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Integrantes del cuartel de Bomberos Voluntarios de Morse.
MORSE

Bomberos Voluntarios: un compromiso con la comunidad

El aislamiento social, preventivo y obligatorio comenzó a regir en el país a partir de la hora 0 del viernes 20 de marzo. Uno de los pocos “efectos positivos” de la pandemia de coronavirus es la fuerte disminución de accidentes e incendios, notoria en la zona de actuación de los Bomberos Voluntarios de Morse. 
“Contamos pocas salidas por accidentes de tránsito desde que se inició la cuarentena. Al estar restringida la circulación y al modificarse los horarios comerciales, casi no hubo incidentes en la Ruta 46. Generalmente suceden de noche, en días de lluvia, los fines de semana. La caída de la actividad se nota”, señala Fabio Craviotto, jefe del cuartel. Algo similar pasa con los incendios forestales, con registros menores a los habituales. 
Desde el primer sábado de cuarentena, los Bomberos de Morse implementaron una rutina diaria de desinfección de locales y espacios transitados en la localidad, buscando llevar tranquilidad a comerciantes y vecinos. En tal sentido, la Comisión Directiva aprobó “la compra de una mochila pulverizadora”, sumando dos en total, mientras que los insumos son provistos por el Gobierno de Junín. En varias ocasiones las salidas estuvieron a cargo de bomberas voluntarias. Suman en total 6: algunas son empleadas domésticas, una de ellas es peluquera, la restante, ama de casa.  
“En otros cuarteles no hay tantas mujeres y, en algunos, ni una bombera”, asegura Craviotto, quien no duda en afirmar que la presencia femenina es un factor positivo. “Son más prolijas que el hombre, hay más respeto dentro del cuartel y, en un accidente con criaturas, brindan otra empatía. Muchas veces son las primeras en acudir”.
Al no existir atención médica las 24 horas, en Morse los bomberos son también sinónimo de primeros auxilios. Consecuentemente son convocados en situaciones límites. “No somos médicos, sí estamos preparados para mantener a una persona con signos vitales hasta que llegue la asistencia. Distinguimos si le bajó la presión o está sufriendo un infarto”, aclara. Y ejemplifica: “Recientemente el papá de una bombera tuvo un preinfarto. Lo asistimos y luego lo llevamos en la unidad de traslado a Junín. En el hospital tuvo un infarto, del cual afortunadamente se recuperó”.

Historia

La Asociación Bomberos Voluntarios de Morse consiguió la personería jurídica horas previas a la navidad de 2013, exactamente el 23 de diciembre de aquel año. 
Obtenerla implicó casi 5 años de trámites, presentaciones y gestiones burocráticas. En dicho lapso la Comisión Directiva original se disolvió y se conformó una nueva que, con sus renovaciones, continúa hasta la actualidad. Aunque Defensa Civil ya les había entregado el número de cuartel, sin personería, estaban imposibilitados de actuar. “Equipados y preparados para intervenir no podíamos hacerlo. Esto generó mucha confusión entre los vecinos”, explica el jefe del cuartel, el primero y único de su breve historia. “El peor momento, en ese sentido, lo vivimos cuando se incendió una vivienda. No salir fue muy duro”.  
Inicialmente, comenzaron a brindar servicios con 8 integrantes, 6 de los cuales siguen comprometidos hasta el día de hoy. “Arrancamos con 8 bomberos, que es la cantidad mínima que exige Defensa Civil para estar operativos. Con el paso del tiempo crecimos de 8 a 12, de 12 a 16. Ahora somos 15, todos de la localidad, a los que se deben sumar 5 aspirantes. No existe un límite, pero la cantidad de unidades te lo impone en la práctica”.
 Junto a la flota existente, su mantenimiento y renovación, otro factor central en la economía de la asociación son los gastos mensuales que implica cada bombero, desde seguros hasta equipamiento. “Hoy vestir a un efectivo sale alrededor de 300 mil pesos, mucha plata para un pueblo de pocos habitantes. Para funcionar dependemos de los aportes nacionales, provinciales y municipales. El subsidio de Nación es solo para comprar equipamiento, otros gastos no están cubiertos. Además, cobramos una cuota societaria y algunos vecinos donan combustible”. 
Los Bomberos de Morse cuentan con dos camiones autobombas, dos camionetas 4x4, una de ellas con equipamiento forestal. El jefe de bomberos reconoce a sus colegas de O’Brien, responsables de su capacitación y formación. 
Un nuevo cartel, más amplio y funcional, es la gran apuesta de la entidad. En tal sentido disponen de un terreno de 35 x 22 metros, próximo a la Delegación Municipal de Morse, cedido en comodato por la Intendencia de Junín. “Tenemos los planos aprobados. Su construcción nos va a llevar mucho tiempo pero queremos comenzar en algún momento del año. Quizás tengamos que vender una camioneta para arrancar”.

Integrantes

Bomberos de Morse: Fabio Craviotto, Mauro Espíndola, Gabriela Olivera, Jorge Rodríguez, Sandra Díaz; Silvia Gigena, Sergio Sánchez, Franco Vecchio, Ángel Cóceres, Fernanda Cuende; Gerardo Potavez, Natalia Cáceres, Cinthia Cersosimo, Ayrton Ferrua Bilch y Nicolás Grippa.

Testimonios

“El servicio dura unos minutos. La mayoría del tiempo los bomberos están capacitándose y preparando el equipo. Somos voluntarios pero actuamos de manera profesional”, dijo el jefe del cuartel,  Fabio Craviotto.
“La intervención más complicada fue el incendio de la planta de biodiésel, pegada a una estación de servicio en Morse. Creo que se evitó una tragedia”, apuntó.
“El servicio más largo fue el fuego en el monte sobre Ruta 46, 150 hectáreas. Intervinieron varios cuarteles y llevó más de 22 horas extinguirlo”, recordó Craviotto.
“Mi esposa, Lelia Vaccarezza, sufrió convulsiones a las 6 de la mañana. En la desesperación llamé a mi hermano, quien llamó a los bomberos. A los minutos llegaron dos efectivos, quienes la asistieron y me tranquilizaron. Vamos a estar eternamente agradecidos por ayudarnos en una situación traumática”, afirmó  Luis Biglia, vecino  agradecido a los bomberos de Morse. 

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