Aun cuando es un cordobés de pura cepa y su acento lo acredita, y más allá de haber jugado en los clubes más importantes de la provincia, como Belgrano, Talleres, Instituto y Racing, el “Tanque” Héctor Cuevas terminó siendo un ídolo de Sarmiento.
Es que fue parte del club juninense en cuatro ciclos distintos, y en tres de ellos logró ascensos. Por eso es uno de los referentes más importantes del Verde de los últimos quince años. Un amor recíproco que, desde su casa en Córdoba, él mismo ratifica: “Todo lo que uno ganó y el nombre que se hizo en el club no se va a borrar nunca, siempre va a estar en el corazón mío y en el de la gente. Sé que, en algún momento, nuestros caminos se van a volver a unir”.
Sus inicios
Ya desde chico, Héctor se pasaba horas en su córdoba natal pateando la pelota, por eso el fútbol siempre estuvo en su vida.
Arrancó jugando en el club de su barrio, Villa Azalais. Lo curioso es que sus inicios fueron como arquero. Después pasó por las inferiores del Club Instituto, donde también atajaba, hasta que pasó a ser jugador de campo: “Primero le pedí al técnico si podía pasar un rato al centro, lo hacía en algunos momentos, hasta que el profe me dijo que me quedara allí”.
Fue mediocampista central, después volante por derecha, y en el Club Las Palmas lo pusieron como delantero.
Más adelante, estuvo dos años en Lanús, volvió a Córdoba, jugó en Universitario, probó suerte en Italia hasta que llegó a Sarmiento en 2004: tenía 21 años.
Profesional
“Llegué de rebote, porque el grupo que gerenció al club en ese momento era el que me había llevado a Italia. Fue mi primer contrato profesional. Para mí era raro, no conocía nada de los clubes por fuera de Córdoba, y fue todo nuevo: ropa para entrenar, lugar donde bañarte, un departamento para vivir”, recuerda Cuevas.
Mario Rizzi lo hizo debutar, jugó pocos partidos como titular, hasta que una lesión lo marginó hasta el último encuentro contra Atlanta, cuando se dio el ascenso. “Salir campeón en mi primera experiencia fue hermoso”, comenta.
Cuando se fue la empresa que gerenciaba a Sarmiento, se fue a 9 de Julio de Morteros y más adelante pasó por Racing, Talleres y Belgrano. Según dice, “fue muy lindo pasar por tantos equipos de Córdoba”. Incluso, con el “Pirata” logró el ascenso a Primera en 2011.
Jugó un tiempo en Grecia, “un país que tiene una cultura muy parecida a la nuestra y se vive el fútbol como acá”, y luego regresó a Sarmiento, donde volvió a ascender, en el año 2012. “Cuando uno se siente más parte, tiene más minutos de juego, hace goles, el ascenso tiene un sabor inolvidable, y el del 2012 es el que más recuerdo”, asegura.
Pasó por Douglas y regresó al Verde para ascender a la Primera. Y luego de disfrutar de la máxima categoría, pasó por México y regresó para un cuarto ciclo en Sarmiento.
En 2018 formó parte del plantel de Central Córdoba de Santiago del Estero que ascendió a Primera y pasó a Racing de Córdoba, donde se retiró de la práctica profesional del fútbol.
El fútbol
Cuevas destaca lo importante que fue para él su carrera deportiva. “El fútbol me dio la posibilidad de concretar lo que soñaba de chico, que es vivir de patear una pelota -comenta-, esa pasión que genera solamente este deporte, entrar a una cancha llena, dar una vuelta olímpica, las alegrías y las tristezas, todo eso lo viví y es lo mejor de todo, más allá de lo económico o del bienestar que puedas conseguir: no hay cosa más linda que sentir la pasión de vivir de lo que uno amó toda su vida”.
Pero también entiende que la del fútbol es una etapa, tal vez cerrada. Aun con el curso de técnico hecho, no tiene intenciones de ejercer en lo inmediato.
Sarmiento
No obstante, asegura que “el único club que me puede hacer dudar de tomar una decisión respecto al fútbol es Sarmiento”.
Es que aquí se sintió, realmente, muy querido: “Tuve la suerte de que me hayan tratado de la mejor manera en todos los clubes, cuando me fue bien y cuando me fue mal, no me puedo quejar, agradezco a todos. Pero Sarmiento es y va a ser mi casa toda la vida. Todo lo que uno ganó y el nombre que se hizo en el club no se va a borrar nunca, siempre va a estar en el corazón mío y en el de la gente. Sé que, en algún momento, nuestros caminos se van a volver a unir”.
Permanentemente siente el cariño del hincha verdolaga, ya sea en las redes sociales o en el reconocimiento que le hacen en cada aniversario de un ascenso. “Que la gente te recuerde por esas cosas es muy lindo, y también te reconocen como persona porque uno deja una imagen y eso es lo que más me importa. El cariño es mutuo y en algún momento nuestros caminos se van a cruzar, de una manera u otra, voy a volver al club, y cuando se dé, voy a estar preparado para ese momento. Siempre voy a estar muy agradecido con el club y disponible para cuando me llamen”, concluye.
COMENTARIOS