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El área de Salud Mental del Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Abraham Piñeyro” es uno de los centros sanitarios al que se puede acudir para pedir ayuda.
CIFRAS PREOCUPANTES

El año pasado hubo más suicidios que muertos en accidentes en Junín

Se produjeron, al menos, 26 casos en 2019, más del doble de las once víctimas del tránsito, lo que da cuenta de la magnitud del asunto. Además, la tasa en nuestra ciudad es más alta que la media nacional. Los jóvenes y adolescentes configuran el grupo etario más afectado por este tema. Remarcan la importancia del diálogo y la escucha para prevenir. Del municipio informan que están haciendo abordajes con charlas y talleres.

Lo sucedido el año pasado con los suicidios en nuestra ciudad resulta un tema de preocupación. Es que los, al menos, 26 casos que se produjeron en el ámbito local representan un promedio mucho más alto de lo que sucede en el país. Según las cifras del ministerio de Salud, en 2011 –la última estadística consolidada por la cartera– esa tasa era de 7,3 cada cien mil habitantes. No obstante, las estadísticas más actualizadas ubican ese índice en torno al 9 o 10 por cien mil.
Y aun cuando se tomaran otros estudios, como el informe de Estadísticas Mundiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2017, que ubicaba a la Argentina con una tasa de suicidios de 14,2 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que ocurrió en Junín en torno a este tema durante 2019 sigue estando muy por encima de ese valor.
Es cierto que no hay una escala comparativa con años anteriores que permita establecer si esa cifra fue excepcional, si forma parte de una curva o si hay alguna regularidad.
El concejal del Frente de Todos, José Bruzzone, ya había hecho una investigación de manera artesanal entre los años 2003 y 2004 en la que había establecido que la tasa estaba bastante por encima que la media del país. A partir de la recurrencia de hechos, el edil kirchnerista hizo una tarea similar durante el año pasado: “Efectivamente, constaté que el número fue inusitadamente alto en 2019. A partir de ahí hice comparaciones con el promedio nacional y con otros datos que fui buscando –la verdad es que la información de ese tipo es de muy difícil acceso– y encontré que estábamos en una tasa que triplicaba la media nacional”.
Con todo, Bruzzone aclara que “el tema del número es delicado, porque lo que se intenta no es escandalizar, sino concientizar acerca de cuál es el margen de maniobra para bajar esa tasa y, fundamentalmente, para contener al entorno que queda afectado por estos hechos”.

Adolescentes y jóvenes
En el mismo sentido, la médica especialista en psiquiatría Gabriela Martínez, una de las referentes del Centro de Salud Mental del municipio, señala que, más allá de los números, este “es un tema de preocupación, sobre todo en salud pública, porque la tasa de suicidios es alta, sobre todo en adolescentes, aunque también en adultos”. No obstante, remarca que “la idea no es dar una alerta que hiperreactive a la población”. Y agrega: “Lo importante es la escucha, sobre todo cuando vemos a una persona que se siente sola, que deja de tener proyectos, que se aísla, que empieza a consumir sustancias”.
Los adolescentes y jóvenes configuran el grupo etario que se ve más afectado por este tema. El sitio Chequeado realizó un informe que señala que en los últimos 15 años se produjo un crecimiento gradual y sostenido de la tasa de suicidios en jóvenes de 15 a 24 años. Y un informe de Unicef presentado el año pasado establece que el suicidio adolescente en el país, donde esta segunda causa de muerte entre los 10 y 19 años se triplicó en tres décadas.
La doctora Martínez sostiene que “los adultos deben saber cómo y con quién se vinculan los chicos en las redes, que es la nueva forma de relacionarse”. Según su análisis, “se ha perdido la comunicación cara a cara y es difícil controlar lo que se hace, siempre hablando de control en términos de cuidado de lo que se hace, desde lo afectivo, no como un régimen estricto”.
Y en ese marco, la médica advierte que son los adultos los que deben acercarse, buscar el diálogo con los chicos, escucharlos y explicarles lo que puede pasar: “Lo importante es la comunicación, la clave es saber que siempre hay esperanzas, por eso hay que hablar y es central la escucha del familiar o la persona cercana”.
En ese marco, Martínez subraya que desde el municipio se generaron proyectos de trabajo conjunto con Educación, con charlas sobre bullying, ciberbullying, grooming, consumo de sustancias, adicciones, violencias, que son comportamientos que pueden llegar a derivar en una determinación de este tipo.

Tema tabú
Dado este escenario, Bruzzone considera que es muy poca la importancia que se le está dando al asunto, “porque es un tema muy tabú”. Esto, según su opinión, se da “por diversas causas, inclusive por sugerencias de organizaciones de salud, se recomienda que haya muchísima cautela para evitar efectos de imitación”.
Lo cierto es que, mientras tanto, en Junín el año pasado la cantidad de suicidios superó ampliamente a la de víctimas fatales por accidentes de tránsito, que sumaron once en 2019. Y así como se invierte tiempo, dinero y recursos en acciones sobre la educación vial –tema que por supuesto es de enorme importancia– no se advierte un tratamiento similar a una problemática como la que se está abordando aquí, que el año pasado costó más vidas.
“Tal vez porque no haya un norte o una teoría que ordene qué hacer sobre eso –analiza Bruzzone–, hace tiempo que estoy buscando información y líneas de acción sobre esto, y no he encontrado mucho más que alguna línea de teléfono que busque llegar a tiempo sobre algunos casos muy puntuales que se desactivan a último momento”.

Martínez, en cambio, considera que sí se le está dando importancia a la cuestión: “Hubo reuniones sobre la Ley de Prevención de Suicidios del año 2015, en las que yo participé. Se está abordando el tema y hay charlas proyectadas para este año. El equipo de Salud Mental tiene un proyecto para trabajar este año sobre calidad de vida, hábitos saludables y siempre se ofrecen a los colegios propuestas para desarrollar bajo la modalidad de taller. A partir de ahí surgen ciertas demandas en lo individual que son abordadas en el Centro de Salud Mental de la calle Lavalle, o se descentraliza la atención”.
Por su parte, el secretario de Seguridad de Chacabuco, comisario general (R) Marcelo Loyola, asegura que “el suicidio es algo que debe preocuparnos y es algo de lo que debemos ocuparnos”.
Loyola, que realizó un trabajo sobre prevención de suicidio que fue distinguido en 2016 por la OMS y la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, afirma que este es un proceso multicausal: “No hay una sola causa que pueda conducir al suicidio. No podemos dejar de tener en cuenta situaciones conducentes como las adicciones, la violencia familiar, la violencia de género, el bullying. Es muy importante estar atento a las señales de distintas personas cuando cambian determinadas actitudes, desde el seno familiar, desde el grupo de amigos, desde las instituciones que frecuentan”.

Señales
La complejidad de esta problemática hace que, en ocasiones, sea difícil prevenir conductas autodestructivas. “Acá no hay un laboratorio o una resonancia que indique un síntoma que permita detectar una patología”, ejemplifica la doctora Martínez. Y añade: “Las conductas suicidas tienen mucho que ver con la depresión y con el consumo de sustancias, con el alcohol en el primer puesto”.
Algunas señales terminan siendo claves al momento de poder prevenir estos episodios. El comisario Loyola, quien también participa activamente como colaborador de la Red Argentina de Suicidología, considera que “los establecimientos educativos tienen un papel fundamental y es importante que, ante situaciones que puedan detectar, acudan de inmediato a personal médico o áreas de salud mental”. Y recalca: “Este es un tema muy serio, hay que abordarlo de un modo eficaz, desde el Estado, con profesionales médicos, especialistas y con instituciones. No podemos dudar, hay que actuar rápido para que las consecuencias no sean fatales. Es muy importante estar atento a las señales, analizar las situaciones y proceder en consecuencia”.
Los lugares para hacer consultas por estos temas en nuestra ciudad son: el área de Salud Mental del Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Abraham Piñeyro”, el Centro de Salud Mental municipal (Lavalle 929), los Centros de Atención Primaria de la Salud. Inclusive, la persona que pueda pagar algún arancel, puede acercarse a consultar al Colegio de Psicólogos.

Factores sociales
Más allá de cuestiones personales de cada caso, el suicidio también se estudia de acuerdo a factores sociales. Así lo observa Bruzzone: “Soy un convencido de que hay causas en este tema que tienen que ver con lo social, entonces, un año complejo, como fue 2019, puede empujar la tasa hacia arriba”.
Bruzzone es sociólogo y recuerda que un estudio pionero en este tema fue “El suicidio”, una de las más importantes obras del sociólogo francés Émile Durkheim, del año 1897. En ese estudio Durkheim encontró que, en determinada población, hay una tasa constante a lo largo de un período, lo que le permite descartar causas individuales. “Si un determinado grupo social entrega cada año al mismo sacrificio una cantidad constante de víctimas, quiere decir que el fenómeno es social, que la causa es grupal y no se trata de algo individual, sino que la gente que toma esa decisión es, en definitiva, el portador de una fuerza que es social. Ese es mi enfoque. Un psicólogo, por ejemplo, se enfocará más en el cuadro de situación del sujeto en ese momento, lo cual es un camino absolutamente válido y complementario del que yo hago”.
Según su mirada, “el ser humano occidental hoy vive con una sobreexigencia preocupante, no solo en lo laboral, en lo productivo, en lo financiero, inclusive hasta en lo afectivo”. Es decir que se le exige ser exitoso, no solo en lo económico, sino en el plano de la felicidad: “Se está imputando al sujeto toda la carga del éxito o el fracaso, y encima son teorías que se autovalidan, es decir, ‘si no sos feliz, es porque no estás haciendo las cosas bien’, lo que se demostraría con ese resultado de no alcanzar la felicidad, lo cual es una tautología que termina culpabilizando al propio sujeto. Eso lo están estudiando diferentes filósofos, sociólogos contemporáneos. El psicoanalista argentino Jorge Alemán habla de que el sujeto ha devenido en ‘el empresario de sí mismo’ puesto que, a partir de esa autoexigencia de la posmodernidad, ya no necesita ser explotado externamente. Se ha internalizado esa exigencia, es uno el que siente que tiene que dar más de lo que puede, muchas veces. Y eso, dentro de un modelo que es exitoso solamente para algunos, porque en las grandes mayorías no se alcanza el éxito esperado y eso provoca una profunda frustración”.

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