RECONOCIDO COMERCIANTE LOCAL

“Patito” Randazzo: “Buscar ideas nuevas es lo que me hace sentir vivo”

Realizó todo tipo de trabajos y vivió ocho años en Miami. Su negocio, El Dólar, pasó por distintas etapas y se fue reinventando con el tiempo. En su faceta musical, el referente de Los Inmaculados también cuenta la historia de la banda de cumbia.

Fernando “Patito” Randazzo es un hombre que se hizo a sí mismo. Su instinto lo condujo por caminos de éxito comercial y reconocimiento personal.
A un negocio, como tantos otros, pudo imponerlo con una receta natural: le dio una impronta personal, a pura intuición.
Y fue esa inspiración la que lo llevó, casi sin quererlo, a meterse en el mundo de la cumbia, en donde hoy es un referente del grupo Los Inmaculados.
Como telón de fondo de todas sus propuestas está la buena onda. “Yo hago lo que tengo ganas y creo que sería muy bueno si todos tomáramos esa postura, de cada cual hacer lo que quiera sin importar lo que opine el de al lado o el de enfrente”, afirma.

“Estoy todo el tiempo pensando cosas nuevas para hacer”.

Trotamundos
Randazzo se crió en el Barrio Belgrano, primero, y en San Cayetano después. Hizo el primario en la Escuela N°18 y el secundario en la sección nocturna del Comercial porque a los doce años ya había salido a trabajar.
Repartió encomiendas, hizo cobranzas, se desempeñó en el Sanatorio y pasó por otros trabajos, hasta que en el año 2001 decidió emigrar a Estados Unidos a probar suerte.
Allá también hizo de todo: desde vendedor ambulante hasta propietario de un restaurante.
Regresó en noviembre de 2008. Si bien la idea original era seguir su periplo en España, finalmente se quedó y abrió su negocio.

“Traté de cumplir con todo, sin mirar qué dirán los demás”.

El Dólar
El Dólar, su comercio, comenzó como un polirubro y terminó siendo una pizzería. “La misma gente lo fue llevando para ese lado”, afirma. Era un modelo de negocio norteamericano, al que se le fue agregando productos, hasta que aparecieron las pizzas: “Estaban un poco flojas las ventas y se me ocurrió poner pizzas, venderlas bien baratas para que la gente entre, aunque sea. Nunca pensé que iba a llegar a vender 500 por día, como sucedió en un tiempo”.
Una característica del negocio es el cambio de slogans de acuerdo a los tiempos políticos: de El Dólar K pasó a El Dólar Pro, y ahora El Dólar FF. Aunque su origen y su motivación no tienen que ver con lo partidario. “Yo siempre escribía los carteles mal, con faltas de ortografía, me divertía hacer esas cosas –recuerda Randazzo–, en una oportunidad iba a poner “dos pizzas de keso” y justo vino alguien con quien me puse a charlar, y quedó inconcluso, decía “dos pizzas k”, y como estábamos en época de elecciones, lo dejé y aproveché para seguir con eso. No tiene nada que ver con la política, es un juego, nada más”.
Sobre su comercio, afirma: “Siempre estoy pensando en otras cosas. Hoy no vendo la cantidad de pizzas que vendía antes, entonces voy cambiando. Buscar ideas nuevas es lo que me hace sentir vivo”.

La música
Cuando habla de su relación con la música, Patito afirma que es “un desastre musical” y lanza una carcajada.
Todo nació como una broma: él solía decirle a Mary “La Dulce” que quería subirse a un escenario a cantar con ella, hasta que lo hizo, nada menos que en el Club Rivadavia. Esa actuación tuvo una gran repercusión, ya que muchos lo saludaban y felicitaban.
“Entonces me metí en eso –cuenta–, hice diez canciones bizarras, con doble sentido, me di cuenta de que pegaba, que la gente la pasaba bien, y así empecé”.
Lo que comenzó como un chiste se hizo más serio –aunque siempre con la finalidad de divertir– cuando se armó el grupo Los Inmaculados. De a poco, la banda empezó a tener sus presentaciones: “Fuimos avanzando, estuvimos en Crónica TV, nos llamaron de otros lados, y estábamos a full con la cumbia hasta que la pandemia nos obligó a parar”.

“Yo vengo de bien abajo y sé lo que es llegar a un lugar y que te atiendan mal por estar mal vestido. No juzgo a la persona por el dinero que pueda gastar”.

Balance
Para Randazzo, su éxito comercial y personal se basa en el esfuerzo y la alegría. “Yo trabajé mucho para ir buscando cosas para que vayan bien en mi comercio, desde escribir mal los carteles hasta la música, porque todo eso hace reír a la gente”, afirma.
Según dice, desde el principio tuvo “una clientela humilde, pero que siempre fue bien atendida y reconocida”. Y agrega: “Yo vengo de bien abajo, de no tener nada, y sé lo que es llegar a un lugar y que te atiendan mal por estar mal vestido, es algo que lo tengo presente. No juzgo a la persona por la cantidad de dinero que pueda gastar”.
Por eso es un agradecido por lo que recibe a diario. “Yo siento una enorme gratitud para con la gente, siento que se me valora. Soy un afortunado de la vida”, afirma.
Y al momento de hacer un balance, concluye: “Si me muriese ahora, me quedarían muy pocas cosas por hacer. Traté de cumplir con todo lo que quise, sin mirar qué dirán los demás. Yo soy feliz subiendo a un escenario y haciendo el ridículo, y si otro dice ‘mirá lo que está haciendo este loco’ será un tema de él, yo hago lo que me gusta. Esa mirada se nota, yo estoy en la calle desde los doce años y sé ver esas cosas. En la vida hay de todo, pero veo que hay mucha gente que valora lo que uno es y hay que quedarse con eso. Estoy todo el tiempo pensando cosas nuevas para hacer. Eso es lo que me hace bien, necesito esa adrenalina”.

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