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Lucas y Juan Carlos Lamelza.
DÍA DEL CARPINTERO

Los Lamelza, carpinteros que continúan una tradición familiar de más de un siglo

Florindo, Juan Carlos y Lucas, abuelo, padre e hijo, respectivamente, se dedicaron a la carpintería artesanal, haciendo muebles y aberturas a medida, como así también carpintería de obra como escaleras y revestimientos.

Lucas Lamelza es tercera generación de carpinteros en su familia, puesto que su padre Juan  Carlos y su abuelo Florindo Lamelza también desarrollaron este noble oficio.
Desde la carpintería ubicada en Francia 376, Lucas y Juan Carlos hacen trabajos de obra y amoblamientos.
En diálogo con Democracia, Lucas manifestó que su abuelo había comenzado con la carpintería en Buenos Aires, donde vivía con su familia, luego se trasladó a Junín y siguió trabajando hasta 1986, cuando falleció a los 78 años.


“La carpintería está actualmente ubicada en Francia 376, entre Paraguay y Chile, en el fondo del terrero que ocupa también la vivienda familiar. Hacemos todo lo que es carpintería artesanal. Seguimos con la vieja carpintería de obra, como son las escaleras, el revestimiento de escaleras, frentes de casas, aberturas, puertas placas, amoblamientos y reparaciones de muebles en general”, explicó.
Según lo expuesto, los trabajos más comunes que hacen los Lamelza son amoblamientos y aberturas (puertas de frente, placas, interiores), todo a medida o estándar, según el caso.
Lucas destacó que el oficio lo aprendió de su padre, quien lo guió y sigue guiando en la profesión.


“Con el paso del tiempo y la evolución de las tecnologías se implementan nuevas maquinarias pero las antiguas siguen estando porque se siguen usando. Lo que hice fue comprar algunas máquinas que agilizan el trabajo con nuevas tecnologías. Las máquinas antiguas las conservo porque para hacer trabajos específicos, hasta el día de hoy no hay cómo zafar”, aseguró.
Para Lucas, ser carpintero es la profesión más noble que existe y agradece a su padre que le haya transmitido este conocimiento, y a su abuelo, quien hizo lo mismo con su padre. “Nunca me sentí tan conforme con nada como con esta profesión. Mi padre tiene 75 años y yo, 39, empecé a los 15 años a trabajar con él. Por eso digo que él me enseñó todo en este oficio”, señaló.

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