Además de ferroviario, Jorge Micheref es un reconocido cantante. Es uno de los intérpretes del trío Argentango.
Además de ferroviario, Jorge Micheref es un reconocido cantante. Es uno de los intérpretes del trío Argentango.
EXFERROVIARIO Y CANTOR

Jorge Micheref: “Lo que une todo lo que hago es la curiosidad”

Fue conductor de locomotoras por más de treinta años. También hace teatro, periodismo deportivo y es un reconocido cantante de tangos. Lo acompañaron importantes músicos y desde hace tiempo es uno de los intérpretes de Argentango.

Una característica de Jorge Micheref es la de tener una personalidad muy ecléctica. Con gustos diversos, desde siempre buscó su camino, que lo transportó por diferentes lugares.
Así como los trenes lo trasladaron por pueblos y ciudades cuando era conductor de locomotoras, el arte lo llevó a variadas actividades, como el tango, el teatro, el periodismo deportivo y hasta la cocina.
“Lo que une todo lo que hago es la curiosidad y las ganas de hacer cosas”, afirma mientras hace un repaso de su trayectoria con Democracia.

“Yo hago lo que me gusta. No me gusta quedarme quieto”.

Ferroviario
Criado por sus tíos, a quienes considera padres de crianza, Micheref vivió siempre en el barrio Las Morochas, hizo la primaria en el Colegio Padre Respuela y el secundario en el Industrial.
Una vez egresado, trabajó como mecánico en la agencia Fiat, luego pasó por Noel y en 1983 hizo el curso de aspirante para conductor de locomotoras. Entró al ferrocarril en 1986, luego de rendir.
“Mi papá fue ferroviario y había una tradición”, cuenta. Como siempre le gustaba “andar para todos lados” y no quería “estar encerrado en un taller”, ser conductor de locomotoras le permitió desarrollar ese espíritu errante.
Una actividad que desarrolló durante 32 años. “Es un trabajo en el que hay que tener cuidado -explica- porque uno va conduciendo unas tres mil toneladas, así que hay que prestar atención. Hay que tener cuidado en las bajadas y las subidas, son algunas cuestiones que hay que tener en cuenta”.
En esas tres décadas condujo trenes de pasajeros y de carga. “En los de pasajeros andábamos a 120 kilómetros por hora, salíamos a las 23 de Junín, hacíamos cinco paradas y llegábamos a Villa Mercedes, donde nos relevaba el personal mendocino. Y en el Libertador, nos relevaban en Justo Daract, y ahí íbamos sin paradas. Era un tren lujoso, tenía hasta cine”, recuerda.
Estuvo en el San Martín y el Mitre, anduvo por la provincia y en los metropolitanos de Buenos Aires. Siempre como conductor.
La decadencia del ferrocarril fue algo que caló hondo en su interior: “Eso me hizo muy mal, como a todo ferroviario que ama lo que hace. Se lo dejó caer mucho y cuando Menem lo regaló a sus amigos, fue muy duro. Y es una historia que se repite”.
En el año 2015 puso punto final a ese trabajo que, según dice, no le costó dejar porque ya estaba haciendo otras actividades. “Fue una etapa que se cerró”, resume.

Tanguero
Con un padre “muy tanguero” y una madre que “también disfrutaba mucho la música”, su inclinación hacia el tango venía desde su infancia. Aunque recién se decidió a cantarlos cuando tenía 49 años.
En ese entonces ya había incursionado en el periodismo deportivo (ver recuadro) y hacía teatro leído con Roberto Cánepa Leiva. “Era algo que me gustaba y me había metido por curioso. El teatro me moviliza terriblemente. Lo sigo haciendo en ‘Vecinos a escena’ y en el taller de adultos de la Escuela de Estética, dirigido por María de los Ángeles Morales. Me encanta jugar a que soy otro tipo, eso es muy lindo”, dice.
Lo cierto es que en aquel entonces Cánepa Leiva escribió una obra que contaba la historia de un cantor de los años 40, en la que Micheref iba a ser el protagonista. Por eso fue a aprender canto.
“Empecé con Paco Maracaibo -evoca- que era un tipazo, muy buena persona y buen amigo”. Después siguió con Jimena Miranda, con Fabián Miranda y con Analía Ramos. Y en la actualidad está tomando clases con profesores de Buenos Aires.
Así se convirtió también en cantante: “Todo esto me prendió de grande, recuerdo que la primera vez que lo hice, en Picasso, tenía terror”. Aunque su repertorio más común es de tango, eventualmente hace algún otro género, como rock nacional.
Durante varios años lo hizo de manera independiente, acompañado por grandes músicos, como Héctor Raúl Bianco, “Bocha” López, Osvaldo “Corazón” Gaitán, Mario Garro, Cacho Correa, Fabián Miranda, Beto Bustamante y otros.
Ya hace un tiempo que, junto a Analía Ramos y Andrés Pastorino, es uno de los cantantes de Argentango, un trío compuesto por Hilda Isaac en piano, Lalo Rasia en bandoneón y Raúl Romano en flauta traversa. “Todos músicos de primera”, asevera.
En cuanto a su estilo, señala: “Tengo un repertorio variado, pero de pocos clásicos. Más allá de ‘Cuartito azul’ o ‘Destellos’, el resto son temas que no son muy difundidos y que me gustan a mí”.

“No pretendo ser el mejor en nada, pero quiero hacer las cosas bien”.

Balance
En definitiva, Micheref es una persona de inquietudes muy variadas. “Yo hago lo que me gusta”, sintetiza, para luego ampliar: “Además del tango, la actuación, el automovilismo, hice un curso de cocina. Lo que une todo lo que hago es la curiosidad y las ganas de hacer cosas. No me gusta quedarme quieto”.
Y en cada cosa trata de capacitarse. “No es que pretenda ser el mejor en nada, pero quiero hacer las cosas bien”, sostiene.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Estoy muy satisfecho con todo lo que hice y todo lo que me queda por delante lo haré con la mayor profesionalidad posible. Y estoy muy conforme con la compañera de vida que tengo, que siempre me acompaña. Las cosas las hacemos de a dos y esa es una gran felicidad”.

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