LA PANDEMIA CAMBIÓ EL RITMO HABITUAL DEL SECTOR

Gregorio González: Avenidas con movimiento y calles internas vacías

Mientras en el interior del barrio hay una muy escasa circulación, se observa tránsito en Benito de Miguel y Padre Respuela, aunque en menor medida que en épocas corrientes. Los picos se dan por la mañana. Destacan que se respetan las restricciones impuestas.

Como en toda la ciudad, el aislamiento social obligatorio modificó hábitos y costumbres también en el barrio Gregorio González. La calma que se observa en la mayor parte de Junín se repite en este sector, aunque con una particularidad: las avenidas Padre Respuela y Benito de Miguel, por ser dos arterias con una fuerte implicancia comercial, tienen un movimiento más acentuado que las calles internas.
En efecto, hacia adentro, Gregorio González siempre fue un barrio tranquilo, pero en estos días de cuarentena la circulación de vehículos y peatones es prácticamente nula. En contraste, sí se advierte tránsito en las avenidas que lo circundan, aunque hay que aclarar que en menor medida que en épocas corrientes.
“Está demasiado tranquilo”, le dice a Democracia y a TeleJunín Laura Balestro, que vive hace más de veinte años en el barrio. Y agrega: “Es algo raro. Es triste, pero necesario, esperemos salir airosos de esto”.

La gente sale a hacer mandados. El mayor movimiento es por la mañana, después hay algo hasta las cinco de la tarde y, a partir de ahí, ya no más. Laura Balestro. Vecina del barrio.

“Nunca me imaginé ver algo así, está muy complicado”, señala Hugo Fernández, que hace doce años trasladó su panadería del centro a este vecindario, sobre la avenida Benito de Miguel.
Lo cierto es que este sector de la ciudad, uno de los de mayor crecimiento en los últimos años, por estas horas es una sombra de lo que solía ser.

Movimiento
El movimiento en Gregorio González se corresponde con las restricciones impuestas por las autoridades nacionales. “Veo que está tranquilo, la cuarentena se está acatando muy bien y la gente solamente sale a hacer mandados –relata Balestro–, uno ve que suele ir una sola persona en los autos, no más. Y el mayor movimiento es por la mañana, después hay algo hasta las cuatro o cinco de la tarde y, a partir de ahí, ya no más”.
Balestro también advierte que, en contrapartida, hay otra circulación en Benito de Miguel y Padre Respuela.
“En la avenida anda más gente, no como antes, pero se ve movimiento”, ratifica Emanuel Corna, que tiene una pollería sobre Respuela. Y añade: “En el interior del barrio, están más guardados. Se sale a hacer alguna compra específica, nada más. Acá estamos a media cuadra del Colegio Padre Respuela que genera un flujo muy importante que ahora no está”.
Por su parte, Fernández también observa que “anda menos gente” en la avenida donde está él: “Yo tengo mucha clientela, por ejemplo, de albañiles, o personas que están del otro lado de la vía, y ya no vienen. Tuve que reducir el personal, porque está todo muy decaído. La vamos sobrellevando con estas dificultades”.

Respeto a las normas
Lo que se advierte es que los residentes aquí respetan las disposiciones que tienen que ver con la cuarentena.
“Acá tenemos abierto de 7 a 17 –explica Fernández–, los clientes entran de a poco, se toma distancia, cuando hay personas adentro los que llegan esperan afuera por su cuenta, sin necesidad de que se los pida. En ese sentido, está muy bien”.
Corna coincide en este punto: “Los hábitos de esperar afuera y mantener la distancia se cumplen. Yo tengo alcohol disponible en el mostrador y también veo que se usa”.

Cambios y dificultades
Este escenario trajo aparejados cambios en el comportamiento de los consumidores. “En vez de venir tres veces por semana, la gente viene una y compra más, para salir menos”, asevera Corna, para luego ampliar: “Respecto al horario, la mayoría viene a la mañana y a partir de la una o las dos en adelante, ya es un horario muerto. Este es un rubro en el que se trabajaba muy bien de tardecita o noche, ahora, con el horario restringido, se vende menos”.
Fernández, en tanto, observa que en su panadería “llevan solamente pan, decayó mucho el tema de las facturas, bizcochitos y esas cosas, y esto es, por un lado, porque se compra lo indispensable, y también porque la gente tiene más tiempo y pueden hacer tortas fritas, bolas de fraile en sus casas”.
Es por todo ello que concluye: “Los comerciantes estamos tratando de sobrellevar esto, pero estamos bastante complicados”.

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