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Carpas captadas a la altura de Álvarez Rodríguez.
EN JUNÍN

Por el efecto de la cuarentena, los peces se hacen visibles en el canal del Salado

Con todos en casa y el cese de las actividades industriales, en medio del aislamiento por el avance del coronavirus, los cursos de agua dulce de la Región recuperan sus ecosistemas y sus principales habitantes comenzaron a ganar el espacio acuático.

La retracción de los humanos a sus hogares y el parate de la maquinaria industrial, todo a obligación por el avance del coronavirus Covid-19, ha provocado una inmediata reacción en el reino animal y no pocas especies han comenzado a ocupar territorios que hasta hace algunas semanas eran de dominio de las personas.
Son numerosos los ejemplos que en ese sentido se vieron en el mundo en esta época de pandemia. Pero para no ir tan lejos basta con contemplar por estos días la gran presencia de peces en el Río Salado que atraviesa Junín.
Cursos de agua dulce ahora beneficiados, tanto por el cese de las actividades industriales como por la ausencia de las personas, reflejan cierta recuperación de su ecosistema y en cuestión de unos pocos días comenzaron a ser recorridos por distintas especies del ambiente acuático.
En nuestra ciudad los vecinos se sorprendieron por la presencia de peces en lugares donde hasta hace poco era casi imposible, como en el canal, a la altura del puente de Álvarez Rodríguez, a la vera del parque Borchex.
El Dr. en Ciencias Naturales, Darío Colautti, miembro del Instituto de Limnología de la UNLP-Conicet, remarcó que este fenómeno detectado en plena cuarentena se produce porque "los peces, sobre todo los que son muy móviles, recorren el agua, se asocian, y si no encuentran impedimentos, avanzan". 
Precisamente sobre esos impedimentos que señala, el investigador sostuvo que "evidentemente los peces se han animado en estos arroyos, que están muy impactados por una zona urbanizada con mucha actividad industrial y mucho vuelco de sustancias nocivas".
"La actividad productiva se ha visto disminuida por el tema de la cuarentena y los vuelcos de sustancias nocivas han acompañado este proceso", amplió.
Este fenómeno que se produce en Junín y que desde hace algunos días también puede observarse en el Riachuelo y La Plata, se extiende sobre todo a las zonas costeras, por ejemplo, "en el Río Paraná, en Paso de la Patria, y en otros lugares", sostuvo Colautti.
En ese sentido, señaló que los cardúmenes comenzaron a aparecer particularmente en lugares donde los humanos "generamos los mayores disturbios por la navegación, la pesca, el turismo, la presencia de bañistas, áreas que, ahora en condiciones prístinas, los peces las habitan dada la calma eventual que se da por el coronavirus, ya que la presencia humana disminuyó notoriamente".
Y añadió: "Ellos (los peces) son habitantes del río y necesitan de todo el ecosistema para desarrollar su ciclo de vida. Así han evolucionado. La presencia del hombre no atentó del todo, ellos igual viven, pero ahora empiezan a utilizar esos ambientes y se acarduman".

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