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Rocío "cursa" en casa: la nueva forma que impuso la cuarentena.
EN CUARENTENA

Ingresantes 2020: primeras cursadas virtuales y entre “desconocidos”

Ante la pandemia, universidades e institutos terciarios debieron aggiornar sus plataformas y lanzarse a las clases online que incluyen e-mails, grupos de whatsapp y videoconferencias, con los nuevos compañeros y docentes de las carreras.

La emoción del comienzo de clases, de las primeras cursadas de esa carrera que eligieron y estaban ansiosos por empezar, este año tuvo (y aún tiene) otro sabor para muchos ingresantes del ciclo 2020 en niveles terciarios y universitarios.
El avance del coronavirus obligó al cierre de escuelas e instituciones educativas pero, sobre todo, le exigió al sistema educativo repensar estrategias.
La virtualidad ofreció el mecanismo de salvataje ideal para que universidades e institutos terciarios pudieran aggiornar sus plataformas y lanzarse a las clases virtuales, videoconferencias y demás. Algo que, cabe destacar, no se logra del mismo modo en los niveles primario y secundario, donde surgen otras complejidades.
Lo cierto es que toda la expectativa generada en cada alumno por el inicio de cursada se vio sacudida por e-mails, mensajes y grupos de whatsapp que impartían las nuevas directivas sobre la forma de trabajo: desde casa y ya sin un aula. Sin  ese espacio y sin ese ritual de conocerse, de verse las caras, de interactuar en persona.
Democracia dialogó con el profesor Claudio Carrizo, a cargo de la materia Lenguaje Visual que se cursa en la formación básica (FOBA) en la Escuela de Arte Xul Solar, y con los alumnos Santiago Tuñón, ingresante de la carrera de Ingeniería de Materiales, en la Universidad de La Plata, y Rocío Díaz, del Profesorado de Inglés en el Instituto de Formación Docente N°129, quienes dieron sus impresiones sobre la nueva norma y cómo la llevan adelante.
 


Grupos de “extraños”
Más allá del manejo que los jóvenes tienen hoy de las herramientas tecnológicas, no todos están acostumbrados al contacto virtual con desconocidos. Claro que si estos desconocidos son “compañeros”, la mirada es otra y se habilita una cierta confianza, después de todo, todos están allí por las mismas razones.
“Es una situación atípica la que atravesamos, pero en nuestro caso, la organización institucional se acomodó muy bien”, contó el docente Carrizo.
En el caso de su materia, aseguró: “Arrancamos la cursada, desde el primer día, a través de la aplicación Zoom de videoconferencia. Eso nos permite conocernos”. Asimismo, crearon un grupo de Facebook para mantenerse en contacto. 
“En ese primer encuentro ingresaron a la plataforma casi 50 chicos”, contó Carrizo. Algunos alumnos nos conocieron antes  por un curso intensivo que se dio en la escuela, pero otros no conocían ni a los docentes, ni la institución, así que era importante ese paso para conocernos”.
La nueva realidad para la institución no solo impacta desde la óptica de los alumnos, sino también –y sobre todo- desde el plano de los docentes.
“Los chicos están respondiendo muy bien. Participan en clase, analizamos imágenes, compartimos pantallas, algo que reemplazaría al cañón o proyector ya que permite además ver presentaciones”, contó.
“Esto también fue un aprendizaje para los profesores. Y el planteo de que intentar que la escuela vuelva como si nada es una locura. La condición y las circunstancias son atípicas, los alumnos y docentes están afectados”, aseguró y remarcó la necesidad de brindar “contenidos y contención” en estos momentos.

Concentración y rituales
Es arriesgado vaticinar un futuro “virtual” para la educación de mañana, pero sin dudas este cimbronazo cambia los esquemas y las perspectivas.
No obstante, con una trayectoria escolar presencial como la que cada joven, incluso adulto, trae consigo en su recorrido, la nueva metodología tiene sus pros y contras.
La concentración es uno de los puntos que remarca Santiago: “Los profesores son muy accesibles y están siempre disponibles a consultas. Particularmente se me complica un poco concentrarme en la clase, tratar de llevar al día las materias, incluso para rendir un examen, creo que necesitaría tener ese ritual”. 
Si bien llegó a conocer a algunos compañeros y docentes porque comenzó su cursada en enero y febrero, hoy también cursa con alumnos que no conocía.
“En todas las materias hay cursadas virtuales. Matemática y química, por ejemplo, con consultas a través de Classroom, videollamadas. Otras con grupos de Telegram”.
Lo cierto es que las materias de laboratorio de momento se realizan de manera teórica. 
Para Rocío, “el aula virtual nunca podrá reemplazar al profesor, así que desde el principio supe que adaptarme me llevaría un poco de tiempo. Además, estoy en primer año y estaba con todas las expectativas de volver a cursar”, contó.
Otra cuestión que surge a veces como dificultad es la necesidad de manejar los tiempos y el uso de Internet o dispositivos en casa. 
“Creo que lo llevo bastante bien aunque quizás se hace difícil porque no tenemos un horario estipulado y, al menos en mi casa, la tecnología se comparte entonces nos tenemos que turnar para poder conectarnos”, detalló Rocío. 
Y sin dudas, entender el funcionamiento y sacarle jugo a las plataformas suele ser toda una aventura.
“Aprender a manejar el aula virtual al principio fue un desafío, porque es nuestra única vía de comunicación con el profesor. Pero con los trabajos grupales y las clases en vivo se va haciendo llevadero. Al menos puedo seguir cursando mis estudios”, destaca, pero entiende que “no todos estamos en la misma situación y para alguien que quizá no tiene acceso a una computadora o wifi estudiar es mucho más complejo”. 
Respecto de los contenidos, aseguró: “Creo que vamos avanzando muchísimo”, y destacó el trabajo de los profesores, quienes “ponen mucho esfuerzo en que podamos estar al día, organizando los encuentros, con presentaciones, respondiendo nuestras dudas y facilitándonos las herramientas para seguir avanzando”.

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