CÓMO ATRAVIESAN LA PANDEMIA LOS VECINOS DE LA CIUDAD

San Cayetano: El cierre de los pasos a nivel generó inconvenientes

La imposibilidad de cruzar la vía dificulta el paso de proveedores e impide a los vecinos ir a algunos supermercados. Respecto a este sector, hay más movimiento en Avenida Libertad y menos en el interior del vecindario. Destacan el respeto a las restricciones impuestas.

El aislamiento social obligatorio cambió de tal manera la fisonomía del barrio San Cayetano que los residentes no dudan en calificar como “muy triste” lo que ven en su vecindario.
Es cierto que este siempre fue un sector muy tranquilo, pero la cuarentena extremó esa sensación.
“Como en todos los barrios, en este también hay una gran tristeza, se ve en la gente, en los comercios, es algo que no hemos vivido nunca. Cuesta estar aislado, el argentino es muy familiero, le gusta el abrazo, y estamos alejados. Es un trance muy difícil al que no estamos acostumbrados”, resume Juan Carlos Screpi, histórico vecino del lugar y vicepresidente de la sociedad de fomento.

Dividieron la ciudad y dicen que hay que ir al almacén de barrio, y lo hacemos, pero tenemos dificultades para acceder a ciertos productos. Juan Carlos Screpi. Vicepte. sociedad de fomento.

“Nunca pensé que podía pasar esto”, señala Graciela Dadamia, que reside hace treinta años en San Cayetano y allí atiende una pollería: “Es una etapa complicada, pero tratamos de adaptarnos de la mejor manera posible, poniendo toda la paciencia y el esfuerzo que tenemos”.

Divididos
Los lugareños observan que este escenario se complica aún más, para ellos, a partir del cierre que se hizo de los pasos a nivel de las vías. Al quedar “del otro lado”, se pueden mover con relativa facilidad dentro de ese sector, pero tienen enormes dificultades para ir hacia otras zonas donde hacer compras. “Con mi tarjeta tengo descuentos los martes en un supermercado, pero no puedo cruzar la vía”, se queja un vecino.
“Molesta que estamos divididos –agrega Screpi–, no sé si las decisiones se toman pensando. Me parece que deberíamos haber cerrado la ciudad hace un mes, lo que se hizo recién hace unos días. Pero, además, dividieron la ciudad y dicen que hay que comprar en el almacén de barrio, y está bien y lo hacemos, pero al estar alejados de una zona céntrica pareciera que hay barrios que tienen más derechos que otros. Al estar alejados tenemos dificultades para acceder a ciertos productos”.
En el mismo sentido, Mabel Grosso, que junto con Miguel Torta tienen un comercio de venta de artículos de limpieza y forrajería, explica: “Hay proveedores que nos traen productos de limpieza para vender a los que no los dejan pasar porque están del otro lado de la vía. Por suerte, hay otro que está de este lado que nos puede traer algo”.

Acatamiento
Como sucede en otros barrios, en San Cayetano también se observa que los lugareños se comportan de acuerdo a las disposiciones vigentes.
Dadamia cuenta que “la gente es muy respetuosa” de las normas: “Acá, en la pollería, entran una o dos personas y el resto espera afuera. Y en la calle también se ve que se cumple con las normas”.
Miguel Torta advierte que “después de las cinco se ve gente, pero no es del barrio, son personas de otros lugares o chicos en moto que pasan por acá”. Y sentencia: “Los de este sector respetamos el aislamiento”.
En tanto, Dadamia puntualiza que hay algunos controles para que se cumpla con el aislamiento, entonces, “cuando llega la hora del cierre y algunos minutos antes también ya circulan los patrulleros que circulan para ver que se cumpla con el horario de cierre”.

Cambios
Screpi comenta que “en la avenida Libertad hay más movimiento” que el que se observa en el interior del barrio. Esto se debe a que se trata de una arteria de importancia y con un gran peso comercial. No obstante, el dirigente fomentista sostiene que el cambio de horario de atención terminó siendo perjudicial para los comerciantes.
Sobre este tema, Dadamia cuenta que los clientes suelen ir, principalmente, a la mañana. “Acá el trabajo es medio día, porque después de las dos o tres de la tarde, ya no hay ventas”.
Y en cuanto a los cambios de los consumidores al momento de comprar, la dueña de la pollería indica: “La gente viene menos y trata de comprar más cantidad las veces que viene para después guardar algunas cosas en el freezer, para no hacer tanto movimiento y no andar tanto en la calle”.

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