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Mientras continúan sin poder vender, deben seguir pagando alquiler y no dejan de recibir facturas de servicios e impuestos. Hay comerciantes que piensan el cierre como una opción.
EFECTOS ECONÓMICOS DEL AISLAMIENTO

Ya hay comerciantes de Junín que están evaluando cerrar sus negocios

Mientras continúan sin poder vender, deben seguir pagando alquiler y no dejan de recibir facturas de servicios e impuestos. Algunos con una trayectoria intachable, aparecen en el Veraz por un cuatro o cinco cheques rechazados en las últimas semanas. Hay bancos que suspendieron los acuerdos de manera unilateral. Reclaman por las dificultades en el acceso a los préstamos anunciados por el Gobierno.

Esta semana, el presidente de la Sociedad Comercio e Industria de Junín, Raúl Parejas, le confirmó a Democracia que el panorama comercial en nuestra ciudad “es muy complicado” y aseguró que, de continuar con el aislamiento y las restricciones a los negocios, “es posible que un 30% tenga que cerrar”.
En efecto, el panorama es extremadamente delicado y, de acuerdo a testimonios que pudo recoger este medio, hay comerciantes que están pensando en achicarse, mudarse y hasta cerrar sus locales.
Es que se trata de negocios que no pueden atender al público, que no están teniendo prácticamente facturación, y que, en el mejor de los casos, pueden trabajar a puertas cerradas y entregar algún pedido que les llegue en el horario asignado por el Gobierno local, de 12 a 15.
A esto hay que agregarle que los impuestos siguen llegando, que los alquileres hay que abonarlos, y que muchos debieron pre chequear la compra de productos de temporada y ahora esos cheques deben ser cubiertos.
Y otro tema no menor es el financiero, con bancos que retacean el acceso al crédito, que dieron de baja unilateralmente acuerdos de descubierto, y que, aparentemente, informaron de los cheques rechazados ya que hay quienes, aun con comportamiento comercial intachable durante años, aparecen en nóminas de riesgo crediticio, como Veraz, por valores que no fueron cubiertos en las últimas semanas, en pleno proceso de restricciones.

“Estoy por cerrar el atelier”
Claudia Esper, propietaria de la casa de alta costura Scarlett’s, tiene un local con showroom sobre la calle Rivadavia y su atelier en Sáenz Peña. Pero está a punto de dejar este último espacio.
“No puedo trabajar, mientras tanto, sigue llegando la factura de luz, los impuestos, tengo que pagar el alquiler; estoy por cerrar el atelier y volveré a trabajar en mi casa”, explica.
Según dice, no ve otra salida. “No me puedo seguir enterrando”, afirma.
Esper forma parte de varios grupos de WhatsApp de comerciantes y ya confirmó que “ya hay cuatro locales de Sáenz Peña que están por cerrar”. Y puntualiza: “Si seguimos así, va a quedar el centro vacío”.
El pedido de la diseñadora es el de poder volver a trabajar: “Así como voy al mercado, tranquilamente puedo atender a una persona en mi atelier, que tiene más de 120 metros cuadrados. Creo que, con entrevistas y prevención, podría atender. Yo no digo que salgamos todos en masa, pero yo no puedo atender y, al mismo tiempo, vemos las colas en los supermercados. No se aplican los mismos protocolos para todos”.

“Decidí no renovar”
Quien tomó una decisión similar es Leonardo Belossi, que va a mudar su tradicional fiambrería y vinería Sabores Pampeanos, de El Picaflor a la avenida República.
“El 30 de marzo se me venció el contrato de alquiler, por lo que recibí la carta de la inmobiliaria con un 40% de incremento para este año, más otro 40% acumulado para el año próximo. Es decir que, para el 2021, se me va a casi el doble”, señala Belossi.
Sin margen para negociar, decidió trasladar el comercio, después de catorce años en el mismo lugar. “Realmente me quedé sin alternativa –afirma–, al no saber cuánto tiempo va a durar esta pandemia y la restricción horaria, más los problemas que venimos acarreando, me estoy arriesgando a perder el negocio, por tal motivo decidí no renovar el contrato”.
La inmobiliaria le otorgó una prórroga de dos meses, con un 25% de ajuste, y encontró un espacio en Avenida República, donde se instalará para comenzar una nueva etapa, reconfigurando su negocio: “A mí la inmobiliaria me mandó la carta en plena pandemia y no hubo negociación posible. Las boletas de luz me siguen llegando. Las municipales también. Hay que ponerle el pecho y buscar la forma de encararla de otra manera. Lamento que haya otros rubros que ni siquiera hayan abierto en este mes que pasó, y lo más lamentable es que quizás muchos ya no puedan volver a hacerlo”.

“Sin crédito, quiebro”
Soledad Mantino cuenta que en su perfumería, La Vie, venían de “un par de años malos” y este parate la “terminó de hundir”.
En su negocio vende productos de lujo, lo que requiere un pago a proveedores de entre 350 y 400 mil pesos mensuales, más unos 200 mil de gastos de impuestos, servicios, empleados y demás. En ese contexto, “un mes sin facturación implica una gran pérdida”.
Para la temporada de invierno, Mantino pre chequeó la mercadería que pensaba vender, con lo cual, es un momento en el que está endeudada: “A fines de febrero y principios de marzo entregué cheques hasta junio. Ahora tengo que cubrirlos. Siempre fuimos muy correctos en el comercio, nunca tuve un cheque rechazado, y ahora ya tengo algunos”.
Los problemas no terminaron ahí, ya que Soledad nunca pensó que, cuando abrieran el clearing, el banco con el que ella trabaja iba a hacer caer de manera unilateral el acuerdo de descubierto que tenían. “Eso nos pasó a muchos en Junín, por eso empezaron a ser rechazados los cheques”, afirma, para luego agregar: “Tampoco tengo ventas como para cubrirlos. Y desde el mismo banco me dijeron que no tienen disponible –por lo menos para mí– los créditos con tasa del 24 por ciento que anunció el Gobierno. Y otra cosa que me pasó es que estamos en el Veraz. O sea que nos rechazaron cheques durante la cuarentena y el Banco Central informó de esto y ya aparecemos en este sistema. En el banco te dicen ‘bueno, pero está todo el mundo igual’, pero la verdad que no es así, yo digo que no nos vamos a morir de coronavirus, pero sí de un infarto o un ACV, porque estamos muy nerviosos, yo estoy re pasada. Yo no sé trabajar con deudas, no me pasó nunca esto y me pone en una situación muy incómoda. Los comerciantes nos sentimos muy solos”.
Buscando alternativas, armó su página con venta online, pero lleva tiempo el desarrollo del e-comerce. La situación es delicada: “Lo que yo veo es que, si no recibo un crédito, quiebro. Mi facturación hoy es muy poca, no llega al 10% de lo normal. Así, es insostenible”.
Con todo, Mantino sabe que la prioridad hoy es otra. “Yo agradezco, de alguna manera, que estemos en cuarentena porque, si bien me perjudica muchísimo y puedo quebrar, también sé que tengo a mis padres que son mayores y les estamos salvando la vida. Por lo menos acá estamos muy mal económicamente, pero con las camas y los respiradores liberados. También miro desde ese lado las cosas”, concluye.

“Comerciantes desesperados”
En el rubro de la indumentaria también se pre chequeó hace unos meses y ahora hay que ir cubriendo los valores, aun cuando no se pueda vender. Así lo confirma Sergio Bracchi, propietario del comercio que lleva su apellido.
“Para nosotros el problema es doble –explica Bracchi– porque compramos una determinada cantidad de prendas en base a los cálculos previos de venta que teníamos, ahora vamos a llegar a vender mucho menos de lo que preveíamos, porque tuvimos cerrados un mes, y tenemos prendas de invierno comprada que no podemos comercializar. Con lo cual, voy a tener un excedente de stock que, en muchos casos, no voy a poder ofrecer tampoco en la temporada de invierno del año próximo porque en el rubro de la indumentaria, sobre todo la de mujer, influye mucho la moda y lo que se usa este año ya no lo van a demandar el próximo”.
Bracchi, que también es miembro de la Sociedad Comercio e Industria, sostiene que, en este contexto, “hay comerciantes que están desesperados”, y confirma que “la cadena de pagos ya se empezó a cortar”.
Si bien no paga alquiler, tiene cuatro empleados que mantener. “Los grandes echan sin problemas, pero los pequeños y medianos cuidamos a nuestros empleados, porque los conocemos, y lo primero que uno trata de hacer es cumplir con ellos”, asevera.
En tal sentido, Bracchi observa que en Comercio e Industria “llegan versiones de que van a cerrar algunos locales en el área céntrica, es decir, que la consecuencia va a ser de muchos caídos; y los que queden en pie, van a estar muy averiados”.
Por eso, coincide en que la situación es insostenible: “Los pequeños durarán un mes más, los medianos dos, y los grandes tres. Algunos más, otros menos, pero acá perdemos todos”.

“Insostenible”
Las casas de venta de insumos de electricidad tienen permitido trabajar a puertas cerradas, entregar de 12 a 15 y atender solamente emergencias. “Nosotros vendemos materiales que creemos que son esenciales, productos para la industria, supermercados, molinos, cooperativas eléctricas, municipios, y es muy difícil trabajar así”, sostiene Esteban Acosta, propietario de Juma.
Dadas estas dificultades, se presentó una carta en la municipalidad para poder atender de otra manera, con un protocolo, pero con un horario más extendido. Lo mismo se solicitó a nivel nacional y provincial a través de las cámaras que agrupan a estos comercios.
Acosta estima que las ventas, en la actualidad, son entre un 50% o 60% menos. Además, algunos proveedores no están entregando mercadería, por lo que está rompiendo su stock en algunas familias de productos, sin poder reponerlos.
“Y yo tengo que mantener la infraestructura, con mis ocho empleados –agrega–, este mes voy a pagar sueldos y todo, pero después ya va a ser insostenible. Se está complicando mucho”.
Acosta también averiguó en los bancos por créditos y beneficios: “Hasta ahora no logramos nada. El tema es que miden la venta en comparación con el año pasado, pero sin tener en cuenta la inflación. Te dicen: ‘facturaste lo mismo que el año pasado’, pero son muchas menos unidades, no toman en cuenta el 50% de inflación, no entiendo cómo no miden eso. Hay un montón de supuestas ayudas que a las pymes no están llegando”.
Por eso insiste en que no se puede sostener esto mucho tiempo más: “Al juntarnos las casas de electricidad para hacer esta petición en el municipio, todos estábamos de acuerdo en que, trabajar de esta manera, el mes que viene ya es imposible de sostener, porque el punto de equilibrio es muy alto y mantener los gastos fijos se hace muy complicado”.

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