EFECTOS DE LA PANDEMIA

San Antonio: Asisten a sectores vulnerables con un plato de comida

El aislamiento profundiza carencias y, por eso, a partir de una movida solidaria, más de cincuenta personas reciben una vianda que prepara la presidenta de la sociedad de fomento. Reclaman que el cierre de los pasos a nivel dificulta el cumplimiento de trámites e impide a los vecinos ir a algunos supermercados.

El barrio San Antonio, uno de los más periféricos de la ciudad, es también uno de los que tiene niveles de vulnerabilidad que lo hacen merecedor de una atención especial.
En ese marco, el aislamiento social obligatorio no solo modificó hábitos y costumbres de los vecinos, sino que trajo aparejadas más necesidades para quienes ya tenían carencias antes de esta pandemia.
Es por ello que Mariana Sánchez, presidenta de la sociedad de fomento, está haciendo viandas para ayudar con el almuerzo a un grupo importante de personas de este vecindario.
En principio, las manos solidarias que están detrás de esta iniciativa habían hecho la propuesta a la sociedad de fomento del barrio San Cayetano, y fueron las autoridades de esa entidad las que sugirieron que podría hacerse en San Antonio. Así fue como Sánchez se hizo cargo de hacer comida para gente del barrio que está pasando un momento complicado.

En este barrio hay gente que tiene necesidades. La idea es darles a ellos un plato de comida rica y calentita todos los días. Mariana Sánchez. Presidenta sociedad de fomento.

“Hoy le damos de comer a poco más de cincuenta personas –cuenta–, yo cocino, mi marido me ayuda con la entrega y la gente se lleva su vianda. Se hizo un menú y me fueron trayendo los insumos, nosotros no tocamos dinero”.
La entrega se hace los días lunes, miércoles, viernes y domingo al mediodía: “En este barrio hay vecinos que trabajan de peón de albañil o limpiando casas, y es gente que tiene necesidades. La idea es darles a ellos un plato de comida rica y calentita todos los días”.
Más dificultades
En relación al cumplimiento del aislamiento social y las restricciones, hay posiciones encontradas. “No se cumple y no hay control. Veo que los controles están en el centro”, afirma Sánchez.
Sobre el mismo tema, Miguel Cirulli, un reconocido comerciante del barrio, observa que en su almacén “en general se cumplen las normas”, y agrega: “La gente viene con barbijo, no entran más de dos personas a la vez, mantienen la distancia, no hace falta decir nada, con los carteles que pusimos en la puerta fue suficiente”. Además, hubo cambios en el comportamiento de los consumidores: “Hay más movimiento a la mañana, después, a la tarde vienen lo justo. Además, suelen venir una vez y hacen compras más grandes”.
Luis Asin, que reside en San Antonio hace más de treinta años, considera que la cuarentena “se cumple bastante bien”, ya que “durante el día la gente va a hacer los mandados, pero después de las cinco de la tarde ya no hay movimiento”.
Con todo, Sánchez advierte que el gran problema es –como se ha planteado antes en esta sección– el cierre de los pasos a nivel: “Estamos molestos porque se dividió la ciudad, si un vecino de mi barrio tiene que ir a Ioma y no tiene el permiso, ¿cómo pasa? Nos estamos perdiendo las ofertas de los grandes supermercados, que están del otro lado de la vía. Tenemos unos cuantos inconvenientes”.

Menos servicios
El contexto de la pandemia también generó una merma en la prestación de los servicios que brinda el estado municipal.
“No se recolectan las ramas”, sentencia Sánchez, y ejemplifica: “El 3 de marzo hicimos una limpieza en la sociedad de fomento, se podó un árbol, y las ramas siguen estando en la puerta de la institución”.
De hecho, se observan varios cúmulos de ramas en las calles de San Antonio. Para Asin, “falta que la gente colabore un poco más” porque, según su análisis, “no le importa podar las plantas y dejar las ramas en cualquier día”. Además, asevera que “ahora hace tiempo que no pasan a recolectar las ramas por esta situación y porque tienen las maquinarias rotas”.
Más allá del mantenimiento del barrio, la preocupación de la acumulación de ramas es también sanitaria, como explica la presidenta de la sociedad de fomento: “Este es un sector con muchos mosquitos y sabemos que hay dengue. Hace un tiempo desde la Municipalidad nos dijeron que eran mosquitos charqueros, esa respuesta nos preocupa y nos gustaría ver que se fumigue este barrio. Nosotros lo pedimos y no lo han hecho. No hay servicios de la Municipalidad. Incluso, uno ve todo el tiempo que a la tardecita los vecinos prenden fuego para quemar las ramas”.

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