RECONOCIDO PROFESOR DE EDUCACIÓN FÍSICA DE NUESTRO MEDIO

Daniel Bergamini: “La vida es un juego”

Fue docente en varias escuelas. Se desempeñó como entrenador de básquet –su pasión– y trabajó durante años en el Club Social. En los últimos años abrazó al tenis de mesa y es uno de los impulsores de la actividad en Junín.

Daniel Bergamini lo tiene muy claro: “La vida es un juego”, dice varias veces en la entrevista con Democracia. Así lo sintió siempre y así lo vive.
Y su modo de “jugar” fue y es a través del deporte. Como basquetbolista en sus primeros años y entrenador ya más grande, como docente en escuelas, como profesor de natación, como organizador de campamentos, y en el último tiempo, en el tenis de mesa, una actividad que abrazó cuando estaba por jubilarse y en la que hoy es un referente que busca difundirla e instalarla en Junín.

“El respeto es la base para disfrutar la vida, y la vida es un juego”.

Docente
El deporte estuvo siempre en la vida de Daniel. Se crió a dos cuadras del Club Los Indios, la institución en la que su padre era dirigente y donde él practicó básquet desde sus siete años.
Terminado el secundario, se fue a Lincoln a hacer el Profesorado de Educación Física. Y luego estuvo un año viviendo en el Cenard, en Buenos Aires, donde se formó como Entrenador Nacional de Básquet. Mientras tanto, daba clases en una escuela en las islas del Tigre.
De regreso a Junín, trabajó en tres jardines de infantes. Después pasó por la Escuela N°16, en la que estuvo varios años, también por el Colegio San Ignacio y en el Colegio Normal, donde estuvo más de 27 años.

En clubes
Su primer trabajo en Junín fue en el natatorio de Edgar Calvo. “Ahí aprendí muchísimo”, afirma. La temporada siguiente ingresó al Club Social y junto con su colega Carlos Ciotta armó “un hermoso equipo de natación”. En realidad, allí desempeñó muchas tareas: “Fui director de la colonia, tuve el equipo de natación, la temporada de verano, teníamos alumnos como personal trainer, y con Carlos y René Armani hicimos varios campamentos”.
Todas actividades que desarrolló siempre con entusiasmo. Aunque su pasión más grande siempre fue el básquet. Y fue –por supuesto– en Los Indios donde trabajó como entrenador en algunas categorías formativas, con varios campeonatos ganados. Allí también fue preparador físico de un equipo de primera que dirigía Darío Racero.
Tal es su pasión por el básquet que armó exitosamente una escuelita en el Club Social, una entidad sin historia en ese deporte: “Llegamos a participar en los torneos de la Asociación en las categorías cebollitas, pre-mini y mini. En un momento había que tomar una decisión: o se hacía un gimnasio o el básquet no podía continuar. En ese año vino una gran inundación en la que el agua llegó al Anexo del Club Social, así que no se pudo seguir”.

“Lo importante de un trofeo no es la copa o la medalla, sino el proceso”.

Tenis de mesa
Cuando estaba por jubilarse, Bergamini buscó una actividad “que pudiera disfrutar y aprender”, y así llegó al tenis de mesa. “Se puede iniciar a cualquier edad, no tiene riesgos de lesiones ni cardíaco, tampoco tiene un alto impacto”, resume.
Así fue como se sumó al grupo que conducía Luis Marcantoni en el club Gimnasia y Esgrima. De a poco se fue metiendo más y más, y cuando se trasladaron al Club Junín, su compromiso fue en ascenso “para lograr hacer crecer este deporte”.
Y lo lograron. Arrancaron con cuatro participantes y hoy son unos veinte, que compiten periódicamente en el circuito oficial y en la última edición de los Juegos Bonaerenses trajeron dos medallas de plata y una de bronce.

“No llegás a ser campeón solamente por meterla una vez más en el aro, sino por tener respeto entre todos y haber transitado todo un camino juntos”.

Juego y deporte
Bergamini considera que son numerosos los beneficios de la práctica deportiva, que van más allá de la actividad física. “El deporte da muchísimas cosas: amigos, salud, autoestima, sentido de pertenencia”, enumera.
Por eso subraya que la comunidad debería ponderar más a los clubes y el trabajo de sus dirigentes: “Un club no son cuatro paredes, un aro de básquet y un piso de parquet, sino que incluye las pasiones, las emociones, la prevención de drogas y alcohol, la cultura. Así como me educó mi familia y la escuela, gran parte de mi formación se la debo a los profesores del Club Los Indios. Creo que la comunidad no les da valor a las instituciones deportivas y al esfuerzo de los dirigentes de los clubes, y creo que hay que jerarquizarlos. Si lo pienso rápido, tal vez el trabajo del presidente de un club tenga más impacto que el de un concejal”.
Para Daniel, los clubes son un pilar fundamental para modelar la personalidad de un chico con el respeto como estandarte. “El respeto es la base para disfrutar la vida, y la vida es un juego, por eso siempre estuve jugando –agrega–, yo siento que juego todos los días, con mi hija, con mi señora, ahora en el tenis de mesa y demás. Lo importante de un trofeo no es la copa o la medalla, sino el proceso que vivimos para haber llegado a ese triunfo. No llegás a ser campeón solamente por meterla una vez más en el aro, sino por tener respeto entre los compañeros y con el entrenador, y por haber transitado todo un camino juntos”.
Y así como de los siete a los 49 años su deporte fue el básquet, luego el tenis de mesa lo sorprendió: “De todos los profesores aprendí y sigo aprendiendo. Hoy estoy focalizado al tenis de mesa, un excelente deporte que quiero incorporar en la comunidad de Junín”.

COMENTARIOS