laboratorios que harían diagnósticos de Covid-19.
En tanto, algunos productos empezaban a escasear en las góndolas.
La ciudad se prepara
El avance de la cuarentena en abril encontró a los juninenses adaptándose a la nueva realidad. El viernes 3 se produjo el recordado desborde en los bancos, cuando cientos de jubilados y beneficiarios de AUH fueron a cobrar a las entidades, lo que generó aglomeraciones peligrosas para grupos de riesgo, en tiempo de pandemia.
Al tiempo que en Junín se habilitaba el Complejo Pioneer como centro de aislamiento, en el mundo se hablaba de las expectativas que se generaban a partir del tratamiento con plasma de convaleciente para el coronavirus, una técnica que se había utilizado cincuenta años antes en nuestra ciudad para el mal de los rastrojos.
Algunos días más tarde, terminaron de acondicionarse cien camas que serían instaladas en una carpa sanitaria dentro del HIGA. Y se dispuso un Centro de Atención Intermedia con 120 camas en el gimnasio del colegio secundario de la Unnoba.
La solidaridad seguía siendo una constante y el reparto de viandas para sectores vulnerables se repetía en diferentes zonas de la ciudad. Asimismo, se entregaban 9000 bolsones de alimentos a alumnos de escuelas de la ciudad.
El 11 de abril, con más de 100 camiones de tierra, se cerró la mayoría de los accesos de la ciudad. Al otro día se instalaron arcos para desinfección de vehículos y se clausuraron calles de ingreso alternativas.
El 14 de abril el CIBA y el laboratorio del HIGA comenzaron a hacer análisis de Covid-19 para toda la Región Sanitaria III y algunas ciudades de la II y la X.
En ese marco, el posible traslado de presos de otras unidades carcelarias al complejo penitenciario de Junín generó un alto rechazo de la comunidad (con cacerolazo incluido) y de los propios internos.
Otro foco de conflicto político fue la decisión de la Provincia de sacar a los agentes policiales de los controles para que quedasen allí solamente los agentes municipales. Esa disposición generó un cortocircuito que, finalmente, fue subsanado cuando el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, visitó nuestra ciudad, la primera semana de mayo.
Mientras tanto, la economía se debilitaba. “Es posible que el 30% de los comercios tenga que cerrar”, estimaba a finales de abril el presidente de SCIJ, Raúl Parejas. En ese contexto, el municipio tomaba un crédito de $45 millones para el pago de sueldos.
Dificultades económicas
Mayo encontró a la ciudad en una “nueva fase”, según lo anunciado por el intendente, con la apertura de circulación en tres pasos a nivel bloqueados.
El 1° de mayo los comerciantes del centro hicieron una protesta pintando en sus vidrieras la consigna “queremos trabajar”. Dos días más tarde, la Provincia autorizó la reapertura de negocios. Luego se extendió el horario de delivery hasta las 23.
Nuevas medidas de higiene, uso del tapabocas, horarios restringidos, “zoompleaños”, los cambios ya se estaban consolidando.
A mediados de mes ya trabajaban peluquerías, albañiles y concesionarias y volvía a sesionar de manera presencial el Concejo Deliberante. A los pocos días fue el turno de nutricionistas, fonoaudiólogos, fotógrafos, tatuadores y esteticistas.
La asistencia alimentaria del municipio, en tanto, se había triplicado.
Cerca de fin de mes, y no sin polémica, se aprobó la emergencia económica.
Sin fase 5
El 5 de junio se autorizaron las tan esperadas salidas recreativas y, al otro día, un repartidor de verduras que viajó al Mercado Central dio positivo de coronavirus.
Por aquellos días se vivía una suerte de caza de brujas en la que se denunciaba cualquier acto como incumplimiento de normas y en las redes sociales se multiplicaban los escraches. En ese marco, incendiaron la camioneta del verdulero.
Luego se confirmaron los positivos del empleado del repartidor de verduras, su esposa y su padre. Junín estaba a punto de pasar a fase 5, pero debió seguir esperando un par de semanas. Por la quema del rodado fueron detenidos tres menores.
En tanto, la Justicia Federal resolvió que no se podían hacer más controles sobre las rutas nacionales y, conflicto político y judicial mediante, se decidió trasladar los puestos a unos pocos accesos y, con 110 montículos, se cerraron todos los ingresos alternativos.
En lo económico, gastronómicos, hoteleros y gimnasios reclamaban cada vez con más fuerza poder trabajar. Los agentes de turismo pidieron la emergencia para el sector.
Sube y baja
A pesar de sumar nuevos casos, todos con vector de contagio identificado, el 6 de julio finalmente Junín pasó a la fase 5 del aislamiento.
Reabrieron locales gastronómicos con protocolos estrictos, también volvió la pesca y el Tiro Federal, entre otras actividades.
Pero una nueva oleada de contagios puso fin a los beneficios. Primero fue un hombre de 52 años, que viajó a CABA a hacer trámites. Luego se confirmaron los positivos de su hija, su hijo, su hermano y su esposa. En el medio, se abrió un fuerte debate por la posible participación en fiestas clandestinas, por parte de algunos de los involucrados. Fue entonces cuando el municipio advirtió que, de corresponder, iniciaría causas judiciales por violaciones de aislamientos.
Lo cierto es que, a una semana de haber subido, Junín regresó a la fase 4. Petrecca propuso que fuese una “fase 4 adaptada”, que les permitiese trabajar a ciertos rubros que no les correspondería. Esto se autorizó, pero antes de ello hubo un fuerte debate en el Concejo Deliberante, lo que obligó a esperar algunos días para su aprobación.
Por esos días, el Hotel Copahue, uno de los tradicionales centros de hospedaje de nuestra ciudad, anunciaba que cerraba sus puertas.
El 20 de julio, a partir de cambios introducidos en los parámetros para las fases, Junín volvió a estar en fase 5. Al día siguiente, después de cuatro meses cerrados, natatorios y gimnasios pudieron volver a trabajar. Y más tarde los peloteros, con estrictos protocolos.
Aunque se siguieron sumando contagios y hasta un primer fallecido (un caso no residente), se pudo mantener la fase.
A fin de julio el municipio entregó la camioneta reparada al repartidor de verduras.
Economía y contagios
En lo que va de agosto, lo más importante vinculado al coronavirus en nuestra ciudad pasa por dos temas: las consecuencias económicas y el nivel de contagios.
Respecto de lo primero, la situación preocupa. Las estimaciones más optimistas hablan de una recuperación en el comercio que todavía no llega a un 50 por ciento respecto a la prepandemia.
Y en determinados rubros, la situación es desesperante. El turismo está en emergencia, al cierre del Copahue se le suma el Hotel Azul, ya se contabilizan seis locales gastronómicos que bajaron sus persianas, y hay al menos tres jardines maternales que decidieron no continuar.
El municipio lanzó un programa de microcréditos para emprendedores, aunque poco se podrá paliar con eso.
Mientras, el sector comercial, que subsiste, debate sobre el horario corrido. Una nueva normalidad que no se sabe si llegó para quedarse o no.
En el ámbito sanitario, se siguen sumando casos. En lo que va de agosto se confirmaron 23 positivos (entre juninenses y no residentes) y un fallecido. “Estamos en el peor momento de la pandemia”, dijo Petrecca hace una semana. Después de esas declaraciones, se confirmaron 16 nuevos positivos. La situación es compleja y la fase 5 nuevamente está en peligro.
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